15: Dulce

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Debra volvió a sentirse como una adolescente mientras se preparaba para la cena con Tim y Amanda.

Si bien no era una cita (Tim lo había dejado muy en claro), desde la universidad no se arreglaba para salir con unos amigos a divertirse.

Era en cosas pequeñas como esas, que se daba cuenta de lo dañino que había sido su matrimonio, y no podía pensar cómo lo había soportado por ocho años.

—¡Kaate! ¿Sabes dónde está la caja con mi maquillaje y perfumes? —preguntó a su hija.

—¡Aquí en mi habitación! —respondió la niña.

Aunque ya habían desempacado la mayoría de sus cosas, aún quedaban unas pocas cajas menos importantes en los rincones. Debra no solía maquillarse ni usar perfume, por lo que hasta entonces no se había tomado la tarea de buscarles sitio en su nuevo hogar.

Entró al dormitorio de Kate, quien le puso pausa al juego de su DS cuando la vio entrar.

—¿Por qué te arreglas tanto, mamá? —preguntó la niña.

—Ya te dije que voy a salir con unos amigos, Kate.

—Sí, pero... cuando sales nunca te arreglas tanto, ni llevas perfume.

Debra roció en sus muñecas un poco de perfume de una botella casi completa, y lo distribuyó por su cuello y brazos.

—Bueno, no hay nada de malo en hacer cosas nuevas, ¿no crees? —respondió ella.

—Si quieres hacer cosas nuevas, ¿qué tal si...?

—No te vas a quedar sola, Katherine —sentenció Debra.

—¡Pero mamá!

—No, no, no. La señora Hudson viene desde su casa a cuidarte. Y ya le pagué, así que cambia esa cara.

La niña gruñó y continuó con su juego, no sin antes sacarle la lengua cuando salió de su cuarto. Debra hizo la que no vio nada, pero se cercioraría de dejarle a la señora Hudson el televisor encendido en el canal de telenovelas. Kate se lo pasaría en grande.

Dentro de todo, Debra sentía una punzada de nervios por esa noche. A pesar de que estarían Amanda y su prometido, sería tiempo que pasaría con Tim después del incidente con Marlon.

El encuentro en la papelería no contaba, casi todo el tiempo se la pasó hablando con Amanda, mientras que él apenas le habló. ¿Se arrepentía de lo que había hecho? ¿Quería alejarse, después de lo que pasó?

Pero de ser así, no la hubiese invitado a una cena en su departamento. Sin embargo... la idea fue de Amanda, no de Tim. Él estaba incómodo, sin saber a dónde mirar, sin poder mirarla a ella...

Debra negó con la cabeza. No podía concentrarse en eso ahora. Fuera como fuese, sus dudas se disiparían esa noche.

***

—¡¿Cómo que no vienes?! —inquirió Tim, presa del pánico.

—Lo siento, pero olvidé que Quentin y yo teníamos cosas que hacer —dijo Amanda. A través del teléfono, Tim podía oler la mentira—. Tú sabes, cosas de bodas...

—¿Crees que no sé lo que intentas?

—¿Intentar? No sé de qué hablas. En serio quería que Quentin conociera a Debra. Oh, espera... ya se conocen, olvidé que tú y él me lo ocultaron descaradamente.

—Amanda... —Si se pudiera estrangular por teléfono, Tim estaría a punto de asesinar a su amiga.

—Espero que hayas cocinado algo delicioso. Mándale saludos a Debra —se despidió Amanda, para luego colgar antes de que Tim la insultara.

Amor y Wasabi [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora