Vine XIV.

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Donde hay una manta de Las Supernenas y un nuevo trato.

Violet.

Pisé fuerte contra la alfombra mientras iba a la habitación de los chicos.

¿Quienes se creían que eran para dar golpes de esa manera?

¡Yo solo quería un poco de descanso! Encima, me había tenido que ir a otra habitación porque Danny me había cerrado la puerta en las narices antes de que llegase a entrar...

—¡No seas inútil, Nash! ¡He llegado antes! —escuché gritar a Cameron. Eso, gritad, que no se os ha oído suficiente en el hotel.

En cuanto me asomé por la puerta abierta de par en par a la habitación, me arrepentí profundamente.

Santa. Mierda.

Un Cameron Dallas sin camiseta y con una toalla alrededor de la cintura ocupó mi campo de visión.

Y vaya que si la ocupó.

Y no tenía otra cosa que hacer que llevarse las manos a la cabeza para estirarse levemente la punta de los cabellos, haciendo que los bíceps se le marcasen aún más. Si a esto le sumamos su increíble tono de piel tostado y sus labios carnosos...

Labios que se estarán riendo de ti durante lo que queda de tour como te pille mirándole como una completa psicópata pervertida, me recordé.

Deshice mi camino con la cara caliente todavía.

A este tipo de problemas me refería. No podía ser que Cam me estuviese afectando incluso cuando no lo provocaba voluntariamente.

Era totalmente injusto. Malditas hormonas de la adolescencia, ¿para qué estaban? Solo para fastidiar y dejarte con un montón de momentos embarazosos en el recuerdo.

Volví con las manos vacías a la habitación contigua. Cuando cerré la puerta me quedé apoyada con la mirada de Shawn fija en mí en vez de en su libreta de notas. Estaba encima de la cama con la guitarra apoyada en las piernas. ¿No necesitaba descansar después del día que habíamos tenido?

—¿Has conseguido que Danny te deje entrar? —preguntó volviendo a lo suyo.

—Mmm, no he pasado por mi habitación. Iba a decirle a Cam que cerrase su maldita boca porque no me dejaba dormir.

Alzó un ceja hacia la libreta con una sonrisilla.

—¿Y a Nash no?

—Sí, bueno, a él también —refunfuñé. Fallo mío.

No dijo nada, pero siguió con la sonrisa en la cara mientras me tumbaba encima de la colcha.

—¿Qué?

Me miró por el rabillo del ojo.

—Nada.

—Suéltalo.

—¡Nada! —insistió.

Bufé y empujé mi cara contra la almohada. ¿Quién me iba a decir que alguna vez de mi corta vida estaría discutiendo con uno de mis "ídolos"?

Era bastante más frustrante de lo que había imaginado.

Me quedé durmiendo con los suaves rasgueos de la guitarra de Shawn de fondo, y me desperté dentro de un tiempo indefinido totalmente desconcertada.

¿Dónde estaba? ¿Por qué mi habitación era más grande y de un color que no recordaba? ¿Y por qué narices estaba tapada con una manta de Las Supernenas?

Just Live [MAGCON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora