iv. Stupid Peter

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Caminaron por bastante rato, hasta llegar a su destino, los centauros se pusieron a los costados del camino mientras que los reyes y Caspian pasaban por el centro.

Las criaturas extendieron las espadas al aire, todos se quedaron mirando el lugar, Edmund y Nailea aún seguían con las manos entrelazadas.

Los primeros en avanzar fueron los reyes de Narnia, Caspian se quedó un rato más admirando el lugar, hasta que decidió entrar con ellos.

El lugar estaba lleno de trabajadores, los chicos pasaron por el centro.

Nailea soltó a Edmund, que había quedado mirando todo con Peter y Caspian, mientras que ella se había ido con Susan y Lucy.

— ¿que fue ese beso? — preguntó Lucy, Nailea solo la empujó levemente.

— Peter — llamó Susan — ven a ver esto.

Los tres chicos caminaron donde las tres chicas, para llegar a unas paredes de piedra pintadas.

Pasaron una antorcha frente a ellas, había
una, de lo que vendría a ser Nailea, peleando junto a Peter con sus espadas.

En otra, estaban los cinco chicos al lado de sus correspondientes tronos, y muchas más.

— somos nosotros — susurro Susan.

— ¿en donde estamos? — preguntó la menor.

— ¿no lo reconocen? — los chicos no dijeron nada, Caspian tomó la antorcha que alumbraba el lugar y comenzó a caminar, guiándolos.

El lugar comenzó a ponerse oscuro, Lucy se aferro a la mano de la pelirroja, que imitó el acto pero con Edmund, quien acepto gustoso poniendo un brazo por sus hombros.

El principe dejo que el fuego su antorcha prendiera otra y asi sucesivamente, dejándoles una perfecta vista del lugar.

En el centro de todas las figuras talladas en las paredes, había una de un león, que era Aslan.

La mesa de piedra partida al medio estaba en el centro, junto a un enorme arco de piedra detrás de ella.

Lucy fue la primera en caminar, seguida de los demás, la pequeña colocó una mano en la mesa y volteó.

— debe saber lo que hace — susurró.

Nadie respondió, solo se dedicaron a mirar el lugar, hasta que Peter habló.

— creo que depende de nosotros — contestó firme.


. . .


La tarde cayó, los centauros vigilaban al rededor del lugar con atención.

Los reyes y el príncipe estaban dentro, hablando sobre un plan que Peter decía.

— es solo cuestión de tiempo — aclaró este — las tropas y maquinas de guerra de Miraz están en camino, significa que esos hombres no protegen el castillo.

— ¿y usted que propone que hagamos, majestad? — preguntó Reepicheep.

— debemos preparar...

— debemos planear...

Dijeron Caspian y Peter al unísono, la pelirroja casi se ríe si no ser porque tapo su boca.

— nuestra única esperanza es lograr ser los primeros en atacar — soltó Peter.

— es una locura, nunca han penetrado ese castillo — contradijo Caspian.

butterflies, edmund pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora