III

3.1K 73 6
                                    


A la mierrrrrda! Nunca me pongo nerviosa pero este tipo y su aura de "me siento un Dios griego imponente",  "estoy para que me coman" me ponen y no precisamente cachonda, aunque si lo pensamos así., también... pero en fin, sumémosle que estoy en ropa interior y que claramente para conversar no estoy aquí.

—Hola —dice el extraño mientras me observa. Tiene un acento marcado y su voz es fuerte, erótico —¿no te vas a presentar? — me pregunta alzando una ceja y yo repito su acción.

—Mi nombre es Merlín, soy la chica que.. la que.. estoy aquí porque... —balbuceo tontamente y nerviosa porque no sé cómo diablos decir que vine para tener sexo con el y que me pague.

Cómo diablos es que un hombre que se ve tan bien debe pegarle a una funala doña nadie como yo, para tener sexo. De por Dios! Si tipo debería tener tías de sobra para follarlas. Es más, yo le pagaría para que me folle, si tuviera dinero, claro... —Estoy aquí porque prescinde de mis servicios.

Trágame tierra y escúpeme en alguna playa paradisíaca que no sea aquí ni ahora.

—Lo sé — dice únicamente cortando de tajo mis divagos mentales— quítate todo lo que llevas puesto y acuéstate.

Siento como mi estómago y todo lo que se llama tripa, se revuelven con todo el alcohol que tomé en segundos y solo me llega un pensamiento: que no me dé diarrea.

Con "todo" se refiere a las únicas dos pequeñas y sexys piezas de encaje que traigo puestas.

Hago lo que me pide quedando completamente desnuda ante el, quien va vestido completamente de traje y corbata, zapatos caros que en mi vida podría pagar y un maletín que hasta ahora no había notado que traía, el cual deja a un lado cuando se acerca a mi y siento como mi interior se retuerce.

Oh Dios, que no me de diarrea.

¿En realidad esto va a pasar? ¿En verdad me acostaré con un tipo al que ni conozco? ¿Realmente tendré sexo por dinero? ¿Si se entera mi madre, que pensará de mi?

No puedo negar en que si me pone, porque seamos sinceros, ¿a quién en su sano juicio erótico y sexual no le pondría este tipo?

Abro mis piernas completamente pese a que la timidez embarga mi cuerpo, el, quien me observa desde arriba se posa sobre mi y mete su cabeza entre mis piernas, tumbándome por completo sobre el colchón y yo, sin saber cómo sentirme, me dejo llevar por el placer que me embarga al sentir su lengua jugar y darle toquecitos a mi clítoris.

Gimo.

Con su boca hace cosas increíbles que me suben y bajan como una montaña rusa, agradecida con el de arriba de que este tipo no haya sido un viejo vegetal con el que me tendría que acostar, ya que eso dificultaría mucho las cosas. Aparto de mis pensamientos de la imagen de un viejo decrépito, arrugado y desnudo queriendo tener sexo conmigo y me centro en aquello tan rico que está sucediendo entre mis piernas. mete dos dedos dentro de mi y bombea a un ritmo delicioso e increíble en mi interior, mientras introduce un tercer dedo al punto de llevarme a la cima, pero de pronto se aparta de mi y mis partes de chica se quejan por ello.

Sintiéndome avergonzada de rendirme completamente así de fácil y rápido ante un desconocido, me sonrojo pero no me da chance a pensar nada más ya que me ordena bajarme de la cama.

—Desvísteme—, autoritario y cedo ante su petición, hago lo que me pide, tardando un poco ya que soy algo inexperta, y no en el sexo señores, si en el sexo soy toda una diosa apoteósica, hablo del traje, en mi vida nunca había quitado un traje o alguna corbata. Termino de deshacerme de esas infernales prendas con su ayuda y me quedo frente a él mientras que se quita la única prenda que queda en su cuerpo, unos finos y suaves bóxers negros y libera su miembro, el cual es inevitable no observar. Oh Dios! Eso va a entrar en mi. Paso la lengua por mis labios ante su atenta mirada.

Sus ojos grises se encuentran cargados de deseo, rasgo que me da un poco más de confianza ante el, me desea.

– Arrodíllate

Me arrodillo frente a él y deposita su miembro en mi boca y lo chupo. Lo chupo hasta que siento como llega a mi garganta y lo alejo al sentir una arcada al sentirlo llegar muy profundo, le masajeo y sostengo con mi mano mientras hago mi trabajo. El, por su parte, me toma del cabello, lo hala e introduce más su miembro en mi boca, lo saca en un vaivén rápido, tosco y fuerte hasta que mirándome a los ojos se corre en mi boca y yo trago ante su atenta mirada. Mis ojos están repletos en lágrimas por el esfuerzo y los limpio.

Él levanta mi cuerpo sosteniéndome de las axilas y me acuesta nuevamente sobre la cama, lame mis pechos y baja una de sus manos a mi punto más sensible, tocándome otra vez ahí, encendiéndome cada vez más y otra vez cuando justo estoy al borde del orgasmo, se va. Se quita de encima de mi, dejándome completamente excitada sobre la cama ansiando su toque y para qué mentir, que se introduzca en mi de una vez por todas, pero no, se aleja metiéndose al baño y largos minutos después sale, imponente, vistiendo un nuevo traje perfectamente planchado y arreglado, pasando de mi como si no estuviésemos en la habitación o como si minutos atrás no estábamos a punto de tener sexo.

Yo, que todo este tiempo he permanecido en la misma posición con mi corazón latiendo a cien mil revoluciones por minuto, le escucho decir:

—en 15 minutos, te espero abajo. vístete únicamente con lo que está en el tocador y trae en tu bolso el bañador—dicho esto sale de la habitación cerrando la puerta de tras de sí, dejándome con una revolución de hormonas chimpancés recorriendo mi cuerpo a toda velocidad.

Ya en el cuarto de baño observo mi reflejo, mis mejillas están en llamas y mi cabeza hecha una maraña de pelos. Minutos después, estoy dándome una última mirada en el espejo, comprobando que todo esté en orden y bajo. Me bañé y vestí simplemente con la única prenda que estaba en el tocador, un vestido rojo corto de espalda abierta, este también es de satén. Es sexy, fresco y tal como él pidió, vistiendo únicamente el vestido, no llevo puesta ropa interior ya que el puntualizó que vistiera únicamente lo que estuviera allí. No tuve mucho tiempo para maquillarme de forma elaborada, así que solo volví a aplicarme un poco de maquillaje correctivo e iluminador. Guardo el bañador en mi bolso.

–Sígueme – Aparece delante de mí cuando se abren las puertas del ascensor y hago lo pedido, caminando por el hotel por diferentes y poco transitadas áreas, hasta llegar a un baño.

Espera ¿un baño?

El amigo de un amigo (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora