Roxanne:
Reviso los modelos nuevos en mis manos y subo la mirada en ocasiones, observando desde el escritorio de mi oficina a Benedic, se encuentra hablando con un cliente, calmado y con una sonrisa en el rostro. Dice un par de palabras más antes de colgar la llamada y se levanta, acercándose a mí.
De pronto siento un toque de nervios al recordar nuestra situación, la cual no hemos hablado hasta ahora, enderezo la espalda y me siento correctamente sobre la silla.
Finjo seguir revisando los modelos en las hojas y siento su sombra delante de mi.—Buenas noticias.
Levanto la mirada y me encuentro con su sonrisa, mi mirada se detiene en sus labios y me obligo a subirla a sus ojos.
—Tenemos más trabajo para este fin de semana. ¿Es buena noticia, no?
—Mientras fabriquemos dinero lo es.
Me pongo de pie, ya que se ha inclinado demasiado hacia mí. Rodeo la mesa, apartándome de él.
—Podemos trabajar juntos.
Me detengo. Benedic me sonríe.
—Dos mentes trabajan mejor. ¿No?
En la cama también.
Concéntrate, Roxanne.
—Benedic.
—Y hablar de lo que sucedió.—Se acerca a mí, no me muevo y su rostro queda a centímetros del mío.
Los ojos de Benedic bajan a mis labios y el deseo empieza a consumirme, apoyo las manos sobre su pecho y mordisqueo mi labio.
—Sé que dije que iba a disculparme si no estaba conforme, pero... no solo fui yo el del beso ¿No?.—Me pregunta con un emoción en los ojos.—Roxanne.
Sus manos van a mi rostro y acerca su boca, rozando mi labio, me inclino para besarlo y perderme en él.
—¡Roxanne Baxter!
De todas las personas justamente esta mujer.
¿Qué demonios hace Leah aquí?
Ambos nos giramos y ella está en la puerta, con un traje elegante y ambas manos a la cadera, mirándome con recelo.
Junto las cejas.—Leah.
Benedic aparta las manos de mi rostro y ambos nos separamos, me da una mirada indicándome que va a retirarse y lo hace.
Suspiro volviéndome hacia Leah y al ver que él ha cruzado la puerta..—¿A que debo el honor de tu feliz visita? ¿Quieres un café o algo?
—Basta de hipocresía, Roxanne
Abro los ojos.—¿Hipocresía? ¿Dónde quedo el llevarnos bien de tu cena? Me dices eso y luego vienes a mi trabajo a mostrarme otra cara.
—Lo cínica te queda corto, Roxanne Baxter.
Junto mis cejas.—¿Vas a insultarme o me dirás que carajos quieres?
—Y salió la verdadera Roxanne.—Me suelta.—No soy estúpida.
Sonrio.—Aclarármelo no hará que deje de pensar que si.
—Sé que estuvo contigo anoche.—Me suelta ignorando mis palabras.
Alzo las cejas, con ligera sorpresa.
—Lo seguí.
¿Y no entro a interrumpir nuestra bella noche?
Claro que no, se nota el rojo en sus ojos. Pero eso no me importa, si Leah sufre o no no tiene que ver conmigo.
—¿La culpa te hace callar, Roxanne?.—Me suelta con una sonrisa.
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Los sesenta es solo un número
ChickLitRoxanne tomo malas decisiones que la alejaron de sus hijos y que lograron separarla del hombre que amaba, ahora ella desea recuperarlo todo. Claudia es la dueña de una agencia de modas, soltera toda su vida, entrando a la menopausia e interesada en...