ii. I Believe You

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A la mañana siguiente se levantaron por el ruido de la lluvia, Nailea adoraba que lloviera, amaba encerrarse en su habitación a leer y tomar chocolate caliente, pero esta vez no fue así, Peter apareció por su puerta invitándole a pasar con ellos, tal vez no se aburriría tanto, así que acepto.

Gastrovascular — leyó Susan — pon atención, Peter, Gastrovascular — Edmund, que estaba abajo de una silla haciendo quien sabe que, suspiró.

— ¿es del latín? — dijo, mas bien preguntó, mirando a Nailea, quien asintió.

— si — dijo Susan

— y significa el peor juego jamás inventado — Edmund se levanto del suelo. Peter soltó una risita junto a Nailea, quien tapo su boca para que no la notaran.

Susan, enojada, cerró el diccionario en su regazo.

— vamos a jugar a las escondidas — propuso Lucy emocionada, parándose frente a Peter.

— pero, lo que estamos haciendo es muy divertido — soltó sarcástico, Nailea casi se ríe si no ser por morder su labio para que las carcajadas no salieran, Edmund la miro con diversión.

— ¡por favor, una vez, Peter! — insistió — una... — hizo puchero.

— uno...dos...tres — empezó a contar mientras se levantaba.

— ¿que hacen? — dijo Edmund mirándolos.

— cinco...seis...siete...ocho — siguió Peter.

Nailea se levantó y salió corriendo de la habitación, bajo y subió muchas escaleras, buscando donde esconderse.

Siguió corriendo hasta llegar donde un mueble enorme, lo abrió y se metio dentro, cerrando las puertas y mirando por la puerta, que había dejado entre abierta hasta que Peter termine de contar.

Peter ya había terminado de contar, cuando...

— ¡regresé, estoy bien, no paso nada! — gritaba Lucy mientras corría

— no hables, ahí viene — dijo Edmund atrás de las cortinas.

— yo...creo que no entendieron de que se trata el juego, ¿verdad? — dijo Peter una vez que llegó donde sus hermanos menores.

— ¿no se preguntaron donde estaba? — habló Lucy.

— ese es el punto, de eso se trata este juego — explicó Edmund.

— ¿significa que ganamos? — apreció Susan arrastrando a Nailea de la mano.

— Lucy no quiere que juguemos más

— estuve...lejos por horas

Los cuatro la miraron como si estuviera loca, Lucy los guió hasta el armario donde se había escondido, explicándoles todo.

Susan corrió los chalecos enormes y palmeó el fondo del armario, al igual que Edmund lo hacía atrás de este, buscando lo que decía haber visto Lucy.

— Lucy, aquí no hay nada más que el fondo del ropero — dijo Susan una vez que salió de ahí dentro.

— un juego a la vez, Lu — habló Peter — no tenemos tu imaginación — Los tres Pevensie caminaron hasta la puerta, mientras que Nailea la miraba sorprendida.

— ¡no lo imagine! — les grito, los tres voltearon nuevamente

— Lucy, ya basta

— ¡pero no estoy diciendo mentiras!

— yo te apoyo — soltó Edmund avanzando

— ¿en serio? — frunció el entrecejo. Nailea seguía estática en su lugar, mirando el armario, como si ya supiera de lo que estaba hablando.

butterflies, edmund pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora