Just Live [MAGCON]

Vine XXV.

Nash.

"¿Todo bien? Te echo de menos :("

Me quedé mirando la pantalla del móvil durante un minuto antes de pulsar el botón azul dónde ponía enviar.

Las palabras de mi supuesto amigo empezaban a rebotar en mi cabeza sin dejar hueco a mis pensamientos coherentes.

No había motivo alguno para pensar más de la cuenta en si Rebecca me quería por la fama o no. Es decir, ella en cierto sentido también era famosa, ¿no? Era modelo de fotografía. Una profesión como aquella no pasaba desapercibido.

Y menos cuando había aparecido en portada de varias revistas importantes, según me había enseñado.

Un nuevo mensaje sonó en el teléfono.

"No falta mucho para que nos veamos, entonces todo estará perfecto ;)"

Hice una mueca ante su texto. ¿Qué narices quería decir? Según nuestros cálculos, no íbamos a volver a coincidir hasta que ambos estuviésemos en Nueva York.

Es decir, dentro de una semana. Lo que para mí no era 'poco tiempo'.

Le mandé corazoncitos como respuesta. ¿Qué más podía hacer? Uno de los dos ya era bastante positivo con el tema de la distancia.

Cameron no había vuelto a la habitación y yo no había bajado a cenar.

Resoplé y volví a coger el móvil después de un buen rato sin poder pegar ojo, mañana teníamos el show y justo después cogíamos otro autobús hacia Carolina del Norte, y con suerte podría hacer una escapada para ver a mi familia.

Tecleé rápidamente antes de que me arrepintiera de aquella idea que se me había ocurrido.

"¿Estás despierta?"

Danny respondió al segundo.

"¿A las diez de la noche? Claro, ¿por quién me tomas?"

Podía imaginarme su tono sarcástico y solté una pequeña risa sin querer.

"¿Te apetece noche de juegos?"

"Cualquier cosa mientras me salves de escuchar las quejas de Violet sobre su vida amorosa."

"Habitación 333."

A los cinco minutos Danny estaba llamando a la puerta y yo levantándome para abrirle. Iba con su pijama corto de verano, y el pelo recogido en una coleta.

—Gracias a Dios —comentó pasando antes de que le dejara espacio para entrar—, quiero mucho a esa morena, pero me iba, literalmente, a explotar la cabeza.

Reí cerrando la puerta suavemente.

—¿Problemas con Shawn, otra vez?

Me miró por el rabillo del ojo sentándose en la cama opuesta a la mía con las piernas cruzadas.

—Esta vez es Cameron. Supongo que te ha puesto al día.

No, no lo había hecho.

—No hemos tenido mucho tiempo para hablar hoy —dije lentamente, aún estaba reconstruyendo mi amistad con Danny, y no sabía si era buena idea soltarle mis problemas de repente.

Como si algún tipo de conexión invisible uniera nuestros cerebros, sus ojos se fueron camino abajo a la cama perfectamente hecha de mi amigo, dónde ella estaba perfectamente sentada, y pareció comprender perfectamente por dónde iban los tiros.

—Ya veo... ¿Qué ha pasado?

—Cuéntame primero lo de Violet.

—¿Debería tomarte por una auténtica maruja en estos momentos, Hamilton Nash Grier?