Primer Libro "Sensaciones Italianas".
Tara Jones y Dana Martínez son dos amigas ambas latinas, llegan a Italia para disfrutar aprovechando la "desgracia" de una de ellas, en este país tan peculiar y único allí vivirán muchas aventuras y jugarán co...
"Non tutti amiamo la tranquillità, la pace e l'armonia"
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Dana.
—Se ve que lo nuestro es chocar.
—Si, pero doy gracias que esta vez no me arruines ningún vestido más. —le dije a Andrew.
—Si mal no recuerdo tú chocaste conmigo por eso mi trago terminó en tu vestido.
—Pues al final quien salió perdiendo fui yo.
—Y bueno así es la vida, no siempre es ganar-ganar también se puede ganar-perder.
—¿Y esta vez me toco perder a mí?
—Tal vez ganaste algo, pero aún no lo sabes.
Me gire buscando a Tara pero está ya se había ido.
—Tu amiga se ha regresado a las habitaciones.
—Si claramente ya lo noté. —dije para no demostrarle que realmente no tenía ni idea.
—Y dime algo ¿te gustan las fiestas? —se apoyó a la pared aun mirándome.
—¿Por qué preguntas? ¿Tienes pensado invitarme a una?
—Pues sí, digamos que por compensación por lo del vestido.
No tenía mucho que pensarlo porque claramente que aceptaría, con Tara es divertido, pero no vamos a ningún lado muy alejado porque no conocemos mucho, pero con él tal vez podía alejarme un poco, aunque nadie me asegura que sea un secuestrador y violador, pero todo lo resuelvo sencillamente diciéndole el nombre a Tara, además el anoche habló con el barman así que obviamente lo conoce o no pero bueno ella sabrá qué hacer.
—Bueno ya que lo haces por el vestido si acepto. —dije como si no me interesará mucho, aunque por dentro estaba que daba saltitos un italiano para Dana.
—Bueno, te espero en la recepción a las 10 y por cierto te recomiendo un color, el negro.
—No mandas en mi ropa, pero es un color que me queda espectacular para que voy a mentir.
—Señorita modestia, ya me tengo que ir tengo que arreglar algo con alguien del hotel -dijo pasando junto a mí.
Me quedo parada dándole la espalda para que no vea como sonrió.
Una vez que me di la vuelta, Tara se encontraba apoyada en la pared.
—Que guardadito te tenías lo del italiano, luego me dices a mí, pero bien que tú conoces a un italiano y toda la cosa, pero no me dices.
—Lo mío solo fue una pequeña conversación para conseguir un trago.
—Si aja como digas mañana tú y yo mañana tendremos una charla sobre nuestros secretitos.
