La visita

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No me había dado cuenta de la hora, y tampoco del día, hasta que Julie me dijo feliz cumpleaños. Por un segundo pensé en volver al garage, pero desistí y fui a otra parte.

Llegué al living de una casa que, al examinarla, no tuve problema para distinguir cuál era. El segundo lugar, en el mundo, al que acudía cuando me sentía mal, que se encontraba justo luego de casa, con mis padres. La casa de mis abuelos se encontraba exactamente igual que la última vez que la vi, hace 5 años.

Comencé a mirar las fotos que habían en marcos, habían fotos que no había visto nunca, probablemente sacadas durante estos últimos 5 años, habían fotos de los padres de mis abuelos; de mis abuelos; de mis tíos; de los primos, yo incluida; y de mis padres. Me detuve en un marco café, en ella había una foto de mi familia, mis padres y yo, junto a mis abuelos, en la playa. Tomé la foto y la aprecié unos segundos antes de dejarla donde la encontré.

Caminé por la casa hasta llegar a la habitación de mis abuelos, ambos dormían, me paré en el marco de la habitación y me apoyé en este para observarlos. Di un vistazo a la habitación y en el velador de mi abuela vi un marco de foto pequeño, hace 5 años no estaba, lo recordaba bien; me acerqué hasta poder tomarlo, era un marco pequeño, pero en él tenía una foto de mi familia, esta vez sólo mis padres y yo; solté la primera lágrima, que cayó en el vidrio del marco y lo dejé nuevamente en su lugar, pero pasé a hacer ruido, con el cual mi abuela despertó.

Miró a su alrededor en la oscuridad, en búsqueda de alguien o algo que causara ese ruido, al no ver nada se sentó en la cama y prendió la luz de su lámpara, con lo que hizo que mi abuelo despertara.

-¿Qué pasó?- mi abuelo, somnoliento, se sentó en su lado de la cama y prendió la lámpara de su velador.

-Creí escuchar un ruido.-comenzó a mirar en su velador, probablemente en búsqueda de si algo faltaba. Detuvo su vista en la foto, que mantenía una línea húmeda, producto de mi lágrima, y la tomó. La examinó unos segundos con el ceño fruncido, con su dedo índice tocó la línea y, con sorpresa, se lo mostró al abuelo.-Está húmedo.- mi abuelo la miró de la misma manera que ella miraba.

No dijeron nada, pero aunque lo hicieran, las palabras sobraban. Por las mejillas de mi abuela comenzaron a correr las primeras lágrimas. Mi abuelo la abrazó y aguantó las lágrimas hasta que su rostro no estuvo a la vista de mi abuela.

Mis lágrimas corrían por su propia cuenta, no aguantaba el hecho de que no podía decirles nada, porque aunque les dijera de todo, ellos no me escucharían.

-Tendríamos que haber sido nosotros, no ellos.- me sorprendí por su comentario y negué con mi cabeza, aunque ella no me pudiera ver.- Nosotros ya vivimos, ya somos viejos, ellos aún tenían mucho por vivir.

-Nadie sabe cuánta vida tiene, Elisa. Era su hora.- mi abuelo trató de ser razonable para calmar a mi abuela, aunque por dentro pudiera estar pensando igual que ella. Bajé mi cabeza y pensé en irme.

-Mi Izzy.-me volteé para mirarla, como si me hubiera llamado. Ellos se separaron y mi abuela tocó la foto con su pulgar, acariciándola.-ella se merecía esto menos que todos.- los miré, arrepintiéndome de mi muerte, como si fuera mi culpa, y solo por el hecho de que, con ella, los hacía sufrir. Me acerqué nuevamente a ella y acaricié su cabeza, sin que ella me pudiera sentir.

-Estoy bien...-susurré. Mi abuela miró el reloj.

-Mi pequeña... ahora estaría cumpliendo 22...

-Y lo vamos a celebrar.- ¿iban a celebrar mi cumpleaños?

-Haría lo que fuera para que, por lo menos ella, estuviera aquí.

-Estoy aquí, abuela.-daba pequeñas acotaciones, como si ellos lograran escucharme, pero eso no importó.

-Ahora ella está bien con sus padres, están tranquilos.- lo miré, de todo lo que dijo creo que lo único que era cierto era lo primero, hasta la parte de "está bien", y ni siquiera de eso estaba segura, aun así, aunque no me escucharan, no les podía decir lo contrario.-Donde sea que ella esté, nos está cuidando. Nos están cuidando, los tres.- mi abuelo secó una de las lagrimas de mi abuela con su pulgar.

-Siempre.-solté.

-Sí.- mi abuela asintió con la cabeza y volvió a dejar la foto en el velador.

-Duerme, cariño, ya es tarde.-mi abuelo puso su mano en la mejilla de mi abuela y le dio un beso, ambos se sonrieron levemente, apagaron sus lámparas y volvieron a acostarse.

-Los amo.- susurré por última vez, antes de, sin despegar mi mirada de ellos, transportarme hacia otro lugar.

Llegué al cementerio, para mi familia, que está viva, yo estaría cumpliendo 22, pero para mí, que no supe del paso del tiempo, estoy cumpliendo 18.

Me senté junto a la lápida y me quedé en silencio.

Se suponía que para mis 18 íbamos a hacer una fiesta gigante, mis padres estaban más emocionados que yo; aún no compraban nada, porque aún faltaba mucho tiempo, pero sí hablaban de cómo sería.

Comencé a pensar en el hecho de que, a pesar de que morí hace 5 años, aun así iban a celebrar mi cumpleaños.

No sabía exactamente a qué se referían con celebrar, pero eso era lo que menos me importaba ahora mismo, lo que en verdad me importaba era el hecho de que, de alguna forma, celebrarían mi cumpleaños.

Mis lágrimas no tardaron mucho en hacerse presente, escuchar lo que pensaba mi abuela, el hecho de que aún me sigan teniendo presente como para celebrar mi cumpleaños, era lindo y mejoraba la situación, dentro de todo, pero el hecho de que mi padres no estarían conmigo este día, sinceramente no lo hacia el día más especial.



After DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora