II

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Salgo al inmenso balcón, desde aquí observo las hermosas vistas a la playa y piscinas enormes. Me paseo por el lugar buscando alguna presencia del sujeto pero no está, así que me dispongo a cambiarme de vestimenta. El amigo de mike, con quien me he estado comunicando todo este tiempo, me informó que el tipo con el que me estaré acostando tiene mucho dinero, tipo el cual aún no me han dado un jodido nombre porque este sujeto es tan jodido que le encanta estar en el anonimato con todo esto.

Por lo único que no me preocupo es de que sea un asesino, ya que el amigo de Mike me ha asegurado de no serlo, a parte de que ningún asesino serial me pondría a firmar un contrato de que todo será privado, que no haré pública ninguna información sexualmente de él ni nada relacionado a lo que haremos, además de que hizo también, enviarme a hacerme pruebas de ets, embarazo y otras muchas más, enviarle mis resultados y el hacerse también todo eso y enviarme los suyos. Dar mi consentimiento firmado de que él podrá tener relaciones sexuales con o sin preservativos conmigo cuantas veces y como él lo desee. Así que no, no creo que un asesino a suelto quisiera tener tanta información de mi y que yo tuviera un contrato que me respaldara de él.

Respiro.

Ya vestida con una de toda la lencería que compré para estos días en los que me pasaré aquí, coloco una bata por encima y me siento en la cama. El amigo mediador me dijo que él solicitó expresamente que quería que estuviera en prendas de encaje negro, por lo cual, envió una cantidad extra de dinero para que comprara lo que solicitó ponerme.

Casi una hora después sentada aquí mientras le espero, me desespero y voy a la mesa donde vi cosas deliciosas y que no me atreví a tocar cuando llegué pero que ahora tan cerca de mi y tanto tiempo en la misma habitación, no puedo evitar tomar tres de los bocadillos y sentarme en uno de los sillones a degustarlos. Subo los pies en el de enfrente y me sirvo un poco de vino, cuando siento una mano posarse en mi hombro haciéndome derramar un poco de vino encima mío y uno de los bocadillos cae estrepitosamente en la mesa, manchando un bonito y fino mantel el cual le recubría.

–A la mierda –digo dando un respingo del susto.

Me cubro el cuerpo lo más que puedo con mis manos y me encuentro con la mirada cargada de disculpa del mismo chico que me guió hasta la habitación. quisiera pedirle la explicación del por qué entro aquí sin pedir permiso o siquiera tocar, pero lo evito, lo más seguro es qué directamente lo haya enviado y no le ha quedado de otra.

–mis disculpas señorita, estuve tocando y como no respondía recibí la orden de entrar para notificarle que le estarán esperando en el bar dentro de 20 minutos– y ahí queda mi respuesta a lo que no me animé a preguntar.

Mira a un punto inexacto de la habitación con las mejillas sonrojabas por la vestimenta que cargo puesta, yo por mi parte intento cubrirme un poco más antes de responderle.

—Muchas gracias, ahí estaré. La próxima vez si entra, llame desde la puerta por favor

El chico asiente y se marcha, luego de asegurarme de cerrar la puerta con doble pestillo, me dispongo a vestirme. Me doy rápido baño y con un ajustado y escotado vestido blanco de tirantes finos, satinado, unas zapatillas altas para que mi pequeño cuerpo se vea más esbelto, el pelo suelto y un bonito maquillaje sutil, bajo al bar y no sé a donde diablos ir porque no sé con quien diablos me voy a encontrar o cual mesa sentarme. Quisiera preguntarle a alguien, llamarle al amigo de Mike o algo, pero he dejado mi móvil en el cuarto y no me apetece preguntarle a algún camarero cual idiota despistada, así que me siento en la barra a esperarlo mientras pido algún trago al azar y le doy un par de sorbos. Con seguridad, guardando toda pizca de nerviosismo de mi parte, le doy un vistazo al bar, el cual se encuentra repleto de gente las cuales en su mayoría van acompañadas de segundas personas 

El barman me hace un par de cumplidos al verme en este lugar completamente sola y los coqueteos cada qué pasa por mi lado no se hacen de esperar, pero simplemente le ignoro y prosigo con la tarea de esperar a mi acompañante.

Es bar es mas bien tipo restaurante y me sorprendo al ver a un par de rostros que quizás haya visto en una que otra revista pero aquello no me hace amedrentar en mi lugar, al contrario, aumento un poco más mi seguridad en mi asiento y acomodo un poco mi cabello sobre mis hombros con elegancia cuando me encuentro con un hombre de imponentes ojos grises mirándome desde el otro lado del lugar. Es fuerte, de mirada incitadora, tal cual león hambriento que incita a darle de comer.

Pasea suavemente su lengua por sus labios en un gesto rápido y erótico mientras mira mis piernas y mantiene sus manos debajo de su barbilla, gestos que me hacen removerme incomoda en mi lugar.

Salgo de mi estupefacción erótica-sexual al recordar las razones por las que estoy aquí, y que precisamente no  las son coquetear con un desconocido caliente y sexy.

Así que luego de tres bebidas de las que no me sé el nombre, me doy la tarea de preguntar la hora y al enterarme de qué he pasado más de dos horas y media aquí esperando, me dispongo a marcharme al cuarto del hotel. Miro al lugar donde anteriormente estaba el hombre pero ya no está.

Pienso en el que estuve esperando y me parece poco ético y de mala educación que me enviara a esperarle y me haya dejado plantada ¡Vaya modales! ¿Pero quién se cree? ¿O bueno, quién me creo yo? ¿Qué esperaba, que saliera a mi encuentro con un ramo de rosas y a caballo?

No, pero que al menos si tuviera un poquito de educación y puntualidad. Pero vaya de que me quejo, si mejor para mi que ya ha pasado prácticamente el primer día y ni siquiera el visto al don juan aquel.

Subo al ascensor con mi trago casi vacío en mano y me dirijo nuevamente al cuarto pensando en pedirme otra bebida de esas dulces que tomé a recomendación, para cuando esté en la habitación. Ya en ella, me quito las zapatillas en la entrada y dejo mi pequeño bolso en uno de los sofás, tomando mi celular de la mesa al momento que siento como me tocan nuevamente el hombro pegándome un tremendo susto y así, golpeando en alguna parte del cuerpo a dicha persona.

—jod.. —comienzo a decir pensando en qué será otra vez el mismo chico que me sorprendió anteriormente en la habitación este aquí con alguna otra noticia del pedante plantón pero no termino de decir la palabra cuando me callo abruptamente al ver a un imponente hombre rubio e impresionantes ojos grises frente a mi, el mismo de hace rato.

Uh, sustos que dan gusto.

Ahora que está más cerca a mi puedo ver su piel blanca pero bronceada, que es bastante alto y un poco musculoso. Con destreza me incorporo y pese a mi nerviosismo le saludo —Ho.. hola —digo casi sin voz.

–Hola – dice observándome con sus ingeniosos ojos grises. Su rostro es serio pero no tosco, tiene una mirada llamativa, intensa. Es atractivo y aunque no logro descifrar el origen étnico de sus rasgos, se que no somos del mismo país.

Una maravilla hecho hombre.

Y así, damas y caballeros, fue como mis bragas se humedecieron con una mirada y un hola con el marcado acento de un chico al que nunca había visto en mi vida, más que cinco minutos atrás luego de una larga y caliente mirada retadora, destacando que esta para comérselo.

Ojo, eh.

El amigo de un amigo (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora