Llovía...

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Capítulo 19

Sesshōmaru

Muy a mi pesar tuve que salir del apartamento dejando a Rin en lugar de acompañarla a donde sea que tuviera que ir, no me agradaba en lo absoluto dejarla salir sola pero, lamentablemente tengo que cumplir con Alessandra sí o sí.

-Más te vale que la regreses sin un solo rasguño- advertí seriamente a Jaken que me esperaba en el lobby del edificio -llévala a donde ella te diga y no quiero saber que la tratas mal- antes de subir a mi auto, le entregué una tarjeta de crédito -asegúrate de que ella no utilice su dinero-
-No se preocupe amo, la cuidaré debidamente- Jaken se despidió de mí y después se alejó regresando al edificio.

A las 8:00 en punto llegué al hotel llamando por teléfono a Alessandra para avisarle que la esperaría en la entrada.

-Vaya que eres puntual- dijo la guapa mujer antes de caminar hacia mí y abrazarme dejándome sentir sus generosos senos sobre mi pecho.
-Es un placer volver a verte- mi cuerpo actuó por sí solo cuando devolví aquel gesto tocando su estrecha cintura.
-¡Mentiroso!- se quejó con un puchero alejándose de mí -ayer me quedaste muy mal, no sabes lo emocionada que estaba por verte cuando llegara al aeropuerto ¿Y qué fue lo que hiciste? Me dejaste plantada mandándome a tu aburrido asistente-
-Lo lamento mucho Alessandra, a decir verdad me fue imposible llegar a tiempo y te pido una sincera disculpa- tomé su mano de dedos largos para llevarla hasta mis labios y besarla.
-Te perdono solo porque espero divertirme mucho este día- no puedo negar que tiene una sonrisa encantadora.

Abrí la puerta del copiloto ayudándole a subir para después rodear el auto y tomar mi posición para emprender la marcha a nuestra primera parada, la constructora Taishō...
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Rin

-¿A dónde quiere que la lleve primero?- interrogó el señor Jaken con cara de pocos amigos.
-Primero iremos a alguna tienda donde venden decoraciones para fiesta, yo le diré el camino- por última vez revisé mi bolso corroborando que tenía la lista de todo lo que debía comprar, mi celular y el suficiente efectivo.
-No es necesario- respondió ofendido -sé en dónde quedan las tiendas cercanas, hay una a menos de quince minutos de aquí así que dese prisa- sin esperar a que pudiera decirle algo más, salió del apartamento obligándome casi a correr detrás de él.

Bajamos por el elevador hasta la recepción del edificio, las recepcionistas me saludaron amablemente como era su costumbre desde que estoy en el apartamento de Sesshōmaru. El señor Jaken me ignoraba totalmente, sé que no es nada personal aún así me gustaría que fuera un poco más amable conmigo.

Afuera ya me esperaba con la puerta abierta de un impresionante Bugatti Veyron color blanco.

-¡Wow! ¿Este carro es de Sesshōmaru también?- jamás había estado cerca de un automóvil así, solo los había visto en las revistas.
-¡Obviamente niña! ¿Por qué rayos iríamos en un auto que no le pertenece al amo?- Jaken rodó los ojos fastidiado -Sesshōmaru-sama solo lo ha usado una vez desde que lo compró, pensé que él nos dejaría el otro carro pero quiso que nosotros fuéramos en este, ahora, suba por favor- no muy contento me abrió la puerta del copiloto para dejarme subir.

Como lo había dicho en el apartamento, llegamos hasta una pequeña tienda en donde pude comprar algunas decoraciones muy lindas. Cuando estaba a punto de pagar, el señor Jaken sacó una tarjeta para entregársela al cajero.

-¿Qué hace?- pregunté atónita.
-El amo me ordenó que pagara todo lo que usted comprara- de nuevo me ignoró y estiró la mano con la tarjeta pero de inmediato lo detuve.
-¡No! No puede hacerlo, todo lo tengo que pagar yo- rápidamente le entregué al cajero el total en efectivo, el pobre chico no sabía ni qué hacer.
-¡No seas necia chamaca! Si el señor se entera me va a regañar, siempre revisa sus estados de cuenta y cuando vea que hoy no hicimos ningún movimiento va a terminar por reclamarme a mí- de nuevo intentó pagar él.
-¡Qué no! ¿Qué no ve que estoy comprando cosas para festejar el cumpleaños de Sesshōmaru? Si pago con su propio dinero sería absurdo-
-¿Entonces todo esto es para eso?- sus ojos saltones se abrieron mucho más al igual que sus labios.
-Pues sí...- respondí encogiéndome de hombros -Ahora deje de discutir y déjeme pagar- antes de que pudiera continuar la discusión, obligue prácticamente al pobre empleado para que recibiera los billetes.

Un seductor enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora