viii. Nightmares

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— ¿a que te referías con que los volviste invisibles para protegerlos? — preguntó Lucy una vez ya dentro de la mansión.

— era el modo más sencillo de protegerlos de la maldad — contestó el hombre.

— esto es interesante — Nailea tomó el brazo de su novio soltando el de Eustace.

— y aterrador — completó el azabache.

— oye, no me sueltes — dijo el rubio tomándose nuevamente de su brazo.

— ¿miedo, rubia? — lo miro divertida, Scrubb la soltó rápidamente y se enderezó — era broma, Eustace, toma mi brazo si tienes miedo.

El chico suspiró y volvió a tomarlo, para seguir con su caminata dentro de la gran casa.

— ¿hablas de la bruma? — preguntó Edmund al señor.

— hablo de lo qué hay debajo de esa bruma.

Rose tosió, ella venía caminando lentamente y con dificultad atrás de ellos, Nailea lo noto, por lo que soltó el brazo de ambos chicos y camino donde su abuela de corazón, para sostenerla de la mano.

— ¿estas bien? ¿quieres volver? — preguntó, Rose asintió sin parar de toser — ¡chicos! — la pelirroja llamó su atención — volveremos con los demás, Rose no está bien.

— ¿todo en orden?

— ¿voy con ustedes?

— ¿que le sucede?

— no es nada solo — la mujer mayor comenzó a calmar su tos — volveré all, quédate Nai.

— no, ni lo sueñes, andando.

Dicho eso, ambas salieron de la mansión, encaminándose al viajero del alba nuevamente, dirigiéndose a la habitación donde hospedaron a Rose.

— gracias, cariño, pero puedes quedar... — no terminó su oración ya que volvió a toser.

— voy por agua — la chica se levantó a las apuradas y fue a la "cocina" del lugar, sacando un vaso de agua y llenándolo hasta arriba, seguido de volver a la pieza de la mayor — aquí tienes.

— ¿por que lo haces? — preguntó una vez que su tos se calmo.

— ¿hacer que?

— eso que siempre haces, protegernos a todos y dejarte por último a ti — aclaro — desde que eres una niña lo haces.

— no sabia que lo hacía — suspiro — es solo que...no quiero perderlos, tu, Ed, Lu, Caspian, Reep e incluso Eustace — dijo, haciendo reír levemente a la Leonina — son muy importantes para mi, no quiero que nada les pase.

— ¿y si algo te pasa a ti?

Nailea se quedó callada, pensando en que responder, hasta que finalmente dijo: — prefiero que algo me pase antes que a mis seres queridos.

Rose sonrió, acariciando la mano de su nieta — te críe bien, lo hice.

— ¡volvimos! — el grito desesperado de Lucy las sacó de su burbuja — ¿todo bien? ¿necesitas algo Rose?

— descansar — dijo, Williams se levanto y le sonrió a su abuela de corazón.

— cuídate.

— siempre lo hago.

. . .

Era de noche, Nailea dormía tranquila junto a Rose, quien la había sacado de la habitación unas tres veces, pero la pelirroja no se iría ni loca.

butterflies, edmund pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora