MI CIELO ERES TÚ (Epílogo)

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Gracias eternas a quien es mi soporte, mi faro, mis alas y mi viento, mi vida: mi esposa. Esta y todas mis historias son tuyas.

***

Bahías de Huatulco, Oaxaca, México

Julio 2, 2023.

-Y fue así como llegamos a nuestro viaje tan esperado, Juls...

-Hasta aquí va nuestra historia de amor, bonita, pero aún falta mucho más por añadirle a este cuento que a veces me parece de hadas.

-La nuestra es una historia maravillosa, mi amor... La más hermosa de todas.

La madrugada las había sorprendido tendidas en una manta sobre la arena de una playa, a esas horas, solitaria. Decir que esa noche había sido mágica era, en realidad, un eufemismo. Entre la cena romántica, le propuesta de matrimonio y ese dulce recorrido por su historia de amor, ambas se encontraban embriagadas de felicidad; encerradas en una burbuja intoxicante en la que sólo existían ellas dos y una infinidad de recuerdos, emociones y sensaciones. Por una parte, era como si hubiera terminado un capítulo de su fascinante cronología...y, por la otra, estaban iniciando uno nuevo por el que esperaban con ansias. Ambas sabían que había mucho qué planear y qué hacer; decenas de decisiones que debían tomar en conjunto... Sabían que no siempre y no en todo estarían de acuerdo. Pero de lo que estaban absolutamente seguras era de que querían emprender ese camino juntas, con todos los retos que eso implicara. Y su mayor anhelo era empezar con esa aventura tan pronto como les fuera posible.

-Ahora puedo decir con certeza que esta historia o era contigo o no era, Val -le dijo Juliana con ternura, teniendo como fondo el místico sonido de las olas y nada más-. Quién lo iba a decir cuando te vi aquélla primera vez, que estaba contemplando a mi futura esposa.

-Y nada más porque yo no me percaté de que ahí estabas ese día, Juliana Valdés...de lo contrario, desde ese momento no te habrías librado de mí -le respondió Valentina rodando sobre su costado para poder admirar ese perfil perfecto que nunca dejaba de provocarle admiración y deseo.

-Bendito sea el día en que decidiste ir a comer al restaurante donde trabajaba entonces, morrita -Juliana se acomodó también para quedar de frente a su novia, contemplándola como si de una divinidad se tratara.

-Sí sabes que te amo, ¿verdad, Juls? -preguntó Val, como lo hacía siempre, mientras acercaba sus labios a los de su mujer, colocándole detrás de la oreja algunas hebras con las que jugaba la brisa.

-Sí... Así como tú sabes que yo te amo, ¿verdad?

La pregunta se perdió una exhalación en cuanto los labios se fundieron en un beso delicado y lento que, tras algunos segundos, empezó a volverse candente.

Alguna de las dos mantuvo la lucidez suficiente como para recordar dónde estaban y la hora que era; así que detuvo el beso con infinita dulzura y, sin decir nada, ayudó a la otra a ponerse de pie para luego caminar, tomadas de la mano, hacia la habitación que esperaba por ellas para ser, una vez más, silenciosa testigo de un apasionado encuentro.

***

Suspiros entrecortados, jadeos intermitentes, gemidos profundos interrumpían el silencio de esa madrugada cargada de romance y deseo. La brisa jugaba con las cortinas, abriéndose paso hasta las enamoradas para secar el sudor de sus cuerpos que ardían con las llamas de una pasión que no se extinguía nunca.

Juliana, saciada y laxa, hundió su cara en el cuello de Valentina, aspirando con fuerza los aromas mezclados de ambas, las trazas del perfume que tanto amaba y esa esencia única de su Valentina. Estaba segura de que no existían palabras que pudieran describir lo que le inspiraba esa mujer...lo que sentía en esos momentos en los que una felicidad infinita se mezclaba con las esperanzas de un porvenir prometedor junto a esa criatura que, desde que la conoció, se había convertido en la razón de su dicha.

EL CIELO EN TU MIRADA - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora