VI

2.4K 62 1
                                    


Holaaaa!!
Aquí les traigo el capítulo esperado. Espero que se encuentren bien.

Espero que les guste. No se olviden de votar y comentar.♥️

******

Despierto y siento un tremendo dolor de cabeza mientras me incorporo, el cuarto está un poco oscuro pero aquello no evita hacerme saber qué ya ha amanecido. No sé cómo diablos llegué a la cama, recuerdo que en el último lugar que estaba había sido en el balcón. Busco mi celular para ver la hora.

–12:47 pm -dice una voz ronca, pegándome un susto al no esperar aquella presencia en mi habitación. Alek está sentado en el sofá frente a la cama, a escasos metros de ella con la vista fija en mi.

–¿Desde cuando estás aquí?-pregunto, dudosa.

–Desde que decidiste ser una loca borracha suicida a altas horas de la madrugada.

Tomo mi celular, efectivamente viendo que es la hora que me ha dicho, me sorprende que haya estado durmiendo hasta tan tarde, pero lo que más me sorprende es que él haya vuelto aquí anoche y que se haya quedado.

–No pedí tu ayuda.

–Tampoco te pedí, ni pago, para que te embriagues y puedas morir cayendo por un jodido balcón, a caso ¿no se te pasó por la cabeza que podrías haber caído por allí?–serio reclama, con voz un poco alzada, se le nota molesto –sabes el problemón en el que me metería si cayeras de este jodido balcón.

Ah, su imagen.

–Disculpa pero soy lo suficiente mayorcita como para saber qué debo o no debo hacer, como para que te tenga que darte explicaciones. Me pagas para satisfacer tus jodidas fantasías sexuales, no para hacer y dejar de hacer lo que te dé tu jodida gana. —Me levanto de la cama demasiado rápido lo que me hace marear y casi caer pero no se lo hago saber.

Me doy cuenta de que no tengo absolutamente nada de ropa puesta. Estoy a punto de preguntarle por qué diablos estoy desnuda pero decido que me da igual. Así que lo ignoro y me adentro al baño con humor de perros. El impecable baño se encuentra hecho un desastre, hay sangre en algunos lados y ahora caigo en la cuenta de que a un lado de mi muslo tengo un par de cortadas. Me meto en la ducha, poniendo el agua caliente y me quedo ahí bajo ella, ahí es cuando siento su cuerpo desnudo pegarse al mío, lamer mi cuello y pegarse a mi, haciéndome sentir su miembro entre mis nalgas. Me toma por el cuello y se introduce en mi de forma brusca, apoyo una de manos en la pared y la otra en su cuello intentando no resbalarme.

Nuestros gemidos resuenan por lo alto más que el sonido de la ducha, Alek sujeta mi cuello por detrás y mi cintura pegándome más a él y empujando sus embestidas aún más fuerte y dentro de mi. Gimo de placer al sentirle tan dentro mío con fuerza.

Con piernas temblorosas salgo rato después de la ducha, me visto con un vestido largo suelto. Alek salió a no se donde diciendo que podría hacer lo que quisiera el resto del día, así que pase un rato hablando con mis padres por videocámara y con Heil. Como tengo más tiempo libre, tomo un papel y dejo una nota comunicando que estaré fuera del hotel, aún faltan 6 días para volver a casa con mi hija, pero aún así, me he puesto a ver algunas tiendas para turistas, a ver qué le llevo a Heil cuando regrese a casa.

Me paseo por las pequeñas calles coloridas, alguna que otra persona saludando amablemente, paso por las tiendas de colores observando cada detalle y opto por comprarle una sirena y un oso playero. Veo un vestido precioso así que opto por ver qué tal me queda y me adentro a la tienda para probármelo y así lo hago, decido que me queda bien, así que lo compro junto con unas sandalias. Es un vestido fresco playero de tirantes gruesos, es largo pero es abierto hasta casi la cadera. La tela es muy suave y fresca. Consigo también un sombrero a juego y luego de pagar todo, salgo para ir al hotel.

Subo a mi cuarto y me decido por bañarme un rato en la piscina, me visto con un bikini de tanga azul, el vestido blanco largo y suelto que he comprado, el sombrero y las sandalias. Al llegar a la piscina me acomodo en la orilla de la piscina, dejo ahí las cosas, me desvisto y meto a nadar un rato. Unos chicos me saludan con la mano y me llaman para compartir con ellos, me limito a saludarlos y seguir con lo mío, cuando uno de ellos se me acerca con dos piña coladas en mano.

–Hola, y tu tan sola por aquí? — me ofrece una de las piña colada y se la acepto, amable, seguido doy un sorbo de ella. Esta muy rica.

–Ya ves, nadando. —me digo al chico. Parece de más o menos mi edad, pero desde lejos se le nota la poca madurez adquirida.

–¿Cómo te llamas? ¿Quieres ir con nosotros allí? —pregunta, coqueto.

–No, gracias. Estoy bien por aquí— le digo intentando no ser borde. Pero la verdad es que no me apetece pasar el rato con esos ridículos que le hacen señas de que tengo pechos grandes.

–Vamos, te gustará— dice con sorna. Estoy dispuesta a responder cuando escucho una voz ronca.

–Ya te ha dicho que no quiere, lárgate—dominante aparece Alek detrás del chico, intimidante. Tosco.

Con mi piña colada en mano y dando sorbos de ella, salgo de la piscina y Alek va tras mi, me acerco a mis cosas y me siento para ver cómo el chico se va hacia sus amigos quienes rato después desaparecen del área.

–¿Donde estabas?— me pregunta mirándome fijamente —te estuve buscando.

—Estuve comprando algunas cosas, ¿necesitabas algo?

–No.

Dice completamente seco, sin ninguna expresión. Tomo de la piña colada, pensando en que él es un tipo muy hermético.

—¿Qué comprabas? —inquiere curioso, yo frunzo el ceño al sentir un pequeño dolor de cabeza y mareo me cruza.

—Cosas que me parecieron bonitas, como este precioso vestido— él lo observa y sonrío.

—No está mal.

Observo dos niños nadar en la piscina para pequeños, me encantaría algún día poder llevar a mi hija a lugares como estos y disfrutar con ella. Ellos juegan felices. Sonrío al verlos jugar con quien al parecer es su madre.

–¿quieres? —le ofrezco —el chico me la ha regalado, esta deliciosa. Si quieres puedo pedirte otra.

Me mira fijamente, analizando mis facciones, su rostro reflejando sorpresa y con enojo me arrebata la piña colada de la mano.

–¿A caso estás loca? ¿Cómo te atreves a aceptar la bebida de un desconocido? –me pregunta molesto, desechando aquel líquido en una de las plantas más cercanas.

–De por Dios, Alek! ¿Qué crees, que podría drogarme? —pregunto riéndome de su preocupación tonta.

La cual no me parece tan tonta segundos después cuando me siento mucho más mareada, el estómago vuelto un asco y un poco fuera de mis sentidos.

—Alek— digo, despacio, sintiendo ganas de vomitar y la cabeza darme vueltas.

–Joder

El amigo de un amigo (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora