Una noche en el infierno

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Capítulo 56

Narradora

Sesshōmaru se despertó en medio de la noche, Yako estaba ladrando algo desesperado, eso era raro en el cachorro, en casa era el perro más tranquilo, sobre todo a la hora de dormir. Miró en dirección a la castaña, dormía plácidamente envuelta en las mantas color vino; el día fue demasiado extenuante para ella pero estuvo muy contenta y eso era lo importante.

Afuera el viento mecía los enormes árboles del jardín, estaba intranquilo. Se levantó de la cama sin saber bien qué hacer, si bajar y callar al perro o quedarse al lado de Rin y hacer como si no pasara nada; la segunda opción era la que deseaba pero si el perro no se callaba despertaría a todos y lo que menos quería era que al día siguiente Rin se sintiera culpable por qué Yako no dejó dormir a nadie.
Se puso su pantalón y la camisa, ahora se arrepentía de haberse llevado toda su ropa de aquella casa. Intentó prender la lámpara de la mesita de noche, no había electricidad.

Ah y Un tenían un sexto sentido muy bien desarrollado, "la noche no pinta bien", le dijo Un a su hermano, ellos también escuchaban los ladridos de Yako a pesar de estar en los cuartos de servicio. No estaban tranquilos, por eso decidieron salir y checar al perro, tal vez se sentía mal todo por culpa del medio hermano de su jefe que no paró de darle al cachorro de toda la comida que hubo en el festejo, a pesar de que su jefe lo reprendió cuando lo descubrió dándole pastel.

-Si Yako se enferma Rin-sama va a preocuparse- comentó Ah poniéndose una gruesa chaqueta mientras veía a su hermano revisar su arma.
-No estoy tan convencido de que el perro esté así por sentirse mal, será mejor que nos demos prisa y salgamos a verificar que todo esté en orden- respondió Un.

Al salir al jardín notaron apagados todos los faroles que iluminaban el área, definitivamente era algo extraño.

-Vamos a separarnos...- propuso Un -...yo revisaré la parte trasera de la casa, tú ocúpate de esta zona, llámame si ves algo raro-

Dentro de la casa, Tōtōsai, el mayordomo de la familia Taishō se había percatado de la inquietud del perro, tenía el sueño tan ligero que cualquier ruido lo despertaba enseguida y esa noche no era la excepción. El anciano se levantó de su cama, como los demás, también se dio cuenta que no había electricidad por lo que, después de cubrirse bien salió directo al jardín para poder revisar los fusibles de la mansión. Nunca se habían descompuesto, se le daba mantenimiento constante a toda la casa para evitar cualquier falla en los servicios y ahora esto era muy raro.
El anciano se dirigió hacia la parte trasera, cerca del invernadero en donde estaba la caja de los fusibles de toda la casa. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo cuando se percató que varios cables estaban completamente cortados, alguien había entrado a la casa.
Se aseguró de caminar sin hacer ruido escondiéndose entre las sombras de la noche, sabía que tenía que alertar a todos en la casa, ahora entendía porqué Yako no había parado de ladrar tanto, se le ocurrió que sería buena idea dejarlo salir, el perro podría encontrar al intruso y avisar en dónde se escondía. Fue entonces que logró ver a lo lejos a uno de los hermanos que trabajaban como seguridad para Sesshōmaru...

-He visto algo...- avisó el anciano -todos los cables de la electricidad están cortados, alguien ha entrado a la casa- bastó con escuchar eso para qué Ah llamara a su hermano, acto después, Tōtōsai ingresó a la mansión a través de una de las entradas laterales del jardín hacía la escalera de servicio, llegaría más rápido a la habitación de Tōga de esa manera.

Rin se despertó observando a Sesshōmaru a punto de salir de la alcoba...

-¿A dónde vas?- le preguntó con un hilillo de voz.
-Iré a ver a Yako, no se ha callado desde hace rato, vuelve a dormir- respondió sosteniendo la manija en su mano.
-Voy contigo, está así porque no conoce el lugar, debe extrañar su cama- la castaña estaba por levantarse cuando el peliplata la alcanzó evitando que lo hiciera.
-Nada de eso, espérame aquí, afuera está haciendo mucho frío y no voy a tardar nada, lo traeré a la habitación conmigo, de seguro solo quiere verte- después de volver a arroparla en la cama, le dio un beso fugaz en los labios para después salir de la habitación.

Un seductor enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora