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—Yo... Uuuhm... Necesito que vengas. —Miré extraña a Willie y volví mi vista a la película para pausarla.

—¿Qué pasó?

—¿Sabes? No creo que sea nada importante en realidad. —Negó con la cabeza, con una mueca en el rostro, y le restó importancia con la mano.

—Willie, ¿qué pasó?

—Vi a... dos personas en los columpios de un parque.

—Ya, ¿y? —No respondió—. ¿Quiénes eran?

—¿Quieres helado? Tengo unas ganas de comer helado de vainilla, ¿o prefieres chocolate?

—Willie.

Dudo unos segundos y luego habló:

—Quizá deberías verlo tú. —Me miró con una mueca de consternación—. Pero son amigos ¿no? —dijo más para si mismo que para mí—. Digo, los amigos igual van al parque.

—¿Quiénes? —pregunté, ya irritada. 

Y en un abrir y cerrar de ojos, ya no estábamos en el Club, estábamos en un parque bajo las pocas estrellas que se alcanzaban a ver en Los Ángeles.

—Allá. —Apuntó con el dedo. 

Di unos pasos en dirección a la pareja sentada en los columpios, intentando identificarlos, entrecerrando los ojos, como si eso permitiera mejorar mi visión.

Mi "respiración" se detuvo en cuanto supe quienes eran.

Julie y Luke.

Cada uno usaba un columpio, los que usaban casi sin impulsarse. Solo estaban sentados ahí. Hablando. Meciéndose tan lento que era casi imperceptible.

Con la vista periférica vi la forma de un cuerpo situándose junto a mí. Supe que era Willie.

—Quizá deberíamos irnos.

—No —alcancé a murmurar. Ni siquiera sé si lo alcanzó a escuchar.

—Isa, esto... Esto no te hace bien. —Se paró frente a mí—. Ya vámonos.

Lo "corrí" con mi brazo, pero lo que en verdad pasó fue que mi cuerpo se movió hacía el otro lado del que estaba empujando y di unos pasos más, quedando de nuevo junto a él.

—Quiero ver que pasa.

—Isa...

—Por favor —respondí tan entrecortado que sentía que ya estaba por llorar, pero ¿llorar por qué? Solo estaban hablando, ¿no?

Pues sí, solo estaban hablando, pero algo en mí me decía que no era solo eso. No era una simple conversación.

Algunos lo llaman intuición. Mi mamá le decía el sexto sentido de una mujer.

No sé que era exactamente.

Pero no era nada de eso. No era la intuición. No era un sexto sentido. 

Era obvio lo que estaba pasando.

Eso no era una simple conversación de amigos.

No a esta hora. No en el parque. No solos. No con esa cercanía.

Willie se ganó otra vez junto a mí y ambos miramos lo que pasaba como si fuera una película.

Una película que para otros sería de romance, pero que para mí estaba siendo categorizada entre suspenso o terror.

Y esperamos.

Esperamos de pie, a metros de distancia de ellos, hasta que pasara lo que tenía que pasar.

After DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora