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Después de aquella maravillosa pieza, Jungkook se ofreció a acompañar al rubio a casa; como era costumbre ya entre ellos, iban caminando tomados del brazo, observando todo a su alrededor. Poco a poco a Jimin iba importándole menos lo que la gente murmurara sobre ellos.

Llegando al hogar del rubio, este invitó a Jungkook a pasar, al menos para que descansara unos minutos de su no tan pequeña caminata nocturna. Abrió la puerta e inmediatamente llamó a Namjoon.

- ¿Hyung? ¿Ya estás en casa?

- ¿Jimin? Dime por favor que vienes solo... -. Sus palabras decayeron cuando llegó con ambos chicos en la entrada de la casa.

- ¿Pasa algo, hyung?

- Jimin... tu padre está aquí.

¿Qué?

El pánico se apoderó de ambos, mientras Jungkook se mantenía ajeno a la situación sin entender muy bien qué sucedía. Notó que Jimin empezaba a temblar y se acercó a él para abrazarlo, sin embargo este lo rechazó.

- Jungkook, perdóname pero será mejor que te vayas... ahora. Prometo explicarte todo después, sólo...

- Vaya, entonces era cierto -. Se escuchó la voz de aquel hombre, paralizando por completo al rubio y desconcertando a los otros dos jóvenes que estaban a la expectativa de todo.- Mi único hijo saliendo con nada más y nada menos que Jeon Jungkook -. Soltó una carcajada irónica sin humor.- Esto es inaceptable. Jimin, empaca tus cosas ahora mismo, vivirás conmigo de nuevo y tendremos una cena con la familia de la señorita Park Roseanne. Andando -. El hombre se dio vuelta, sin esperar respuesta alguna, porque sabía que Jimin entendía a qué se refería con aquella cena.

- No -. Jimin aún estaba de espaldas a su padre, tenía a Jungkook frente suyo pero la mirada en el suelo.

- ¿Qué dijiste? -. El señor Park se acercaba cada vez más molesto hacia el rubio, Jungkook dio dos pasos hacia adelante, ocultando a Jimin detrás de él para protegerlo.- Más te vale que te quites de mi camino, muchacho.

- Y usted más le vale no acercarse más a Jimin o juro romperle la cara, no me importa que sea su padre.

- Jungkook, por favor, no hagas nada estúpido -. Le rogó el rubio con voz débil, tomando su mano para tranquilizarlo, cosa que resultó.- Padre, lo lamento pero no iré contigo. Yo... quiero a Jungkook, y entiendo que quedarme con él tal vez no sea lo correcto para ti... pero lo es para mí. He vivido con tu rechazo toda mi vida, puedo soportar uno más porque esta vez... lo tengo a él.

El pecho del pelinegro se sintió cálido ante las palabras dichas por Jimin, tenía razón: lo tenía a él. Además, se sentía orgulloso de que estuviera aceptando sus sentimientos y quien es en realidad... cosa que él mismo aún no ha tenido el valor de hacer ante nadie como el rubio lo ha hecho ante su padre.

- Pero ¿qué cosas dices, Park Jimin? Es más que claro cómo este muchacho te ha manipulado para llevarte a la cama, porque eso es lo que quiere. Además sabes perfectamente bien que te gustan las mujeres.

- Señor Park, no permitiré que hable de Jimin de esa manera. De mí puede decir lo que quiera, pero rebajara de esa manera a su hijo no se lo dejaré pasar así que por el bienestar de todos, le sugiero que le ofrezca una disculpa ahora mismo.

- Padre... aún no estoy seguro si me gustan los hombres... pero sé que me gusta Jungkook. Si no puedes respetar eso... por favor, vete.

El hombre mayor, indignado y ofendido, se retiró del lugar. Jimin sacó todo el aire que estaba conteniendo sin darse cuenta, la presencia de aquel hombre lo asfixiaba. Se sorprendió y al mismo tiempo se relajó cuando sintió los brazos de Jungkook rodeándole con sus brazos.

El Retrato de tus ojos (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora