33. Estrellas

1.1K 180 8
                                    

Roxanne:

—¡¿Se fue, como que se fue?!. —Le reclamo a Alister, sin controlar mi enojo y que lo hayamos abordado a las afueras del lugar donde trabajo. —¿A dónde se fue?

—Se supone que regresaríamos juntos, pero ella tomo otro rumbo y.... joder, tenía otros planes y no me los dijo, solo... se fue.

—Florencia no, ella no... no se iría sin despedirse. De nosotras. —Intenta decir Claudia y Alister le extiende un papel.

—¿Qué es-

La pregunta queda corta cuando Claudia la toma y comienza a leerla, conocemos bien a Florencia y cuando acaba Claudia y yo intercambiamos una mirada, sabemos que es su letra y sobre todo la forma de expresarse.

Pero porque..

¿Por qué se iría sin despedirse de nosotras?




(***)




—Está bien, gracias, Arlet. —Cuelgo la llamada y me quito los audífonos, sin dejar de conducir.

—¿Qué dijo? —Claudia pregunta a mi lado, sentada en el asiento de copiloto.

Le respondo enseguida.—Florencia retiro una gran cantidad de dinero del banco, hasta el momento eso es lo único que pudo averiguar por mi.

—¿Dinero? No lo entiendo y ella, la novia de tu hija es policía ¿No? Deberíamos avisar a la policía. —Menciona Claudia, mientras sigo el rumbo manejando.

La hemos buscado todo el día, empezando por la cafetería, donde nos enteramos que renuncio antes del viaje y si eso no fuera todo, también esta lo del banco.

—Con la prueba de una carta de despedida, la policía no pondrá sus ganas en la búsqueda, aunque se lo pida de favor a Arlet y primero debemos averiguar dónde podría estar .—Me sduele la garganta cuando me trago la saliva.—Y decírselo a su hijo. 

Pongo los ojos sobre el espejo retrovisor, Alister nos está siguiendo y Claudia sigue mi mirada.

—Por eso debemos averiguarlo nosotras. —Agrego y doblo la última intersección, antes de parar hacia la vivienda de Nathaniel, la familia Florencia.

Bajo del coche y Claudia hace lo mismo, meto las manos en el saco y pongo los ojos en el coche de atrás, Alister baja de este y luego de darnos una mirada, nos dirigimos a la casa.




(***)




Nathaniel lee la carta en silencio, mientras yace sentado sobre la silla al lado de la mesa, el esta tranquilo, pero su esposa Yun luce preocupada mientras carga a su hijo en brazos y el niño no deja de esconder la cabeza en el hueco de su cuello, trayendo a mi memoria los momentos con mis hijos.

—Nathaniel...—Su voz suena rápido, el hijo de mi mejor amiga se quita los lentes y levanta la mirada hacia nosotros, la preocupación es evidente. —Es de ella.

Mira a Alister.

—¿Solo la dejo ahí?

Su respuesta es asentir y el mismo destello de preocupación en los ojos de Nathaniel, lo tiene Alister.

Los sesenta es solo un númeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora