Un grito de sufrimiento me despertó de mi agradable sueño. Sin entender que ocurría me levanté desesperada del sillón. Había dejado que Bucky durmiera en la cama porque no había forma que yo pudiese trasladarlo hasta la sala. Además le había dicho que íbamos a turnarnos, por lo que esa noche le tocaba a él.
Me sentía desorientada, no tenía ni idea que hora era. En las ventanas ,que estaban al lado de la entrada, no veía ningún atisbo de sol o siquiera luz. Traté de hacerme una nota mental de bajar las persianas porque claramente no lo había hecho, pero dudaba que me acordara.
Miré a mi al rededor tratando que saber de dónde había venido el grito, pero todavía seguía muy dormida para entender que era lo que sucedía. Hasta que se escuchó nuevamente y supe de inmediato de donde provenía.
Jamie.
Corrí por el pasillo hasta el cuarto donde se suponía que ese hombre estaba durmiendo. El sueño se había esfumado completamente y ahora estaba atenta a cualquier amenaza que me pudiera encontrar del otro lado de la puerta. Con mis sentidos alerta, entré y miré hacia lis costados esperándome ver agentes de HYDRA para atacar. Pero no había nadie.
Solo había dos personas dentro de esa habitación, una era yo y la otra era Bucky. Se encontraba sacudiéndose en la cama, sus manos estaban cerradas en puño y los brazos tensados. Gemía de dolor y eso partía mi corazón en mil pedazos. No me gustaba verlo así para nada, pereferia mil veces al gruñón de mal humor que esto.
Con mucho cuidado me acerqué al borde de la cama, no quería asustarlo y que de alguna manera reaccione mal. Sus cejas estaban fruncidas y su rostro mostraba de todo menos paz y tranquilidad. Cualquier cosa que sea que estuviese soñando, lo estaba haciendo sufrir y mucho.
Traté de agarrarlo de los hombros para mantenerlo quieto, ya que no dejaba de moverse. Pero pareció tener el efecto contrario al que quería. Su cuerpo se endureció y comenzó a removerse aun mas.
—James...— Lo llamé y lo zarandee fuertemente para que logre despertarlo de la tortura.— ¡James!
Mi grito fue suficiente porque sus ojos se abrieron completamente y se sentó en su lugar. Su rostro estaba completamente serio y no mostraba ninguna emoción. Respiraba de forma frenética y noté que con su brazo de verdad no estaba haciendo fuerza, en cambio el de metal seguía con su mano hecho un puño.
Definitivamente algo no iba bien.
—¿Jamie?— Pregunté dudosa y me moví muy lentamente para tenerlo de frente. Tenía miedo que el hombre que tenia frente a mis ojos no fuese Bucky sino que fuese él. El soldado del invierno.
No recibí respuesta de su parte, ni siquiera una mirada o algo que me indicase que me escuchaba. Realmente me empecé a asustar, no tenia ni idea como sacarlo de ese trance. No sabía como ayudarlo. Revolví mi cabello tratando de pensar que hacer, algo que pudiese traer a mi protegido de vuelta. Hice lo único que se me ocurrió, tal vez iba a terminar perdiendo pero valía la pena intentarlo.
—Mírame, Barnes.— La desesperación se adueñó de mi voz y mi cuerpo. Temblando coloqué mis manos en su cara para obligarlo a mirarme. Parecía no enfocarme, es como si mirara sobre mi.
Para él yo no me encontraba allí. Seguía en su pesadilla y debía sacarlo de ese mal sueño que lo había seguido a la realidad.
Solo en sus ojos se podía ver lo asustado, perdido y confundido que estaba. Su respiración seguía siendo rápida y pesada parecía no calmarse. No podía verlo de esa forma tan vulnerable, él no se merecía eso.
—Mírame. Estoy aquí.— Tragué saliva. Me acerque aun más a su rostro, tratando de que me viese. Finalmente, fue ahí cuando sus hermosos glaciares se conectaron con los míos.— Estoy aquí y no me voy a ir a ningún lado, nunca.
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Mírame || Bucky Barnes x Daisy Johnson
Acak-Mírame, Barnes-. La desesperación se adueñó de mi voz y mi cuerpo. Temblando coloqué mis manos en su cara para obligarlo a mirarme. Parecía no enfocarme, es como si mirara sobre mi. Para él yo no me encontraba allí. Seguía en su pesadilla y debía...