Gilbert
No vi a Álvaro en todo ese día, ni siquiera contestó mis mensajes; al día siguiente no me habló en ningún momento, aunque en la clase tuve la sensación de que alguien me estaba mirando. Al sonar el timbre quise ir detrás de él, pero cuando voltee ya no estaba.
Así pasó también al otro día, pero esta vez salí minutos antes con la excusa de ir al laboratorio por algunas cosas, cuando escuche ruido por los pasillos corrí al salón y pude verlo como se dirigía al baño. Seguí sus pasos hasta entrar a aquella habitación blanca con grandes espejos en donde no se encontraba nadie, solo él y yo.
Él estaba cerca de los lavabos pasando agua sobre su cara, cuando cerre la puerta dio un brinco mientras nuestras miradas se encontraban por el espejo, de sus mejillas caían algunas gotas, a los segundos bajo su mirada y agarro una toalla de papel dando toques suaves para secar su cara. Me acerque a él pero tenía su mirada fija al piso, sus manos estaban dentro de sus bolsillos y no dijo nada.
-¿Qué te está pasando? No veniste hace unos días, y ahora ni siquiera me hablas-no recibí respuesta alguna.
-Álvaro, te estoy hablando. Mírame-dije demandante. El más bajo hizo caso y me miro directamente a los ojos, sus mejillas mostraban un tono carmesí, sobre su labio había una marca roja que parecía haber sido provocada por un golpe, en cuanto él notó que mis ojos bajaban a sus labios, se quitó de enfrente mío y se dirigió a la puerta, pero fui más rápido y lo tome del brazo antes de que saliera.
-Dime quién te hizo esto-mis manos temblaban.
-No, no quiero hacer las cosas más grandes-su voz se escuchaba tan débil.
-Nadie tiene derecho a hacerte esto. Vamos, dime al menos que pasó.
-No es fácil decirlo, y más a ti que has sido muy lindo conmigo. No quiero que te alejes.
Escuchar eso de él me hizo sentir querido por otra persona que no fuese mi hermana, no quería que todo se fuera a la mierda.
-Álvaro, no me voy a alejar de ti, por eso mismo te estoy preguntando todo esto. Pero sabes qué? Mejor vamos al parque y me lo cuentas, ahí nadie puede molestarnos.
Salimos de la escuela y todo estaba en silencio, algunas hojas de los árboles pasaban frente a nosotros debido al viento que había, mis ojos se mantenían casi siempre en él, yo tenía mis manos metidas en la chaqueta que traía puesta. Por otra parte, él estaba temblando un poco, mi vista recorría todo su pequeño cuerpo, la sudadera que tenía era muy grande y sus jeans le quedaban perfectos.
Después de caminar aproximadamente 5 minutos, llegamos al parque y aún no había nadie, así que nos sentamos en una banca y me dispuse a verlo hasta que él estuviera listo.
-Está bien, hace años tuve un mejor amigo el cual quería con todo mi corazón, hacíamos todo juntos, pero una vez encontro en mi cuarto un diario en el que escribía y descubrio que yo empece a sentir cosas por él. En ese momento me empezó a decir marica y otras cosas, yo mismo me eche a llorar después de que se fue-sus ojos estaban cristalizados apunto de derramar una lagrima.
-Y en la tarde que fui a tu casa me encontre a ese chico con uno de sus amigos, me empezaron a gritar tantas cosas, yo no aguante y les grite también, así que se acercaron y empezaron a empujarme de un lado a otro. Les grite que me dejaran en paz, y cuando voltee sentí el puño de uno sobre mi cara-soltó un sollozo- me tiro al piso y me escupio.
Realmente me quede anonado, no podía creer todo lo que me había dicho.
-De verdad que me dan ganas de golpearlos, pero tú ni siquiera me dices quienes fueron-pase mi brazo sobre sus hombros y sentí como él ladeaba su cabeza hacia mi hombro.
- Espera, ¿No me vas a decir nada sobre que soy gay?
-Álvaro, soy bisexual. ¿Qué creías que te diría?
Ninguno dijo nada después de eso, permanecimos en la misma posición por mucho tiempo hasta que sonó mi teléfono.
-Mhm era mi hermana, ya terminaron las clases y necesito ir por ella, ¿quieres acompañarme?
-Debo ir a casa, así que nos vemos mañana, G. Fue bueno que hablaramos, gracias por esto-soltó mientras jalaba una de las cuerdas de su mochila.
-No tienes nada que agradecer, Álvaro. Espero y ahora si cumplas con lo que me dices y llegues mañana-musité soltando una risita.
-Lo prometo-dijo para después dar la vuelta e irse.
Mis pensamientos estaban un poco revueltos, me sentía bien con el hecho de que me había confesado lo que sentía, pero también estaba un poco desubicado del por que cuando estaba con él me sentía muy en paz. Mi corazón daba un vuelco cuando lo tenía cerca, y sin contar el hecho de que cuando escuchaba su nombre en los labios de alguien más me ponía tan nervioso.
Nunca había sido creyente de que las personas se vuelven una necesidad, mis ganas de estar con él cada vez eran más grandes, pero aún me negaba a bajar la guardia y dejar que vieran más allá de lo que aparentaba ser, no había explicación para tal sentimiento.
No quería que mi estabilidad se fuera así nadamas, no dejaría que pasara de nuevo.
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Mi nombre entre tus labios
Novela JuvenilGilbert era un chico lleno de sueños y esperanzas que jamás esperó el amor, pero este llegó sin previo aviso. Álvaro era una persona con muchos sentimientos guardados, un pasado lleno de sombras oscuras, hasta que llegó esa persona que le brindaría...