ii. Caspian

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Sus ojos verdes comenzaron a abrirse lentamente, su cabeza le dolía al igual que sus piernas y cuerpo, termino de abrir sus ojos, encontrándose con un chico parado frente a ella.

— ¿estas bien? — le pregunto, era pelinegro y tenía la ropa más sucia de lo normal.

— ¡ah, un chico guapo! — gritó asustada cubriendo su cara con su brazo, el chico frente a ella se sonrojó levemente.

— ¿quien eres? — dijo agachándose para verla mejor, ya que estaba medio sentada en el
suelo.

— ¿donde estoy? — quito el brazo de su cara — auch, mi cabeza.

— estas en Narnia — contestó obvio.

— ah, Narnia... — asintió — ¡¿espera, Narnia?!.

— ¡shhhs! — tapó su boca.

— quítame las manos de encima.

— si, perdón — hizo lo pedido — no contestaste mi pregunta, ¿quien eres?.

— soy Nailea — respondió tomando la mano que el le extendió para ayudarle a pararse.

— ¿Nailea? ¿como la reina? — preguntó — espera un momento...¡por Aslan! ¡tu eres la reina!.

— si — se encogió de hombros — ¿tu quien eres?.

— soy el Principe Caspian X, alteza — hizo una reverencia.

— ah — se limitó a contestar.

Ambos se fundieron en un incómodo silencio, sin saber que decir, ella no sabía cómo apareció ahí, lo único que recuerda es que salió corriendo de su casa y después todo se volvió negro.

— ¿como llegaste aquí? — dijo — creí que...

— jamás volvería, si, yo también lo creí — suspiró con pesadez — lo único que recuerdo es estar corriendo, me golpeé contra algo y desperté aquí.

Caspian se la quedo mirando por un tiempo, si, el había tocado el cuerno, pero no esperaba que apareciera tan pronto, ademas, venía sola y no con la demás realeza.

Comenzaron a caminar por el bosque, sin tener idea a donde ir, ella trataba de no pisar su vestido, pero le fue inútil ya que era bastante largo.

— ya los escuché — habló Caspian, ella, que iba al frente, volteó a ver que pasaba.

— ¿te encuentras bien, o quieres ir a un...? — alzo una ceja.

— es que yo creó que hay que esperar a los...¡oh! — exclamó un tejón — ¡la reina Nailea! ¡la increíble! su alteza, encantado de verla — se inclinó ante ella — ¿y los demás reyes?.

— no tengo ni idea — contestó despreocupada, si estaban con Susan estaban bien.

Caspian siguió caminando, al igual que Nailea que lo siguió.

— ¡bien, déjanos! dudo que los otros sean tan comprensivos.

— tal vez vayan contigo — dijo un enano siguiéndolos — quiero verte explicando todo a los minotauros.

— ¿quienes son? — le susurró ella.

— no se — le contesto de la misma manera, ambos soltaron una risita — espera...minotauros — se volteó — son reales.

— obviamente, duh — dijo ella viéndolo.

— y tienen muy mal carácter.

— y ademas son inmensos.

butterflies, edmund pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora