Just Live [MAGCON]

Vine VIII.

Donde surge una partida de Piedra, Papel o Beso.

Violet.

—¡Esa Danny como mola se merece una ola! —grité en medio del pasillo chocándole la mano a Danny y marcándome un pequeño baile. Me había hecho mucha gracia como se había abalanzado encima de Nash como una auténtica Ninja; lo mejor y no paraba de repetirlo, había sido la cara de él al darse cuenta de a quién había atacado.

—Lo sé, lo sé —dijo ésta echándose el pelo hacia atrás cual diva.

Nos reímos y entramos a la habitación dispuestas a cambiarnos rápidamente. Era nuestro último día en Houston, y los chicos habían decidido que diésemos una vuelta por la ciudad como última vez antes del show del día siguiente.

—¡Primera en la ducha! —soltó echando a correr y encerrándose en el baño. Esperé hasta que al segundo abrió de nuevo y asomó la cabeza con una sonrisita inocente—. Me falta la ropa.

Me crucé de brazos aguantando una carcajada. Era de lo que no había.

—¿Me prometes que no me quitas el sitio? —Hice como que me lo pensaba—. ¡Venga! ¡Sabes que tengo más prisa por el pringue del pelo! —puso morritos.

—¡Vale! Pero solo por la espuma.

—Te amo —salió pegando saltitos y empezó a rebuscar entre su ropa.

Rodé los ojos. Era increíble como en tan poco tiempo habíamos conectado tan genialmente bien, ya la trataba como si la conociera de toda la vida, como a una mejor amigas más, cosa en la que se estaba convirtiendo. Estaba encantada de tener a una compañera como ella, con la que me llevaba de maravilla, y no a otra cualquiera.

Cuando acabamos, nos reunimos con los demás en la puerta de hotel.

—¿Es seguro salir con vosotros sin ningún tipo de seguridad? —pregunté a Matt con miedo.

—Querida —me pasó un brazo por los hombros y miró al frente moviendo la mano de un lado a otro—, ahora sois parte de esto. Además, no es que seamos superestrellas mundialmente conocidas ni nada de eso.

—Ya, pero si nos quedamos encerradas en algún sitio porque una gran masa de gente no nos deja salir —le miré con una sonrisa—, os pensamos dejar dentro.

—Me alegra saber que podemos contar con vosotras —se llevó una mano al pecho teatralmente.

—Podría ser peor —objeté mientras empezábamos a andar—. Podríamos robaros las cosas y venderlas en eBay por una gran suma de dinero.

—Buen punto, lo tendré en cuenta la próxima vez que conozca a alguna persona famosa —meditó.

—No sobrevivirías en un centro de menores —reí.

—¿Como que no? Mira, yo con esto —puso su característica cara con los labios hacia abajo y los ojos hacia arriba. En serio, no podía con esa cara, era la mejor del mundo—, salgo de cualquiera. Y me voy a ir yendo antes de que termines de herir mi orgullo masculino.

Se fue a darle la charla a Carter mientras yo me quedaba con Mahogany por detrás de la muchedumbre. Desde luego si lo último que querían eran llamar la atención, no lo estaban consiguiendo.

—¿Cómo has podido con ellos tanto tiempo?

Mahogany los miró con una especie de cariño y diversión.

—Aprendes a aguantarlos, se han convertido en una segunda familia. Es como tener diez hermanos más con los que pelearte y pasártelo bien, porque no me negarás que lo que menos falta es eso.