Primer Libro "Sensaciones Italianas".
Tara Jones y Dana Martínez son dos amigas ambas latinas, llegan a Italia para disfrutar aprovechando la "desgracia" de una de ellas, en este país tan peculiar y único allí vivirán muchas aventuras y jugarán co...
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Tara.
Le pongo el antifaz y caminó hasta su pequeña mesa de licores
Tomo un vino junto a una copa y vuelvo con el italiano.
Me siento sobre sus piernas, lo que provoca que el italiano se sorprenda, le doy un pequeño beso mientras sirvo una copa.
Tomó un trago y vuelvo a besar al italiano esta vez pasando resto de vinos a su boca, el italiano aprieta mis nalgas con la mano que le quedó libre lo cual me causó una pequeña risa.
Comienzo a quitar su camisa mientras él juega con el dobladillo de mi vestido e ir apretando mi muslo haciendo que se me escape un gemido
—Mmm viste que tan solo con una mano y apenas tocarte te puedo hacer gemir —el italiano sonrío con el antifaz
—Yo soy quien manejó el juego —fui besando su cuello —Yo mando tu obedeces
—No por mucho —se giró sobre el sillón haciendo que sus pies queden sobre este pareciendo como si estuviera acostado boca arriba y llevándome con él.
Con la otra mano se quitó el antifaz
—Prefiero verte —me beso mientras hablaba
—Sacarme las esposas —pidió
Negué y me reí para volver a besarlo.
Comencé a quitar el cinturón
—Sácame las esposas —repitió el italiano
—Deja que lo pienso no —dije abriendo el cierre y corriendo su bóxer para sacar su miembro —Hola juguete —dije para morder mi labio
—Espero que no estés pensando en —No llegó a terminar porque envolví mi boca en su miembro dejándolo son palabras, comencé a meterlo y sacarlo de mi boca suavemente lubricando con mi saliva
—Quítame las esposas —volvió a insistir el italiano
Ante tanta existencia tomé las llaves que se encontraba junto al vino, una vez que le quite las esposas como con fuerza mis caderas
Continuamos besándonos mientras él me sacaba las bragas color rojas como mi vestido y las dejaba en el sillón.
El italiano se giró dejándome debajo de él y comenzó a besar mi cuello dejando marcas en él mientras su miembro entraba y salía de mi interior.
Mis gemidos hacían eco junto a sus gruñidos, de fondo nos acompañaba la música del casino, provocando risa entre nosotros.
Una vez que ambos llegamos él cayó un poco sobre mí pero sin aplastarme, ambos estábamos algo sudados.
