XXIII

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Me paso el día con Alek. Al medio día Mike recoge a Heil de casa de mis padres y la trae.

Esta, quien no deja de observar a Alek con sus grandes ojos cada vez que este intenta acomodar su cuerpo y se queja.

—¿le le?— (¿duele?) le pregunta ella, al verlo fruncir nuevamente el ceño al no encontrar una postura cómoda que no le moleste en su herida. Ella, al igual que el, se encuentra frunciendo el ceño y ladeando la cabeza al no entender qué le pasa a él.

Él me mira, confundido, preguntándome con los ojos qué carajos le ha preguntado mi hija y aquel gesto me parece algo gracioso y adorable. Saco mis dotes traductores de madre y le respondo:

—Te pregunta si duele, tu brazo—Él abre los ojos y asiente.

—Me duele solo un poco, pequeña—dice, ella solo lo observa por unos largos instantes y le brinda una sonrisa.

Mike regresa luego de haber colgado el teléfono, había estado hablando con su chica, quien lo llamó minutos atrás luego de él informarle que se encontraba en el hospital. A pesar de no recibir quejas de ninguno de los dos, puedo notar la tensión que se siente en el cuarto cada que los dos están dentro.

La madre de Alek y aquella chica que desconozco, no vuelven a aparecer el resto del día y me alegro. Aquella señora no me parece muy amable y la chica, ni se diga.

***

Han pasado cuatro semanas desde el incidente. El hombre, quien nos atacó, fue enviado a prisión preventiva por intento de asesinato a mano armada. Este, quien fue encontrado en su celda dos días después de ser encarcelando, por haberse ahorcado, dejó un montón de preguntas en mi.

¿Habrá tenido problemas mentales que le llevó a perseguirme e intentar herirnos y luego de ello, suicidarse? En el juicio declaró que tuvo completa fijación en mi y que tras yo ignorarlo, quiso hacerme pagar.

Pero, es que nunca le llegué a ignorar.

Pero fin, la relación entre Alek y yo se ha tornado un tanto confusa para mi. Cada día, luego del suceso hemos ido a visitarlo y pasar el día con el. Ayudándolo en lo que pudiera o en lo que su encargada de la casa me dejase.

Aquella señora que con tanta amabilidad se ha ganado un gran cariño por nuestra parte, y seguro que de cada quien que le conozca.

Alek se encuentra muchísimo mejor, prácticamente sano, pero ha estado llevando sus labores desde casa ya que no puede esforzarse mucho todavía. Quise preguntarle en qué es lo que trabaja pero decidí que si aún no me había dicho, es porque así lo deseabas y yo no iría a entrometerme.

Un par de veces llegué a encontrarme con su madre tocando la puerta de su hogar. Esta me mira de una manera repugnante, como si mi sola presencia le causara asco o aborrecimiento, es como si le cayera mal sin siquiera conocerme pero es algo que completamente me da igual. Con su desprecio me limpio el ano.

Entre Alek y yo la tensión sexual es incalculable. En estas semanas ha habido manoseo entre nosotros pero nada de sexo, el doctor se lo ha prohibido hasta que esté en casi perfectas condiciones, por lo que las cosas no han pasado más de nuestras manos. Aún así, todo este proceso nos ha tenido con una tensión sexual incalculable.

Hemos salido a cenar a solas aunque la mayoría de las ocasiones con Heil. Los demás días los hemos pasado en su casa hasta que llega la hora de regresar a la nuestra. Muchas veces me ha ofrecido quedarme a dormir, pero todas esas veces me he negado, no me gustaría que Heil sienta cosas diferentes hacia él, menos cuando nisiquiera se qué pasa entre nosotros

El amigo de un amigo (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora