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—No creí que volvería a estar aquí —susurré mirando la puerta del garage entreabierta.

—Sí, bueno... —Ignoré y comencé a acercarme a la puerta—. Espera. —Me giré para mirarlo luego de escucharlo llamarme en un grito silencioso, era como en tono de grito, pero era un susurro— Hay que irnos. No creo que sea buena idea —volvió a susurrar.

—¿Qué? ¿Por qué? —susurré acercándome a él.

Toda nuestra conversación se basaba en susurros.

—¿Y si te ven? —Tragué con fuerza.

Era una posibilidad completamente válida.

—No lo sé.

—Caleb podría saberlo, ¿sabes lo que haría Caleb si se entera?

—Sí, pero...

Me interrumpió.

—Te va a volver a encerrar como a una rata.

—Prefiero como a un pájaro. —Respondí irónica.

—Esto no es broma, Isabella.

—Solo un vistazo, a través de la ventanita. Será rápido, lo prometo.

Willie suspiró con resignación.

—Yo miraré primero. —Asentí como a una niña a la que le daban una pequeña condición para que le dieran lo que ella quería.

Willie se acercó hasta la puerta y se agachó para que no se viera su cabeza a través de la ventanita. Me dio un vistazo que traduje como un "te mataría si no estuvieras muerta", y luego se levantó despacio, lo suficiente para alcanzar a mirar por la ventanita.

Se agachó de nuevo y me hizo señas con la mano para que me acercara.

Me  sentía como en una película de espías. Incluso la música de espías sonaba en mi cabeza.

Me agaché junto a él.

—Espera. —Asentí con mi cabeza y él se levantó para volver a mirar por la ventanita —. Ahora —susurró cuando se volvió a agachar y yo me levanté para mirar.

Ahí estaban los tres: 

Reggie y Alex sentados en el sillón, mirando a Luke que estaba de pie afinando su guitarra mientras le hablaba de algo.

Me mordí el labio al verlo con su musculosa.

Pero aclaremos algo: yo no sería Isabella Scott si no tuviera mala suerte o si no me pasara nada. 

Y por su puesto, ahora no hubo excepción.

No sé en qué momento se me ocurrió apoyar mis manos en la puerta, como si eso me ayudara a ver mejor.

Pero ahí estaba yo, con mis manos apoyadas en la puerta, mirando como bobita a Luke, cuando hice fuerza y empujé la puerta.

Igual de rápido que Reggie comiendo hot dogs, me agaché para quedar a la altura de Willie.—Hay que irse.

—¿Pero qué...? —Lo interrumpí.

—Ahora. —Willie no alcanzó a decir nada más hasta que aparecimos en la playa.

—¿Qué pasó?

—¿No sentiste cuando empujé la puerta?

—Dime que es broma.

—Me encantaría que lo fuera.

—Eres una pésima espía.

¡Sí era un momento espía!

After DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora