iii. ¡Welcome Again!

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— ¡Edmund! — gritaba Lucy — ¡Nai! ¡Ed!.

— ¡Lu! — gritó esta nadando hacia la castaña.

— ¡Lucy! ¡Nai! — se oyó el grito de Edmund.

— ¡¿que esta pasando?!— Eustace.

Una sombra los tapó por completo, era un barco.

— ¡Eustace, nada! — le afirmó Lucy.

— ¡¿que sucede?!.

— ¡cállate y has lo que te ordena! — grito la pelirroja, que fue sujetada de Edmund por el brazo y siendo arrastrada con el.

— ¡Eustace, rápido!.

— ¡rápido, vengan! — exclamó Edmund jalando el brazo de su novia y nadando.

— ¡sigan nadando!.

Del barco se tiraron un grupo de personas, una de ellas tomó a Lucy por la cintura.

— ¡tranquila! ¡te tengo! — exclamó esa voz reconocible.

— ¡Caspian! — habló emocionada la menor.

— Lucy — imitó.

— ¡chicos, es Caspian!.

Nailea detuvo sus movimientos y se vio sujetada por un tipo, pero Edmund la jaló a el antes de que este la agarrara.

— celoso hasta en los peores momentos — susurró para si misma.

— ¡tranquilos, muchachos!, ¡ya están a salvo!.

— ¿estamos en Narnia? — preguntó el azabache.

— si, están en Narnia — contestó Caspian.

— ¡no quiero estar aquí! ¡quiero volver a Inglaterra! ¡Inglaterra! — chillaba Eustace.

Lucy y Caspian se habían parado en una plataforma que los hizo subir hasta el barco, hasta el momento de ahora, Caspian no había sacado la mirada de encima de Nailea, cosa que ella no notó, pero su novio si.

— Caspian te mira mucho — le susurró abrazándola y acercándose a la plataforma, que había bajado para dejarlos subir a ellos.

— no seas bobo, Ed, y subamos de una vez por todas.

Los dos se subieron en ella y terminaron por subirse al barco, totalmente empapados.

— fue emocionante — decía Lucy al mayor.

— ¿que los trajo hasta aquí? cuéntame — la tomó por los hombros.

— no tengo idea...

— ¡Caspian! — llamó Edmund cuando ellos avanzaban, el se dió vuelta y vio a Nailea jadeando por tanto nadar, siendo abrazada de los hombros por Edmund.

— ¡Edmund! ¡Nai! — les sonrió pasándoles una toalla por los hombros.

— me alegra verte — sonrió ella abrazando su espalda.

— lo mismo digo — la miro con una sonrisa.

Edmund solo trato de no rodar los ojos y seguir caminando, no quería ser así con ella, además, confiaba en su novia y sabía que si alguien que no era el le coqueteaba, ella lo golpearía hasta dejarle la cara siete tonos de rojo diferentes.

— ah, Nai, tengo una sorpresa para ti — continúo Caspian sacando a Edmund de sus pensamientos.

— ¿en serio? adoro las sorpresas, mientras no sean calcetines, todo bien — suspiro, el muchacho la miro divertido.

butterflies, edmund pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora