Una luz de esperanza

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Capítulo 85

Narradora

Todos en la recepción observaron cómo tres extranjeros de cabellera casi blanca recorrían todo el lobby de manera extraña. La mujer parecía no querer estar con ellos y los dos hombres, parecían querer matar a todo el mundo.

—Si haces alguna tontería, te juro que te mataré aquí mismo, Zero, sabes perfectamente que la gente cómo nosotros puede fácilmente librarse de la cárcel —advirtió Sesshōmaru mientras seguía guiándola hasta que estuvieron frente al auto.
—Pues deberías hacerlo de una vez, ya no me importa, de todos modos nunca sabrás en dónde está la malnacida esa —el peliplata apretó los dientes al mismo tiempo que el brazo de Zero.
—Más te vale que cambies de opinión, no tienes ni idea de lo persuasivo que puedo llegar a ser —amenazó.
—Hagas lo que hagas, no hablaré.

El camino en la carretera fue bastante largo, atravesaron el bosque hasta adentrarse en la espesura de este; seguramente podrían asesinarla en ese sitio y su cadáver no sería encontrado sino hasta mucho tiempo después, quizás nunca.

Había una pequeña cabaña abandonada en medio de aquel bosque, la vegetación era tan espesa que la luz del sol apenas y podía filtrarse entre las copas de los enormes árboles.

—Veo que ya tenías todo listo, trabajas rápido —se burló Zero.
—Esa es otra ventaja de contar con el dinero suficiente para poder pagarle a las personas adecuadas —respondió Sesshōmaru.

No había nada dentro de ese lugar, las arañas y el polvo eran los únicos habitantes que encontraron.

—¿Cuál es el siguiente paso, Sesshōmaru? Dime… ¿Qué piensas hacer para que yo hable? —a pesar de la situación en la que se encontraba, Zero se veía bastante confiada.

Tōga se acercó hasta donde ella estaba, en todo el camino no había abierto la boca. La peliblanca lo observó sintiendo que su corazón comenzaba a latir dentro de su pecho; esos hermosos ojos dorados la miraban con desprecio, una mirada que ella conocía bien y que le había provocado tanto dolor en el pasado…













Emma se preguntaba qué era exactamente lo que le habían hecho a Giulia. Solo podía ser testigo de todo el caos que su repentina desaparición generó entre sus compañeros.

Si bien sentía algo de pena por ella, también se sentía aliviada de al menos haber conseguido enterarse quién había ayudado a la tal Zero a secuestrar a Rin, eso solo quería decir que estaban más cerca de recuperarla.

—Quiero que hagas una lista de todo lo que hace falta para mis nietas y envíes a alguien al supermercado —ordenó Irasue.
—Claro que sí, Yōkai-sama, no se preocupe, me encargaré de eso —Emma se sintió muy feliz cuando Irasue le dijo que quería que volviera a ayudar con las mellizas, probablemente era un premio por haber ayudado a averiguar que Giulia era una de las cómplices de Zero, de cualquier manera, estaba muy contenta de volver a estar cerca de las niñas, las había extrañado mucho.
—Y dime, ¿cómo están las cosas con los demás empleados? ¿no sospechan nada de esa mujer?— preguntó Irasue refiriéndose a Giulia.
—Tal cómo sospechar no; sin embargo, todos dicen que es demasiado extraño que haya abandonado el hotel de un día para otro; además, nadie la escuchó o vio salir con sus cosas —la peliplata se acercó a la chica entregándole la ropa sucia de las niñas.
—Quiero que me mantengas informada de todo lo que los empleados comenten sobre ese tema, no sé porqué sospecho que la tal Giulia no estaba sola en todo esto, era imposible que pudiera estar al pendiente todo el tiempo de los movimientos de mi hijo y de Rin; si alguien muestra demasiado interés en el asunto, entonces sabremos de quién se trata— Emma asintió, haría todo lo que le dijeran con tal de atrapar a quien sea que intentara hacerles más daño.











Un seductor enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora