Enfrentarse a la verdad

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Capítulo 64

Narradora

Sesshōmaru no necesitó escuchar nada más, su mente era un completo caos, la temperatura de su cuerpo había aumentado inexplicablemente. Cuando salió del edificio Jaken lo esperaba recargado en la puerta del automóvil, pero en cuanto vio el rostro del peliplata, el anciano comenzó a temblar, nunca había visto tal expresión en su amo.

-¿Qué sucede, Sesshōmaru-sama?- la verdad era que estaba aterrado, su amo no parecía el mismo.
-¡Quítate, imbécil!- algo muy malo tuvo que haber pasado dentro de la oficina de Kojima.

Sesshōmaru subió al coche ocupando el lugar del piloto, mientras tanto, Jaken corrió para alcanzar a subirse en la parte de atrás.

-¿A dónde iremos, amo?- cuestionó sumamente temeroso.
-¡Cierra el puto hocico!, ¡no quiero escuchar ni una palabra o te juro que me las vas a pagar!- su comportamiento no tenía explicación, el peliplata se había. convertido en un demonio que albergaba ira en su interior.

Sesshōmaru condujo a toda velocidad por las calles de Tokio. Jaken temblaba mirando por las ventanas cómo el peliplata se pasaba los altos y esquivaba a los otros coches, en cualquier momento los perseguirá la policía, estaba seguro, pero por suerte eso no sucedió, le parecía un milagro.
No sabía a dónde se dirigía, Sesshōmaru estaba concentrado en el camino y en no estamparse, tenía la mandíbula tensa y los nudillos blancos por la presión que ejercía contra el volante.

No pasó mucho tiempo cuando el anciano reconoció a dónde se dirigían. Era una zona bastante exclusiva, casi escondida en donde se alzaban varias propiedades de gran tamaño. "Pero si aquí vive...", Sesshōmaru se estacionó abruptamente afuera de una de las mansiones más grande.
El anciano miró aterrado como el peliplata abrió la guantera y sacó un objeto envuelto; recordó entonces qué era lo que guardaban ahí y el corazón casi se le detiene.

-¡Sesshōmaru-sama, ¿qué va a hacer?!- su amo salió del vehículo sin preocuparse por cerrar la puerta.
-No se te ocurra seguirme- le advirtió, acto seguido, Sesshōmaru comenzó a caminar a zancadas hasta llegar a la enorme puerta eléctrica.
Uno de los empleados del lugar lo reconoció, era obvio, quién no sabía que ese hombre era el heredero del grupo Taishō.
Aqiel empleado lo dejo entrar sin dudar, sin embargo pronto se vio contra el piso pues el peliplata lo había hecho a un lado con tal fuerza, que terminó sobre el asfalto.

-¡No puede pasar!- le gritó desde abajo, Sesshōmaru le respondió con una fuerte patada en el abdomen. Jaken observaba atónito toda la escena escondido detrás de algunos arbustos.

El peliplata caminó hasta quedar frente a la puerta principal, estaba abierta. Sesshōmaru entró encontrándose con el sitio vacío; había estado en esa casa en el pasado, cuando Sara lo invitaba a pasar el día con ella. No había cambiado casi nada.
Siguió caminando no encontrando a nadie hasta que notó la puerta del jardín abierta de par en par.

Esa mañana Kirinmaru había recibido la visita de Irasue, que como siempre, terminaba en un apasionado encuentro en su habitación, en el despacho o donde sea que tuvieran privacidad.
Ese día no era la excepción, pero después de haberse entregado sobre el escritorio del pelirrojo, salieron a disfrutar algunas bebidas en el jardín de la mansión.

-¿Has hablado con el médico?- le preguntó la peliplata, la "hija" del pelirrojo seguía sin reaccionar.
-Sí, a primera hora, no hay avances, Sara sigue exactamente igual que cuando llegó, no me dan muchas esperanzas- respondió resignado.
-Lo siento, Kirinmaru, aunque esa mujer no sea tu hija lleva tu sangre. ¿De tu hermana no has sabido nada?- era demasiado extraño que Zero siendo la verdadera madre no apareciera en el hospital.
-Parece como si se la hubiera tragado la tierra, tengo vigilado el cuarto de Sara, también tengo gente afuera del hospital y no la han visto en todo este tiempo, Riku tampoco sabe nada de ella- Irasue supo que decía la verdad.
-No puedo creer que no le importe su propia hija- comentó indignada.
-Me duele decirlo, pero mi hermana nunca estuvo bien de sus facultades, mis padres tuvieron que ver en eso probablemente, o quizás así nació, no lo sé, pero ella siempre ha sido así- por mucho que le doliera, Kirinmaru comprendía que su hermana mayor jamás se preocupaba por nadie que no fuera ella misma, después de que él y su difunta esposa registraran a Sara como su hija, la peliblanca se dedicó a disfrutar de su soltería, incluso desaparecía por mucho tiempo, solo sabían de ella por los estados de cuenta.

Un seductor enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora