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Es lunes por la mañana, como de costumbre mi alarma sonó a las 7:00 AM, me senté sobre la cama tallando mis ojos para intentar despabilarme y di algunos pasos hasta llegar al baño que se encontraba a lado de mi habitación. Encendí la luz y lavé mi cara pasando por mi rostro el jabón formando ligeros círculos, después de algunos segundos, moje mi cara y la seque.

Regresé a la fría habitación y me dirigí al closet, tome la agarradera del cajón y lo atraje hacia mi, postré mi mirada sobre este intentando buscar algo adecuado para el día, el cielo se veía oscuro. Tire todo el contenido al piso y depués de algunos minutos encontré una sudadera y unos jeans negros, combinaban a la perfección. Extendí las prendas sobre mi cama y poco a poco quité la pijama que tenía puesta, me metí la última prenda y miré al espejo la vestimenta que ocupaba, no podía quejarme.

Tomé mi celular y abrí Youtube, reproducí "Don't stop me now" de Queen, la melodía resonaba por las 4 paredes mientras me ponía mis Converse favoritos, hice el último nudo y me pare enseguida. Escuché el grito de mi madre indicándome que pronto era hora de irme al colegio, baje 2 escalones dando pasos grandes hacia la cocina y abrí el refrigerador, no había mucho que pudiera desayunar en poco tiempo, así que agarre la leche y el cereal, lo serví en un pequeño tazón y empecé a meter las cucharadas rápidamente viendo de reojo mi celular, eran casi 7:30.

Dejé el recipiente sobre el fregadero y subí de nuevo hacia el baño, puse pasta dental y empecé a cepillar mis dientes un poco impaciente, escupí lo restante y enjuague mi boca. Con una mano tome mi mochila y fui hacia la puerta, me despedí de mi madre y salí de ahí. Todo el camino estuve pensando como podía arreglar las cosas con Gilbert, ya ha pasado mucho desde nuestra "discusión", definitivamente está muy enojado. 

En inglés toma otro asiento, pero jamás a lado de mi. Así como cuando la clase termina, es el primero en salir, siempre tiene una mirada muy neutra. Lo he visto salir hacia el estacionamiento, pero no he tenido aún las palabras adecuadas para ir, siento que diré algo que lo empeorará y es lo que menos quiero.

Sobre Mariano, comienzo a pensar que Gilbert tiene razón. Cada vez lo siento más cerca y su coqueteo es más descarado, es muy atento y ha sido de gran ayuda en algunas cosas, pero eso no cambia mis sentimientos hacia mi chico australiano, ojalá los celos no lo cegaran tanto.

-Diario de Álvaro, 2015.

[...]

Gilbert

Me mantuve lejos de él casi un mes, estaba muy enojado. Sentí que no me entendía, mis celos eran razonables, ¿qué le pasaba a ese tipo? No cabía duda que todo lo que hacía era apropósito, y me daba mucha rabia que él pudiera hacer lo que yo no. Me encontraba en una posición muy difícil, tenía miedo sobre lo que diría mi familia, y eso era lo que Álvaro no comprendía.

Las clases de inglés ya no eran las mismas, evitaba cualquier tipo de contacto con él, y eso también implicaba que fuera el que se sentara hasta el extremo del salón, algo bueno salió de todo eso, conocí a un chico que era bastante tímido, literalmente le aterraba relacionarse con los demás. Se llamaba Nicolás, tenía el cabello teñido de rojo y utilizaba unos peculiares lentes que lo hacían ver un tanto cómico, pero era bastante agradable.

Nuestras charlas no pasaban de las clases, ya que él prefería estar solo por los recesos, y respetaba mucho eso, aunque me habría gustado que estuviera abierto a nuevas cosas.

Alejandra buscaba cualquier tipo de plan para distraerme, me hacía salir casi todos los días, y si definitivamente no tenía ganas, ella se quedaba en casa conmigo a hacer nuestra tarea o ver películas, era muy ingenuosa sin duda. Nunca dudé de lo mucho que me quería, podía cometer el peor error y se quedaba, siempre me hacía reir como nadie, sacaba desde lo más detestable de mi hasta lo más bello, pues también me tenía mucha paciencia, algo que es muy necesario  si estás de alguna forma en mi vida, así que tú que estás leyendo esto también debes de serlo, te lo pido.

La semana que hacíamos el mes sin hablarnos, decidí confesarles todo a mi papá y a mi hermana. Era domingo por la tarde, como de costumbre estábamos los tres viendo cualquier cosa en la televisión, me estuve preparando mentalmente para cualquier tipo de respuesta, aunque muy dentro de mí sabía que no iba a poder manejarlo si todo salía mal.

-Necesito decirles algo -solté con los nervios a más no poder.

-Claro, ¿qué quieres contarnos? -respondió mi padre enderezándose del sofá para poder observarme de frente.

-Tal vez no será algo fácil de procesar, pero he estado guardándolo por mucho tiempo y necesito que lo sepan -los dos me miraban atentos esperando respuesta de mi.

-Soy bisexual y me gusta un chico.

Puedo jurar que deje de respirar cuando vi sus rostros, mi hermana tenía una mirada muy indescriptible, siempre estabamos conectados, pero esa vez no pude descifrarla. Mi padre se quedó serio sin decir nada por algunos segundos hasta que se levantó y me abofeteó.

Jamás olvidaré aquel golpe, cómo en cuestión de segundos mi mejilla ardía y al girar de nuevo, lo observé y se notaba bastante molesto.

-¿CÓMO PUEDES HACERNOS ESTO? ¿QUÉ HICE MAL? 

-P-papá -no pude articular ni una palabra.

-¡NADA! ¿ESTE ES EL EJEMPLO QUE LE DAS A TU HERMANA? -estaba realmente exasperado, pasó muchas veces sus manos por su cabello y al final las postró sobre su cadera mientras me seguía mirando amenazante. 

-P-pero sigo siendo el mismo de s-siempre.

-¡ESTO NO ES NORMAL, NO ERES NORMAL!

Múltiples lágrimas corrían por mis mejillas, me sentía tan mal por la situación en la que nos encontrábamos.

-¡VETE A TU CUARTO! NO TE QUIERO VER -finalizó extendiendo su brazo señalando las escaleras.

Hice caso y subí los escalones que  sentí como cada vez se hacían más eternos, no sin antes ver por unos segundos a Veronica, estaba cabizbaja pero la escuche sollozar un poco, me partió el corazón y segui mi camino. Entre a mi cuarto y enterre mi cara sobre la almohada, ésta poco a poco se mojaba y ahogue un grito, jamás me había sentido de esa forma.

[...]

Me encontraba en la entrada de la preparatoria dudando de entrar, lo pensé y decidí hacerlo, no quería tener más problemas de los que ya tenía. Físicamente también me encontraba terrible, mis ojos estaban muy hinchados y mis labios con varias marcas por tantas veces que los hice sangrar.

-Pff, ¿mala noche? -habló alguien detrás mío, lamentablemente conocía de quien se trataba.

-¿Y a ti qué te importa? -respondí a la defensiva girándome para verlo, era Mariano.

-¿La verdad? Nada, no me interesa en lo absoluto. Solo quería venir a mostrarte algo -sacó su celular del bolsillo y en este había una foto de él junto a Álvaro, pude notar que estaban en un parque de diversiones.

-¿No nos vemos increíblemente bien juntos? Espera, yo sé que es así -agregó soltando un suspiro, que estúpido.

-Wow, realmente me sorprendes cada vez más, cuando pienso que no puedes ser más descarado, lográs superar mis expectativas hacia ti.

-Que aburrido eres, yo solo vine a presumirte mi felicidad. Porque si, Álvaro es mi felicidad.

-Tal vez, pero ¿estás seguro de que es mútuo? No quiero que salgas lastimado, Marianito- palmee su espalda un segundo y noté que me fulminaba, reí secamente al notarlo.

-Si tanto estás de altanero, ¿Quieres apostar por quién se queda con él?

《Tiene que estar bromeando》Pensé.

-No, porque él no es un cosa. Y si me disculpas, tengo que irme. -me marche de ahí queriéndole romper la nariz, bien merecido se lo tenía.

Mi nombre entre tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora