XX

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Salgo de casa con Heil en su coche y camino al parque, es sábado y he decidido tomarlo sólo para nosotras. En el parque Heil juega con los demás niños y juguetes, me encanta verla tan feliz.

Observo nuestro alrededor, mi vista cayendo en un coche negro de ventanas polarizadas, hace unos días que lo he comenzado a ver seguido, exactamente una semana, pero no me he tomado la molestia de preguntarme sobre ello. Quizás solo sea alguna casualidad o, a fin de cuentas, ni sea el mismo coche.

Horas después nos encontramos comiendo helado en uno de los tantos bancos del parque, buscó entre mis cosas servilletas para limpiar las manos de Heil. Esta se baja del banco en ese momento y comienza a corretear por el lugar.

—Heil, no te alejes, por favor.—Le digo al momento en que saco las servilletas, pero esta sigue correteando a más no poder.

Voy tras ella, ya podría ser peligroso, el parque está rodeado de calles muy transitadas y cualquier persona podría chocarle.

Heil tropieza y en ese instante pasa un chico en una moto, la esquiva pero va hacia mi e impacta conmigo, haciéndome caer al suelo y sentir un tremendo dolor en mi muñeca y cabeza.

Intento levantarme pero al apoyar mi mano en el pavimento caigo. El chico de la moto toma a Heil de la mano y la acerca a mi, acto de seguido me ayuda a levantar. No se ha hecho ningún daño, pero su moto se ha rozado un poco con el pavimento y la pintura se ha dañado un poco.

—Hey, tranquila. Siéntate—me indica cuando intento levantarme nuevamente. —disculpa, intentaba esquivar a la bebé y no noté que ibas tras ella. ¿Estás bien?

—Si, tranquilo. Solo me duele mucho la mano.—le indico.

Al mirarla , noto como se va inflamando y tomar un color rosa púrpura poco a poco.

—Eso no está bien, debes ir a qué te chequeen esto. Vamos, te llevaré.

—No, tranquilo. Puedo ir por mi cuenta, a unas cuadras hay una clínica, iré a que me revisen.—le aseguro.

—Igual, te acompaño.

—Está bien, iré a por mis cosas —Le señalo el banco en el que antes había estado. Camino tomando a Heil de la mano con la que no me duele.

*******

Ya en la clínica, luego de varias placas, me ponen una férula en la muñeca hasta casi el codo. Según los doctores sufrí una pequeña fractura, nada grave pero tendré esto en mi brazo por un tiempo.

Le aseguro al chico, quien se quedó nosotras en todo momento, que no hay problema y que no debe preocupe, sé que fue un accidente y nadie es culpable de ello, así que en la entrada de la clínica me despido de él y nos adentramos al taxi, luego de asegurarme de que subieran el cochecito de Heil.

Mi pequeña hija observa mi brazo enyesado con curiosidad y lo toca suavemente. Le indico que es algo que me duele y ella frunce su ceño, siempre ha sido muy perceptiva respecto hacia mi.

—Solo me duele un poco, pero mami es fuerte.—le digo tocando su cabello.

—Mami fete—dice Heil mientras recuesta su cabecita en mis piernas.

Luego de un corto camino, ya en casa, subo muy complicada las escaleras, cierro la puerta y me adentro a la cocina. El coche lo dejo en la puerta de entrada, Heil sigue mis pasos y le pongo en sus manos un pequeño vaso con agua para que tome un poco y yo hago lo mismo con otro.

Luego de un baño para ambas, nos encontramos comiendo, luego de esto le corto las uñas a Heil y pinto con un esmalte en tono claro que compré para ella, suerte que fue el brazo izquierdo que me golpeé, si no, no podría hacer prácticamente nada.

El amigo de un amigo (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora