31: Wasabi

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Si la vida era como la cocina, el amor era como el wasabi. Podía ser nuevo y emocionante al principio, pero cuando te pasabas de la raya se convertía en una experiencia terriblemente dolorosa.

Ese era el dolor que Tim sufría en ese momento, mientras veía a Debra abandonar la sala. 

Quería ir tras ella, explicarle lo que había sucedido. Pero una fuerza más poderosa que sus buenas intenciones lo mantuvo allí. 

—¿A dónde crees que vas? —le espetó Amanda, cerrándole el paso—. ¡No te vas a ir de aquí hasta que me expliques qué mierda está pasando!

—Yo...

¿Qué podía decir? Él tampoco tenía la menor idea de lo que ocurría. Lo último que recordaba era haberse dormido en la cama junto a una noqueada Naoko. Pero esas marcas en su cara y torso indicaban que algo más había pasado...

—Solo estuvimos cocinando —intervino Naoko, por primera vez. Había estado de bajo perfil mientras Amanda le gritaba—. Después bebimos y me pasé un poco de tragos. Kobayashi-san fue muy amable en dejarme dormir aquí. 

—¿La invitaste a beber? ¿Es en serio? —lo interrogó su amiga. 

Era obvio que intentaba ignorar la presencia de Naoko. Y no había nada que molestara más a esta última que ser ignorada. 

—Así es, era su turno de invitar. La última vez la pasamos muy bien... 

—¿Cuándo fue eso? —preguntó de repente Amanda, encarando a Naoko. 

—Mmm, fue un martes, hace como tres semanas —hizo memoria la chef. 

Amanda siempre había tenido una excelente memoria, así como una gran habilidad para atar cabos. No tardó ni tres segundos en descubrir que esa había sido la verdadera razón por la que Tim faltó a la prueba de su vestido. Y al ver el rostro de su amiga, supo que estaba acabado. 

—Naoko, será mejor que te vayas —masculló él con frialdad. 

No debió confiar en ella, nunca. Se regodeaba de que ya no era el mismo niño estúpido de la escuela de cocina, pero allí estaba, cayendo en las trampas de Naoko una vez más. 

—Gracias por todo, Tim. Nos vemos en las semis. 

Y dicho esto, Naoko salió de su departamento, más divertida que nunca.

—¿Es cierto? —susurró Amanda—. ¿Lo que dijo esa...?

No pudo seguir hablando. La rabia, la incredulidad y la traición que sentía no la dejaron.

—Mandy, lo olvidé por completo, nunca quise...

Trató de tomarle un hombro, pero ella se apartó.

—¡No, no! Nada de Mandy —lo cortó—. Yo siempre estuve allí para ti, Tim. Siempre. Pero ahora que tienes a dos mujeres babeando por ti, es obvio que ya no me necesitas, ¿verdad?

—No digas eso, por favor...

—¿Sabes qué? —lo interrumpió otra vez, con la voz quebrada—. Mejor no vayas a la boda. No quiero... nada de ti.

Hubiese sido mejor que gritara, que lo insultara de todas las formas posibles, que destrozara su apartamento... cualquier cosa antes de verla llorar. 

Ni siquiera salió con un portazo. No. Cerro la puerta con delicadeza, sin dedicarle una última mirada. Y después de mucho tiempo, Tim volvió a sentirse completamente solo.

***

A medida que los días transcurrían, el corazón de Tim se sentía más vacío. 

Amor y Wasabi [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora