Capítulo 2

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Pasar por el detector de metal fue todo un reto. Con Barnes se me había ocurrido la excusa perfecta, que en sí no era mentira, tenia su brazo prostático y no se lo podía sacar en ese momento porque íbamos a demorar mucho la fila y bla, bla, bla.

Mis guantes por suerte estaban bien escondidos en mi mochila, gracias a unos buenos amigos, ningún detector lo iba a marcar cuando pasaran.

En ese momento ya estabamos encima del avión comercial, con destino a Europa.

Tenía a mi misión sentado a mi lado, bastante tenso por la situación. Todavía no me había pedido explicación alguna por lo que sabia que en cualquier momento lo iba a hacer. El avión ya tenía las luces apagadas y solo un par se veían prendidas pero varios asientos adelante. Al ser un vuelo de 12 horas, la gente aprovechaba a dormir. Pero mi acompañante era la excepción. Se lo veía mas despierto que nunca, siempre alerta.

¿Hace cuánto no duerme como debería?

Ser un prófugo del gobierno, de tu propio país, te mantenía atento las 24 horas del día. Apostaba lo que sea que incluso cuando dormía podría sentir todo lo que pasara a si alrededor.

Sentía un poco de lástima por él. No había elegido su destino. Solo había sido un muchacho lo suficientemente valiente para anotarse en el ejercito, pero muy desafortunado al caer en manos de HYDRA. En su expediente pude leer todo lo que habían hecho con él. Literalmente lo habían deshumanizado completamente, a tal punto de ser solo un arma.

Le habían lavado el cerebro, para poder borrar cualquier recuerdo que pudiera tener de su antigua vida. Y si eso no había sido lo suficientemente cruel, lo habían encerrado por años en una cabina de criogenizacion. Estuvo congelado y sin recuerdos por décadas y solo lo despertaban cuando necesitaran de sus servicios.

Pero había asesinado a ciento de personas y por ese motivo debíamos tenerlo vigilado. No sabíamos si el Soldado podría volver a despertar, y es por eso que yo estaba allí, para evitar que algo malo sucediera y obviamente para protegerlo de quien lo quiera lastimar.

En mi apartamento cuando terminé de leer todo lo que necesitaba saber sobre Barnes, me hice una promesa. Una que no estaba dispuesta a romper. Y era que no iba a dejar que este hombre siga sufriendo, ya había tenido mucho para una vida y definitivamente no merecía mas.

No me había dado cuenta que el susodicho me estaba mirando. Mejor dicho, me estaba analizando. No sabia hace cuánto tiempo habia estado de esa forma, pero seguramente fue demasiado para llamarle la atención.

Nuestros ojos se cruzaron y su entrecejo ya fruncido, se juntó aún más. No sabía que es lo que pasaba por su mente en ese momento, pero hubiera pagado lo que sea para saberlo.

—Hay alguien de SHIELD que está tratando de protegerlo y por eso me mandaron a mi. — Comencé a hablar de la nada, haciendo que se relaje por lo menos un poco. Hablaba bajo, pero lo suficiente para que me escuchara. Tampoco quería despertar a todo el avión y hacerles saber que el Soldado del Invierno estaba aquí. — Yo solo soy la que esta cargo de que estés a salvo de HYDRA y de cualquiera que este buscándote. Puedes hacerme cualquier pregunta y yo voy a tratar de responderla.

— ¿Quién es esa persona? ¿A caso es Steven Rogers?— Sabía que esa iba a ser la primera pregunta.

—No. Bueno en parte sí, pero se me dio una orden estricta y es que Rogers no se entere de esto.—Eso pareció confundirlo y es que yo también lo estaba.

Ése hombre había iniciado la búsqueda del Soldado, pero sin embargo no podía saber que yo ya lo había encontrado y que él era mi misión. Tenia a mi lado al mejor amigo del Capitán América, el cuál pensó que estuvo muerto por mas de 70 años y no puede saber por lo menos que está bien, y que lo están cuidando. Me parecía injusto, pero había una orden que yo debía cumplir.

Mírame || Bucky Barnes x Daisy JohnsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora