8.

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De: Jake

«Hola Teddy ¿Pizza y película esta noche? Estaré solo en casa, a la seis. Avísame si vienes. Te quiero.»

―Uh, pizza y películas ―canturreó Finnick, viendo por sobre mi hombro el mensaje.

―Tú tranquilita en casa, ¿eh? ―avisé acusándola con mi dedo índice.

Ella se quejó.

Para: Jake

«Ahí te veo, Pete. Igual. oxox.»

Sonreí y me guardé el teléfono en el bolsillo trasero de nuevo.

Volví a mi casillero y lo cerré.

Todo estaba perfecto de nuevo. Jake me había animado el día, ya no me sentía tan preocupada por lo de Carter. Aunque claro, tenía el examen de química pronto, pero había estado estudiando hace mucho, tal vez Wolowitz tuviera alguna consideración conmigo. Era una esperanza vacía, pero nada costaba soñar.

Así es, todo estaba perfecto de nuevo..., hasta que alguien dijo mi nombre:

―Ey, June. ―El tono de voz, pronunciación lenta... Dios mío, podría reconocerlo en donde fuera: Brice Sommers.

Me giré lentamente. Él estaba parado detrás de mí, con su uniforme de fútbol. El sudor corría por su frente y sus mejillas, las cuales estaban sonrojadas, lo que lo hacía tierno, atlético y sexy, todo a la vez. Mi corazón martilló, la sangre subió a mis mejillas, mordí mi labio un inferior y tragué grueso.

―B-Brice... Hola ―comencé a balbucear, sintiéndome como una completa idiota―. ¿Qué haces aquí? ―interrogué con el nerviosismo latente. Luego me di cuenta que no debí haber dicho eso, sería como si lo estuviera corriendo―. Es decir, no tienes clases en este pasillo hoy. ―Y ahora me sentía estúpida, pensará que lo acoso―. No es que yo sepa todo tu horario... ―Solté una risa nerviosa (sí me sabía su horario). Brice estaba allí parado mirándome con un atisbo de humor en su semblante. Resoplé inquieta y decidí callarme―. ¿Necesitas algo? ―pregunté, y luego capturé mi labio inferior con mis dientes para evitar decir otra incoherencia.

―De hecho ―confirmó―. Pasaba por aquí con la intención de encontrarte para preguntarte si podrías aconsejarme algún buen libro para el ensayo de literatura. ―Juntó sus manos en forma de suplica, haciendo una de esas caras con las que quieres darle todo.

―Oh... claro, el ensayo. ―Suspiré aliviada―. Desde luego.

―Bien... estaba pensando que tal vez podríamos ir a la biblioteca mañana, a escoger el libro... si tú quieres.

Y aquí es donde pensé: «¿estará tratando de ganar un tiempo a solas conmigo?» Obviamente no era así, él solo quería que lo ayudara, pero a mí gustaba pensar que lo hacía porque quería estar conmigo en la biblioteca.

―Está bien.

―Genial. ¿No habrá problema con tu novio? ―Metió las manos en los bolsillos de su short deportivo.

―¿Te refieres a Carter? ―Solté otra pequeña risa nerviosa―. No, no, el otro día lo entendiste mal. Yo no soy su novia, él sólo... se burlaba de ti. ―Una mano nerviosa rascó mi nuca.

―Oh, entiendo. Es genial. ―Sonrió mostrándome sus hoyuelos.

Sentí mis piernas flaquear. Era tan adorable, hermoso y perfecto.

―Sí... entonces... ―divagué―. ¿A qué hora mañana?

―¿Te parece a las cinco en la biblioteca? Tengo práctica de tres a cuatro y media ―explicó con una sonrisa.

TEDDY (vol. I, II y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora