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Cuando estuvieron de vuelta en el estudio, Jimin posó de mejor humor para Taehyung, quien para sus adentros agradecía que aquel par resolviera sus pequeñas diferencias.

No pasó mucho tiempo para que el pintor terminara por fin el retrato. Jungkook se mantuvo observando el lienzo mientras contaba algunas de sus anécdotas en su trabajo para que el rubio se entretuviera mientras Taehyung terminaba el retrato, dichas anécdotas hacían reír a Jimin de una manera que ni siquiera Taehyung había visto, era como si resplandeciera, aquellos ojos celestes se cerraban al punto de convertirse en medias lunas, sus dientes eran expuestos, y en más de una ocasión estuvo por perder el equilibrio y caer de su asiento debido a los ataques de risa. Era como un verdadero niño pequeño, y eso cautivó a ambos pintores de una nueva manera, porque Jimin era demasiado puro para ese mundo.

Pasados unos segundos donde Taehyung terminaba de estudiar su trabajo para que por fin lo aprobara, llamó a Jimin para que pudiera verlo. El rubio al verlo se sorprendió inmesuradamente, tanto que sus ojos brillaban al borde de las lágrimas.

- Señor Kim... esto es... no entiendo cómo puede ser tan bello, ese no soy yo -. Lágrimas pequeñas y silenciosas comenzaban a brotar de sus ojos.

- Claro que eres tú, Jimin. Es el retrato de tu alma, es tu verdadero yo, es la manera en que yo te veo -. Comentó el pintor con calma.- Puedes quedártelo si gustas, Jimin.

- ¿Qué? -. Lo miró incrédulo.- No, no puedo hacerlo. Trabajó mucho en él, no es justo que yo lo conserve. Expóngalo en su galería como el resto, es su trabajo, por favor -. Insistió el muchacho, convenciendo así a Taehyung.
Por otro lado, Jungkook se mantuvo en silencio observando tal escena, hasta que decidió hablar.

- Quiero comprar el retrato, Taehyung.
Ambos chicos se giraron al oír aquellas palabras, sorprendidos por el deseo del pelinegro. Taehyung no solía vender sus pinturas de manera particular, siempre las vendía a algún museo; y por otro lado a Jimin le intrigaba porqué el pelinegro quisiera tener un retrato suyo.

- Señor Jeon, ¿por qué querría el retrato si usted mismo me propuso retratarme? -. No lo estaba recriminando, simplemente le causaba curiosidad.

- Porque, mi querido joven Park, quiero tener el recuerdo del día que lo conocí, y el honor de haber presenciado su esencia el día de hoy a través de ese retrato.

Sus palabras hicieron eco en su cabeza, así como también se clavaron en lo más profundo de su corazón. Si algo debía admitir, era que hacía años que no se reía ni divertía tanto como ese día con las historias del señor Jeon, e internamente le agradecía por eso.

Así que, disimuladamente, le dedico una ligera sonrisa, acompañada de un asentimiento apenas perceptible, dándole a entender que tenía su consentimiento para comprar el retrato. Jungkook captó aquello y le devolvió los mismos gestos.

Taehyung al ver aquello, accedió a venderle la pintura a Jungkook con la única condición de que la mantuviera en perfectas condiciones, pues consideraba que era el mejor retrato que había hecho en su vida. El pelinegro le dijo que no debía preocuparse por ello, al fin y al cabo también era pintor y entendía los cuidados que requería un cuadro como ese.

Minutos después, Jimin se despidió de ambos y se encaminó a su hogar, pero antes de que se alejara demasiado del estudio escuchó cómo lo llamaban a lo lejos.

- ¡Joven Park! -. El susodicho se detuvo y giró en dirección de provenía aquella voz, encontrándose con el señor Jeon que se acercaba cada vez más hasta tenerlo de frente.- ¿No cree que es justo que tenga su dirección para poder escribirle respecto a nuestras sesiones y viceversa?

El rubio no había pensado en aquello, pero definitivamente no se la dejaría tan fácil al muchacho frente a él.

- Puede pedírsela al señor Kim en una carta, quiero llegar temprano hoy y usted debe estar cansado.

- Me parece mejor idea acompañarlo si no le molesta. Debo ser sincero y decir que pasé un día grato con usted.

El corazón del rubio se aceleró de tan sólo pensar que el señor Jeon se estaba ofreciendo en acompañarlo, sin embargo, algo dentro de él le decía que aún no era momento de que eso sucediera.

- Agradezco sus comentarios y su propuesta, señor Jeon, pero prefiero ir sólo esta vez. Prometo conseguir su dirección y enviarle una carta pronto. Además, debe tener cuidado con eso -. Señaló el cuadro que el pelinegro había dejado en la entrada del estudio del pintor.

- Cierto -. Comentó dándole la razón tras haber corroborado que la pintura siguiese ahí.- En ese caso, vaya con cuidado, joven Park. Esperaré ansioso nuestro próximo encuentro -. Y se reverenció ante el rubio, quien devolvió el gesto tras susurrar un débil "lo mismo digo, señor Jeon".

El Retrato de tus ojos (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora