Capitulo 10

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El sol brillaba intensamente sobre la aldea de la Arena, iluminando cada rincón con su luz dorada. Era un día radiante, uno de esos días en los que el cielo parecía sonreír y la brisa suave acariciaba las calles polvorientas. En la oficina del Kazekage, Gaara estaba sentado detrás de su escritorio, revisando documentos con la misma seriedad que siempre lo caracterizaba. Sin embargo, hoy había algo diferente en su mirada; una chispa de alegría iluminaba sus ojos, un brillo que solo se podía explicar por la emoción que lo invadía. Hoy era un día especial: su hijo, el pequeño Isamu, daría sus primeros pasos.

Naruko, su esposa y compañera entró en la oficina con una sonrisa radiante que iluminó aún más el ambiente. Llevaba al pequeño pelinegro en brazos, envuelto en una manta suave que parecía un abrazo cálido.

-¡Gaara! ¡Es hora-tebayyo, ven ven ! - exclamó, su voz llena de emoción y energía. Gaara levantó la vista, dejando de lado los papeles que había estado revisando.

-¿Estás lista para que lo vea dar sus primeros pasos?- preguntó, su tono más suave de lo habitual, como si cada palabra estuviera impregnada de amor.

-Que preguntas haces-ttebayo, he estado esperando este momento desde que nació-ttebayo- respondió Naruko, acercándose a su esposo con una mirada que reflejaba la felicidad que sentía.

-No puedo creer que ya haya pasado un año.- Menciono algo deprimido el pelirrojo

Isamu, con sus grandes ojos curiosos y llenos de vida, miraba a su padre, como si supiera que algo importante estaba a punto de suceder. Gaara sintió una oleada de ternura al ver la pequeña sonrisa en el rostro de su hijo, una sonrisa que parecía iluminar su mundo.


- Vamos a hacerlo - dijo Gaara, levantándose de su silla con una determinación que solo un padre puede sentir en momentos como este. Ambos se dirigieron al centro de la oficina, donde habían preparado un pequeño espacio para la ocasión. Naruko colocó al niño en el suelo, y el pequeño comenzó a gatear hacia su madre, moviendo sus manitas con entusiasmo.

- ¡Vamos, Isamu-tebayyo! ¡Ven con mamá patito! - animó Naruko, agachándose y extendiendo los brazos hacia él, su voz llena de aliento y amor. Gaara observaba con una mezcla de orgullo y nerviosismo, sintiendo que cada pequeño movimiento de su hijo era un paso hacia un futuro brillante.

Isamu, con su energía contagiosa, se detuvo un momento, miró a su madre y luego a su padre, como si estuviera sopesando sus opciones. La sala estaba llena de una atmósfera mágica, un momento que parecía suspendido en el tiempo. Finalmente, con un pequeño impulso, el niño se levantó sobre sus rodillas, sus ojos brillando con determinación.

- Eso es, Isamu! ¡Tú puedes hacerlo-ttebayoo!- exclamó Naruko, su voz resonando con entusiasmo. Gaara sintió que su corazón latía más rápido, cada latido resonando con la esperanza y el amor que sentía por su familia.

Con un pequeño tambaleo, Isamu dio su primer paso, un paso titubeante pero lleno de valentía. Gaara contuvo la respiración, y en ese instante, todo el peso de sus responsabilidades como Kazekage se desvaneció. Solo existía el momento, la alegría pura de ver a su hijo crecer.

-Lo hizo! ¡Lo hizo! - gritó Naruko, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad. Gaara no pudo evitar sonreír, una sonrisa genuina que iluminó su rostro.- Eres increíble, Isamu, igual que mama-tebayyo- murmuró, sintiendo que su corazón se llenaba de amor.

El pequeño, animado por los aplausos y las risas de sus padres, dio otro paso, y luego otro más. Cada paso era un pequeño triunfo, un recordatorio de que la vida estaba llena de momentos preciosos que valían la pena celebrar.

愛 | GaaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora