Tengo una buena y una mala noticia

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Allie me cuenta sobre un chico que conoció en la universidad con el que ha estado hablando los últimos días —en realidad más que eso— pero estos días la conversación ha ido tomando otro rumbo, mientras se mueve de un lugar a otro en su habitación, ordenando algunas cosas. 

Me limito a seguirla con la mirada, y escucharla desde su cama, donde estoy sentada con mis piernas cruzadas, como indio, jugando con uno de sus cojines.

—... Pero eso no importa ¿O sí? —dice para concluir su punto sobre que, aunque no había pasado mucho de terminar una relación, de años, por cierto, igual podría comenzar una relación nueva.

Creía que se estaba apresurando, pero Allison nunca estuvo más de un año, o medio año, incluso quizás menos, soltera. Decirle que se tomara un tiempo para ella, soltera, era lo equivalente a discutir con una pared.

—Si crees que ya estás bien para otra relación, hazlo —de todas formas, Ryan es una mierda como para contarlo como un novio. Mordí mi lengua para no decirlo.

—Tendré que pensarlo —ese "tendré que pensarlo" era, prácticamente, una confirmación—. En fin, no esperaba verte hoy.

—Allie —¿Cómo le diría esto? Solo tenía que decírselo, pero ¿cómo?—, en realidad, vine porque te tenía que contar algo —pensé en la nueva noticia, obviamente mi mejor amiga lo tendría que saber—. Bueno, en realidad dos cosas.

—¿Es algo malo? —me miró, luego de dejar unas cuantas cosas sobre su escritorio. Pensé en las noticias que le tenía, una de ellas era que tenía novio, creo que esa estaba en la categoría de las buenas noticias, pero la otra era que en unos días me iría, y no sabía por cuánto tiempo, Caleb no me lo había dicho, pero sin duda esa estaba, claramente, entre las malas noticias.

—Am... ¿un poco?

—En realidad, yo igual quería contarte algo —me mira con nerviosismo—. Pero empieza tú.

—No tranquila, empieza tú —le pedí, intentando aplazando la agonía— ¿Es algo malo? —pregunto al notar la forma en la que lo dijo. Allison menea la cabeza con un mueca.

—Volveré a la universidad —me hizo una mueca.

—Pero eso es bueno, ¿o no? Te sientes bien como para volver, ¿cierto? —Allison, en algún momento, me contó que había congelado la universidad. 

Según lo que Allison me había contado, ha estado por años en terapia psicológica. De a cuerdo a lo que ella me contó no podía con el estrés y la presión de la universidad, más las peleas constantes con Ryan y el hecho de que yo no estuviera. Así que la mejor solución que encontró fue congelar la universidad por un tiempo.

—Supongo que sí. Digo, la universidad va a seguir igual, pero al menos ya no tengo al tóxico de Ryan.

—Amén.

—Y te tengo a ti —oh no, no por favor. Allison me sonrió, como esperando a que contestara algo. Probablemente sí tendría que haber comenzado yo contando las nuevas noticias.

Que idiota, Isabella.

Intentaba pensar en una forma de decirlo que no sonara tan mal.

Allie, ofrecí mi alma para salvar las almas de los chicos de la banda.

Pésimo

Allie, un fantasma tomará mi alma por un tiempo indefinido.

Esta, sin duda, era peor, además ni siquiera sabía por cuánto tiempo era, Caleb no me había dicho. La eternidad era una exageración.

Allie, para salvar el alma de los chicos, un fantasma se apoderará de mi alma.

Eso sí que fue un asco

Allie... tengo novio.

Eso sonaba mejor, mucho mejor, pero era otra noticia, que no estaba ni cerca de ser la noticia de mi alma en desgracia.

—En fin —continuó, una vez que yo no respondí absolutamente nada—, ¿Qué querías contarme?

Mi corazón se aceleró, el pobrecito parecía que estaba corriendo una maratón, una para la cual no se había preparado.

En estos momentos agradecía estar muerta, si no, ya habría pasado, por lo menos, por tres infartos.

—Tengo... —hice una pausa, intentando saber cómo comenzar— Una buena y una mala noticia, ¿por cuál quieres empezar? —pregunté, usando la pregunta confiable de cuándo no sabía por cuál noticia empezar.

—¿La buena? —en realidad esperaba empezar por la mala, por dos razones: uno, por la mala noticia ser la última, nos quedaremos un mal trago y dos, la mala noticia le robaría todo el momento de fama a la buena noticia. Sin sumar el hecho de que, si digo la buena noticia al final, nos olvidaremos por un tiempo de la mala, ya que esta pasaría a segundo plano.

Perfecto.

—Mejor empiezo con la mala —tomé aire y me removí nerviosa en mi lugar—. No sé si te conté... —pensé en lo que estaba a punto de decir, quizá no era la forma de comenzar—. Mira, hay fantasmas buenos y otros que no lo son.

—Eso es obvio, o sino, no existirían las películas de terror —rio nerviosa, intentando quitarle un poco de tensión a la situación, pero al ver que no hay una reacción similar de mi parte, se pone seria—. ¿A qué viene eso?

—No sé si te conté que... Hay un fantasma que quiere el alma de los chicos, los de la banda.

—¿Eso se puede?

—De alguna forma, sí. Según lo que me contaron los chicos, hacen una especie de trato y sus almas le pertenecen a él.

—Ya. ¿Y?

—Los chicos ya pasaron por eso, y estuvo a punto de eliminarlos de la existencia y la no existencia.

—Pero... ¿Ya están bien, no?

—Bueno, hace un tiempo volvió y quiso hacerle daño a Julie, para que los chicos le entregaran su alma, pero ellos ya están bien.

—¿Ellos ya están bien? ¿A qué va todo esto, Isa? —era el momento, esperaba que las frases que practique improvisadamente funcionaran de algo y me sirvieran para que no sonara tan mal.

—Cambié mi alma por la de ellos —creo que esta frase sonó peor que todas las que practiqué.

—¿Qué? —preguntó exaltada.

—Es como ese problema filosófico —respondí obvia, intentando tranquilizarla— ¿Prefieres matar a una persona o a tres?

—A tres, si eso salva a mi mejor amiga.

—Se supone que responderías uno.

—A la mierda el problema filosófico. ¿Por qué hiciste eso?

—En ese momento tú no estabas, no tenía a nadie a parte de ellos y de Julie. Y ellos ya llevaban tiempo aquí, en cambio yo... no perdería tanto —Allison suspiró, probablemente intentando calmarse.

—¿Y la buena noticia?

—¿Te acuerdas de los chicos? 

—¿Cómo olvidarlos? —preguntó irónica. Quizá sí habría sido mejor idea contar la buena noticia primero.

—¿Te acuerdas del guitarrista... Luke?

—Sí —esta vez su tono de voz ya no sonaba tan serio, ni irónico o enojado como antes, si no que tomaba un tono más confundido.

—Tengo novio.






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