CAPÍTULO DÉCIMO PRIMERO: PLANES DESHECHOS

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-Buenos días, mija.

Lupe se acercó a la mesa del comedor ante la cual estaba sentada Juliana. Sobre la superficie y frente a ella se desplegaba un impresionante estuche de la marca Faber-Castell, edición especial de 250 aniversario. A simple vista era algo impresionante: cientos de lápices de colores, crayones, pasteles, carboncillos, pinceles, gomas, sacapuntas. El sueño de cualquiera que amara el arte gráfico en alguna de sus formas. Un cuaderno de bocetos, aparentemente nuevo, completaba el cuadro. El bosquejo de un hermoso diseño empezaba a tomar forma sobre la hoja blanca en la que Juliana trabajaba con absoluta concentración. La voz de su madre fue lo que la sacó del trance en el que se encontraba.

-Hola, ma' -le respondió mientras su madre le dejaba un beso en la frente.

-¿Tu amiga sigue durmiendo?

-No. Se está bañando. No debe de tardar en venir a desayunar.

-Voy a poner a recalentar los tamales y a preparar el café de olla, mija -se acercó a observar el estuche de colores con asombro-. Juli, ¿esto es lo que te regaló Valentina en navidad?

-Sí, Lupe -respondió Juliana con una mezcla de mortificación y admiración-. Ni siquiera tengo idea de cuanto pueda costar esto, y prefiero ya ni averiguarlo. Pensé en devolvérselos, pero si sólo hubieras visto su carita emocionada cuando abrí el regalo... No tuve corazón para hacerle el desaire, aunque me mortifique pensar en el precio de algo como esto.

-¿Y tú qué le regalaste, hija?

-Por suerte hice dos vestidos de fiesta para ella, ma' -respondió Juliana con mucho orgullo-; me había dicho que necesitaba algo para un evento y desde que me lo dijo me puse a trabajar en eso. Le hice dos para que pudiera escoger... Y no es por nada, pero quedaron tan bonitos, Lupe; mira...

Juliana tomó su celular y abrió la aplicación de Instagram, encontrando el perfil de Valentina. Localizó la foto que buscaba y se la mostró a Lupita, quien no pudo menos que abrir mucho los ojos y cubrirse la boca en señal de genuino asombro.

-Juli, ¿esto lo hiciste tú? ¿Lo diseñaste tú?

-Sí, mamá... No lo saqué de ninguna revista ni nada -presumió con una sonrisa satisfecha-. Todo lo hice yo.

-¡¡Wow!! -Murmuró Lupe impresionada sin dejar de admirar las fotos-. Los vestidos son muy bonitos, Juli... Y Valentina se ve preciosa. Es tan simpática, tan sencilla; se ve que es muy buena muchacha.

-Lo es, Lupe -dijo Juliana con un suspiro que su madre no alcanzó a notar-; es la mejor amiga que pude encontrar.

-Y a mí me da gusto que cuenten una con la otra, mija; se ve que se hacen mucho bien. -De pronto la expresión de Lupe se hizo más seria y, al tiempo que le devolvía el celular a Juliana, le preguntó-. ¿Y ya me vas a decir qué fue lo que te pasó anoche, chamaca? No creas que no me di cuenta de que habías llorado cuando llegué a la casa.

-Tenía la esperanza de que no lo notaras, Lupita -Juliana se dio por vencida tanto de seguir con su diseño como de evitar los cuestionamientos de su madre, así que empezó a despejar la mesa mientras se disponía a sincerarse-. Chema vino un rato antes de que tu llegaras y... Ya sabes, discutimos.

-¿Otra vez, Juliana? -Preguntó Lupe con un suspiro de preocupación, sentándose frente a su hija mientras la comida se calentaba sobre el comal y el café comenzaba a soltar su hervor, aromatizando la casa a canela y piloncillo-. Mija, apenas tienes unos meses de novia con él y han pasado más tiempo peleando que estando en paz.

-Ya sé, Lupe -Juliana sentía ganas abrazarse a su mamá y pedirle que le dijera que todo estaría bien como cuando era pequeña y su padre hacía de las suyas-. La verdad es que...no sé qué hacer.

EL CIELO EN TU MIRADA - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora