1. El peor día de las madres

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Central Park, EE.UU.

Roxanne:

Amistades...

Les aseguro que no hay ninguna como la nuestra.

Claudia, Florencia y yo. Las tres nos conocimos en la universidad, mientras nos preparábamos para ingresar y desde ese momento supimos que seriamos inseparables.

Sexy Sisters, bebe.

Y pese a que cada una hizo su vida jamás nos dejamos de ver, aunque Florencia abandono la universidad después de quedar embarazada en su último año del sexy mariscal de campo, Nathan Fisher.

Fueron felices y criaron a su único hijo hasta los últimos momentos de vida de su esposo, Claudia y yo estuvimos presente en el funeral de Nathan y para ese momento ya éramos madres y esposa, y aunque no comprendíamos todo el dolor de Florencia, estábamos ahí para ella.

Florencia se dedicó a criar a su hijo sola y opto por varios trabajos, olvidándose de su carrera de enfermería, hasta que finalmente con los años tomo la decisión de quedarse siendo camarera en una cafetería frente a Central Park.

Es lo único que tiene ahora que ella y su hijo se han distanciado.

Por otro lado estaba Claudia...

Claudia...

Creo que a ella le va mejor de las tres en la actualidad. 48 años y se ve como una flor de la juventud, exitosa y a veces me pregunto si no cagara dinero.

Tampoco puedo decir que le haga faltaba un hombre, porque tenía para escoger, aunque eso no evitaba que siempre me sintiera mal cada vez que se callaba cuando en nuestras conversaciones salía a flote mi esposo y el de Florencia, incluso en la universidad, Claudia jamás se aferró a alguno o al menos uno no era tan importante como para mencionarlo.

Quizás por eso le va tan bien en la vida, mi madre solía decir que un hombre podria impulsarte a seguir o interrumpir tu éxito y siguiendo su lógica, Claudia es exitosa por no tener un hombre con ella a su lado.

Sin embargo aunque ella recalcaba que no deseaba eso en su vida, a veces me preguntaba como sería su vida una vez que estemos en una edad avanzada.

Sin hijos, sin esposo.

Y lamento informar que ese tiempo ya nos empezó a llegar.

En fin, ella sigue diciendo que es feliz así y quien no lo seria al tener un imperio de la moda en tus manos, invitaciones a galas exclusivas, fiestas extravagantes y citas a montones.

Su vida era el que cualquier mujer joven quisiera.

Y luego estaba yo.

Diseñadora gráfica, casada con mi mejor amigo, quien ahora era un piloto de una aerolínea importante. Madre de dos hijos.

Tenía la vida perfecta, sin problemas y el sueño de cada mujer que esperaba formar una familia como yo y como me inculto mi madre.

Era todo lo que quería. Era exitosa, hermosa y tenía mi vida.

Hasta que llego ese día.

Uno espera rosas y chocolates, un abrazo de tu esposo y tus hijos, no una confesión de la que claro nunca tuve ningún indicio.

—¡Soy Gay!

—¡Estoy embarazada!

Y eso fue lo peor, porque me di cuenta que no conocía a mis hijos.

Como resultado discutimos y a los pocos meses, Beck abandono la casa y quien le siguió fue mi hija embarazada, que no solo estaba soltera, sino que sus preferencias giraban hacia el ámbito bisexual.

Los sesenta es solo un númeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora