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Durante el resto de la noche Jimin no pudo conciliar el sueño, se torturó a sí mismo sobre las dudas que lo mantenían despierto, todas ellas con el rostro de cierto pintor en mente. ¿Sería prudente hablarlo con alguien? ¿Siquiera con el propio Jungkook? Consideraba que no, hablarlo con el pelinegro no era la mejor idea en este momento. Ni siquiera sabía si Jungkook estaba interesado en él de la manera en la que pensaba, aunque estaba de más decir que el rubio ya había ilusionado, de lo contrario no estaría haciéndose la cabeza a las 6 de la mañana sin haber pegado los ojos en toda la noche.

Aunque doliera en su pecho, seguía creyendo que dejar de verlo era lo correcto, así le evitaría problemas al chico. Dejó que unas últimas lágrimas cayeran por su rostro antes de meterse a la ducha, dispuesto a dejar todo este tema atrás y poder avanzar.

Sin embargo, su plan se vino abajo cuando Namjoon tocó la puerta de su habitación, entregándole una carta de, justamente, la persona que deseaba olvidar en ese momento.

Querido Jimin:
Quiero que sepas que estaba dispuesto a darte el tiempo y espacio que necesites, pero este asunto es de suma importancia, por ello te escribo.
Desperté temprano y noté que la pintura que le compré a Taehyung de ti ha cambiado completamente.
Espero poder verte hoy a la hora del almuerzo en la misma cafetería de ayer, te llevaré a mi casa para que tú mismo veas el retrato... siéntete libre de no venir, pero te estaré esperando.
JK.

¿Cómo? No era posible que un retrato cambiara, eso es una locura ¿no? Por un momento el rubio creyó que sólo era una excusa para que el pelinegro lo viera, y en ese momento realmente consideró no ir; pero su curiosidad era mayor que su voluntad, además ¿quién envía una carta a las 6 de la mañana si no fuera de urgencia?, pensó Jimin. Por esa razón únicamente fue que decidió dormir unas cuantas horas.

- Namjoon hyung.

- Dígame, joven Jimin -. Se acercó el moreno en cuanto escuchó el llamado.

- Por favor despiértame una hora antes del almuerzo. Tuve una noche complicada y debo encontrarme con alguien hoy.

- Como usted guste, joven Jimin.

- Gracias -. Y con eso último, Namjoon hizo una pequeña reverencia y se alejó, dejando al rubio nuevamente solo en su habitación, dispuesto a tomar esa merecida siesta.





Justo como lo pidió, Namjoon lo despertó una hora antes del almuerzo, tomó la ducha que tanto anhelaba y se arregló lo mejor que pudo de acuerdo a su estado de ánimo.

Salió de su casa y emprendió camino hacia la cafetería donde estuvo con el pelinegro el día anterior. Mientras caminaba le era imposible ignorar los murmullos a su paso. <<Dicen que ayer estuvo muy junto con Jeon Jungkook>>. A Jimin le gustaría sonreír de orgullo al escuchar aquello, pero en su lugar se siente cohibido y juzgado. Por esto debo alejarme de él, pensó.

Apenas llegó al establecimiento, la recepcionista lo recibió.

- Señor Park, adelante, el señor Jeon lo espera -. Y le indicó con la mano su mesa.

Con los nervios recorriéndole las manos, avanzó hasta donde estaba el pelinegro. Escondió sus manos en los bolsillos de su abrigo para ocultar sus nervios y carraspeó su garganta para llamar la atención del contrario.

- Señor Jeon -. Desvió su mirada hacia un punto lejano, temiendo deshacerse frente a él.

- Joven Park -. En su voz se notaba la sorpresa.- Por favor, tome asiento, le invito un café -. El rubio asintió y tomó asiento frente a él.- Mentiría si dijera que no estoy sorprendido por su presencia.

El Retrato de tus ojos (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora