Parte II: Taehyung: 14

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Cierto pintor se encontraba en un restaurante al pie de la famosísima Torre Eiffel, todo le recordaba a cierta persona. El café, el lugar, la gente. Al parecer no tuvo caso alguno ir a París si seguiría en su mente de esta manera.

Se prometió a sí mismo que ese viaje sería para olvidar esos ojos tan azules como el océano, que dejaría de lado esos sentimientos que sólo le hacían mal... y que podían lastimar a aquella persona.

Pagó la cuenta de su consumo y dio un paseo por la ciudad. Durante su camino, encontró un local bastante peculiar que llamó su atención, así que decidió entrar. Lo recibió un chico un poco más bajo que él, de tez blanca y ojos rasgados.

- Uhm... ¿bonjour? -. Preguntó en un francés digno de un extranjero.

- Buenos días, señor. ¿En qué puedo ayudarle? -. Taehyung suspiró de alivio, hablaba su mismo idioma y no tendría que hacer el ridículo.

- Gracias al cielo, buenos días. Me llamó la atención la fachada del lugar y...

- ¿Quiere saber que es real? -. El otro asintió con la cabeza.- Acompáñeme.

El dueño del local guio al chico a la parte trasera de la tienda, donde le mostró diferentes libros y objetos relacionados con la magia y hechicería. El pintor se sintió extraño y sorprendido ante la cantidad de información que estaba recibiendo en ese momento. ¿Entonces sí maldije ese retrato? Se preguntó a sí mismo. En realidad no estaba seguro de haber "maldecido" aquel retrato, pero sí que era verdad que sentía cambios de actitud en él mismo últimamente y lo relacionaba a la pintura, por muy loco que aquello pareciera.

- ¿Le interesa algo en específico? -. Preguntó el más bajo, viendo cuan concertado se veía el contrario.

- Yo... uhm... ¿maldiciones, tal vez?

- ¿Hizo una maldición?

- No... no estoy seguro.

- Ya veo... -. Se movió por la sala hasta que encontró el libro correcto.- ¿Cuál es su nombre? -. Preguntó sin dirigirle la mirada.

- Kim Taehyung, un gusto señor...

- Min Yoongi.

- Min... -. Se quedó pensando en el apellido del dueño, le resultaba familiar.

- Sí, descendiente de la dinastía a la que perteneció el emperador Agust. Bien, señor Kim, no sé qué clase de maldición haya conjurado ni por qué, pero si lo hizo sin siquiera saberlo debe entender que es muy fuerte. Si quiere mi ayuda, necesito saber qué sucedió.

¿Qué sucedió? Ni siquiera él mismo lo comprendía en su totalidad. Se quedó en silencio unos minutos, agradecía que el otro no le presionara, pero justo cuando estuvo por responder otro chico que había entrado en el local lo interrumpió.

- ¿Gatito? Ya regresé -. Se escuchó en el recibidor de la tienda, el pintor notó cómo el semblante del señor Min cambiaba drásticamente a uno lleno de miedo. No respondió, sin embargo el dueño de aquella voz ingresó a la sala donde se encontraban ambos; la sonrisa de este decayó cuando notó la presencia de alguien extraño.- Yo... lo siento, no sabía que habría alguien, señor Min.

- Usted...

- Le pagaré lo que sea, sólo... por favor no diga nada.

- No... no iba a hacerlo -. Desvió la vista, sabía que el decir aquello conllevaba a entregarse prácticamente; el señor Min miró extrañado al otro chico, entendiendo a qué se refería.

- Señor Kim... tampoco lo delataré -. Ambos se dedicaron una mirada de complicidad.- Bien, entonces... señor Kim, este es Jung Hoseok; Hobito, este es el señor Kim Taehyung -. Los presentó el más bajo.

- Un gusto, señor Kim -. Le tendió la mano.

- El placer es mío, señor Jung -. Ambos estrecharon sus manos.

- Señor Kim, ¿le gustaría acompañarnos en el almuerzo? Podría hablarme sobre su caso.

- Yo... no sé si sea una buena idea.

- Por favor, yo insisto. Le aseguro que mi Hobito hace unos platillos exquisitos.

- Bien, acepto.

Hoseok escoltó al pintor a la planta de arriba donde se encontraba el hogar de aquella peculiar pareja. Taehyung inspeccionó el lugar y las pocas fotografías que tenían de ellos dos juntos. ¿Podré yo tener eso? Se preguntó a sí mismo. Podrías pero tú mismo te complicaste las cosas.

- ¿Le ofrezco té o café? -. Hoseok intervino antes de que aquellos pensamientos se apoderaran de Taehyung como noches anteriores.

- Café está bien, gracias.

El otro chico se perdió en lo que Taehyung supuso era la cocina, mientras él siguió admirando las fotografías de la pareja. Se cuestionaba a sí mismo sobre lo que creía, lo que había hecho y lo que haría de ahora en adelante.




Minutos más tarde notó que Yoongi había entrado en la habitación, se acercó a Hoseok para besarlo en la mejilla y regresó con Taehyung.

- Canadá.

- ¿Disculpa?

- Las fotografías. Fuimos de viaje a Canadá, allá las cosas... no son como aquí; pudimos casarnos y tener unas buenas vacaciones sin que nadie nos juzgara.

- ¿Por qué volvieron entonces?

- En realidad no volvimos, Corea es aún más estricto y complicado que Francia; pero temíamos acostumbrarnos a esa libertad en Canadá. Además Hobito siempre quiso vivir en la "ciudad del amor" -. El pintor asintió hacia el señor Min, comprendiendo el relato.- ¿Me contará qué sucedió con usted?

- Yo... aún no estoy listo para hablar de ello. ¿Podemos esperar al almuerzo?

- Claro, puede acomodarse mientras ayudo a Hobito con la comida.

Pasó aproximadamente una hora cuando el matrimonio le informó al pintor que la comida estaba lista y que por favor los acompañara en la mesa. El señor Min tenía razón: Hoseok tenía una sazón exquisita.

- Señor Kim, ¿a qué se dedica? -. La pregunta tomó desprevenido al mencionado, aunque no tardó mucho en recomponerse para responder.

- Soy pintor.

- Ah... tal vez podría hacer un retrato de nosotros, ¿no? Ya sabe... precaución con los fotógrafos -. No más retratos, por favor. Pensó Taehyung.

- Claro, sería un placer -. Forzó una sonrisa ante la pareja.- Señor Min, yo... creo que cometí un error -. La pareja se miró extrañada antes de regresar su atención a su invitado.

- ¿A qué se refiere?

- Yo...maldije un retrato que hice, y no sé cómo remediarlo.

El Retrato de tus ojos (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora