IXV

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Se que fue algo inmaduro de mi parte pero era la verdad. Me encamino hasta la cama, quisiera descansar un poco pero antes de ello escucho como la puerta es abierta y el rostro de Alek aparece en mi campo de visión.

—Si vienes a regañarme por cómo le hablé a aquella mujer no estoy para esto, no me interesa escucharte.

—no vengo a regañarte.

—¿entonces qué necesitas?—le pregunto, fijando mi vista en el, su cabello esta alborotado y su ceño un poco fruncido con molestia.

Se acerca a mi lentamente y yo tiemblo internamente, este tipo me saca de mis casillas y es imposible contener mis reacciones ante él. Me toma con sus manos el rostro y me besa.

Es un beso urgente y desesperado, sus manos bajan a mis pechos y luego al borde de mi blusa corta y la saca por encima de mi cabeza, luego sigue con mis pantalones y ropa interior, me acuesta en la cama completamente. Quiero quitarle la ropa, tocarle, pero todo aquello me lo impide.

—Quieta.

Me exige. Lo hago y deposita su cuerpo encima mío. Me toca los pechos e introduce uno de ellos en su boca, una de sus manos baja por mi abdomen e introduce uno de sus dedos en mi, tocando mi punto más sensible y yo me retuerzo.

Se aparta y desabrocha su pantalón y saca su miembro erecto a mi vista, me incorporo y lo introduzco en mi boca, lo chupo y lo toco con mis manos. Alek suspira tomándome del cabello e impulsándolo para que entra aún más hasta que se corre en mi boca.

Me empuja suavemente para acostarme y lo hago, abriendo mis piernas a la expectativa de lo que va a pasar. Se introduce de forma brusca en mi y me sostengo del colchón por la fuerza. Se mueve rápido y fuerte dentro de mi, tiempo después se detiene, haciéndome voltearme para quedar a espaldas de él. Me sostiene desde atrás por el cabello y forma un vaivén con sus caderas a las mías.

Rápido, preciso.

Muevo mis caderas en un vaivén hasta que los dos llegamos al orgasmo.

Al salir del baño me encuentro con Alek ya vestido encima de la cama, me quito la toalla quedando completamente desnuda nuevamente ante él y me seco el pelo con esta. Revoloteo por el cuarto buscando las cosas con las que me vestiré para dormir. Lo que me lleva a preguntarme ¿se quedará a dormir?

—Mañana nos vamos. —dice y yo me volteo.

—Si? —no es que no quiera irme, al contrario, muero de ganas por volver a mi apartamento con mi pequeña hija, pero es que había hablado expresamente con mis padres con que el trabajo no terminaba hasta pasado mañana, por lo que llegar antes traería muchas preguntas consigo.

—Así es. A media tarde debes estar lista, me dices si necesitas que envíe a alguien a llevarte a donde desees. —dice sin mirarme, levantándose y abriendo camino hasta la puerta. —nos vemos mañana.

—Adiós— es lo único que me permite decir ya que sale y cierra la puerta al momento de decirlo.

Me quedo a solas en el gran cuarto y de todos estos días, nunca lo había sentido tan grande y solo. No tengo sueño, y la ansiedad de no saber qué excusa presentarle a mis padres tampoco deja. Si bien soy mayor de edad y una madre independiente, lo que ellos piensen de mi aun y siempre me afectará.

Camino por la habitación recogiendo mis pertenencias esparcidas en esta. Me propongo arreglar mi maleta y organizar todo para mañana no tener que hacer nada de esto. Siento una felicidad interna al saber que ya estaré nuevamente con Heilyn, pero todo este tiempo lejos de ella, ha sido únicamente para tener una mejor calidad de vida sin tantas preocupaciones sobre cómo compraré la comida hoy, qué tendré que hacer de cenar si no hay nada en el refrigerador y que por último deba venir Mike a salvarnos llevando alguna que otra cosa de agrado para que podamos comer.

Por esas y tantas cosas que ha hecho por mi, es que me tengo tanto aprecio. Siempre ha estado para mi aún en mis momentos más difíciles y llenos de dolor, sin quejas, acusaciones por mis actos, ni nada de eso. Una notificación avisa que un mensaje ha llegado a mi celular y me encamino a tomarlo; es un mensaje de voz de Mike.

—Hey, enana. ¿Cómo la pasas? Ya solo faltan dos días para que regreses, ¿necesitas que pase por ti a recogerte?

Pulso el celular para enviarle también una nota de voz.

—Holaaaa, a que no adivinassss?!— borro aquella nota de voz, no les diré que regresare a media tarde mañana, llegaré de sorpresa. Así que pulso a borrar y pongo a grabar otra— si! Verdad? Qué emoción, ya por fin estaré con Heil en casa. ¡Cuento las horas!—ahora si pulso a enviar.

Charlamos durante muchísimo rato, tanto que me da hambre y pico algo que me traen de servicio al cuarto. Mike me cuenta que se la ha pasado muy aburrido sin mi, que extraña a mi bebé y a mi. Algo que me pone triste ya que me recuerda que le he estado mintiendo a mi amigo acerca de lo que he estado trabajando para su amigo.

También me cuenta sobre una chica, (la cual no me dice el nombre) pero si que está locamente enamorado de ella y que no logra sacar de su cabeza. También me dice que quizás en unos días se lo declare, así que tomo por sentado que no ha hablado con ella sobre ello y me aterra que el único que esté enamorado sea él y le rompan el corazón.

Tiempo más tarde nos despedimos porque él debe trabajar mañana temprano y yo simplemente ya tengo un poco de sueño.

A la mañana siguiente despierto con el sol filtrándose por mi ventana, me quedo en cama hasta desperezarme un poco y luego miro la hora en mi celular notando que son ya casi las 11 de la mañana.

Me doy una ducha rápida y me visto con una falda blanca con un diseño muy bonito de palmas verdes, larga y abierta hasta más de media pierna, y un bikini blanco por debajo y la parte de arriba usándola de top.

Al terminar bajo al restaurante que ya se encuentran personas llegando a él ya que debe ser casi el medio día. Me siento en una mesa apartada, y allí degusto mi comida.

El amigo de un amigo (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora