La apuesta

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Ese mismo día, pero horas más tarde, me encontraba parada en el barandal del muelle, haciéndome ánimos para lanzarme.

Después de haber ganado 1 partida, Alex nos dijo que en verdad la última vez jugó tenía como 13 años, por lo que no creyó que pudiera ganar, por lo menos, una partida. Finalmente él ganó el juego.

Sin duda me sorprendí, creí que iba a ganar Luke ya que él llevaba la delantera en un momento, pero de un momento a otro Alex lo pasó.

En resumen los puntajes quedaron así: 

Alex: 4

Luke: 3

Reggie: 2

Isa: 1

-Recuerda traer una conchita de mar o una piedra cuando subas, para saber que en verdad llegaste hasta la arena.- Ese acuerdo surgió a la mitad de la partida. No estaba muy segura de aceptar, porque ya iba perdiendo, pero aún quedaban partidas en las que podría rebasar a alguno, así que finalmente acepté, no debería haber aceptado. Ahora Reggie me lo recordaba.

Me sentía como Anne, cuando tuvo que saltar al lago en juego de gemelas, al menos conservaba mi ropa.

-¡Quiero ropa seca cuando salga! ¡un buzo, por favor!- sólo grité, no di vuelta ni un milímetro para verlos, para no perder el equilibrio.

-Recuerda nadar hasta la orilla, no trasladarte.- avisó Luke. Malditos términos

-¡Te vamos a esperar en la playa!- me avisó Alex. No esperé más, suspiré y salté en lo que supuestamente era un piquero, aunque nunca lo aprendí a hacer bien, mientras tomaba aire.

Era obvio que no iba a morir, aunque tomara un litro de agua de mar, pero aún así, como por instinto, tomé aire.

Nadé hasta lo más profundo, toqué la arena, pero debía encontrar un conchita, en plena oscuridad, comencé a tantear en la arena con mis manos. Me dio bastante asco, en mi búsqueda toqué mucha basura, mucha basura, al final tomé lo que sentía como una piedra. Nadé hasta la superficie, pero cuando salí del agua no me desesperé por respirar, no me había dado cuenta que, al parecer ya lo estaba haciendo hace un buen rato. 

Comencé a nadar hasta la orilla, sin soltar la piedrita, a lo lejos vi tres figuras en la oscuridad, así que continué nadando hasta llegar a ellos.

-Aquí está la piedra.- se la pasé a Alex.

-A ver.- Reggie la tomó de las manos de Alex, la examinó y luego se la pasó a Luke, quien le dio un vistazo y la volvió a tirar al mar.

-Te demoraste un montón ¿qué te pasó?- se dio vuelta a mirarme, yo aún no creía que, luego de haberme demorado un mundo para encontrar esa piedrita, él la acabara de tirar al mar.

-Además de que no veía nada, hay mucha basura ¿y la ropa?.-literalmente estaba goteando, era obvio, acababa de salir del mar.

-Oh, acá.- Alex se dio vuelta y se agachó para tomar la ropa que estaba en la arena, para luego pasármelas.- también te traje zapatillas.- ¿acaso este chico puede ser más lindo? Merecía un chico así en mi vida, o por lo menos en mi muerte.

-Gracias, Alex. ¿volvamos?-en cuanto terminé la pregunta ya nos encontrábamos en el garage. Excelente servicio. Fui hasta el baño y me saqué toda mi ropa, incluso la ropa interior, ya que esta igual estaba mojada, para colocarme el buzo que me había traído Alex. Colgué la ropa que me saqué en la barra de la pequeña ducha que había en ese pequeño baño. De todas formas los chicos nunca entraban a este baño, así no me preocupaba que llegaran a ver mi ropa interior.

El problema no era que me pudiera resfriar o algo gué a esta casa ese espejo ya estaba, y nunca lo cambiamos a pesar de estar un poco roto en los bordes

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El problema no era que me pudiera resfriar o algo gué a esta casa ese espejo ya estaba, y nunca lo cambiamos a pesar de estar un poco roto en los bordes.

Salí del baño y me senté junto a Alex en el sillón

-¿y los chicos?

-fueron a la cocina, yo acabo de volver.

-¿podemos comer?

-Eh.. no, pero les gusta pasearse.

-Oye, Alex, gracias por la ropa.

-De nada.- me sonrió.- no sabía tu talla, así que supuse que esa te quedaría bien.

-Tranquilo, está genial. Además que me quede un poco suelta lo hace más cómodo.

-Isa, estábamos hablando con los chicos de pasarte este sillón a ti para que duermas. 

-No, Alex, ustedes duermen aquí; además ¿Luke no les dijo? puedo ir a dormir a casa de mis abuelos, tienen un cuarto extra, y no van a saber que estuve durmiendo ahí.

-¿Pero estás segura de que siguen en su casa?- asentí con mi cabeza.- ¿los fuiste a ver?- lo miré detenidamente y volví a asentir.

-Fui el mismo día que llegué. No me sentía bien y luego de mis padres, ellos eran los que me ayudaban cuando me sentía mal.

-Fue un golpe duro ¿no?

-Tuve... la esperanza de que mis padres no habían muerto.

-¿por qué?

-Llegué sola, así que pensé que, si había aparecido solo yo, era porque solo había muerto yo.

-Entonces lo siento por haberte traído de vuelta.

-No, está bien; si no traían de vuelta habría pasado quizá cuantos años más en esa habitación oscura. Así que gracias también por eso.

-De nada.-se creó un silencio que, en verdad, no fue incómodo.

-El otro día hable con Luke, no se los había contado.

-¿cuándo?

-Ese día que peleamos. Llegó un rato después de que ustedes se fueran.- Alex me quedó mirando, esperando por si tenía algo más que decir.-me contó todo, lo de sus padres.

-¿En serio?-preguntó asombrado, asentí con mi cabeza 

-Sí.

-Es que, no le cuenta a nadie; nosotros sabíamos porque éramos de la banda.

-Lo sé, me lo dijo.-hice una pausa.- o sea, no exactamente eso, pero me dijo que, de alguna forma, había tomado confianza rápido conmigo. Debe ser donde soy igual que ustedes.

-¿Un fantasma?

-Un fantasma, de 17 años, que perdió todo, ah y que mágicamente llegamos al mismo lugar.

-Yo creo que hay personas destinadas a encontrarse.






















After DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora