Capítulo 12

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No podía creer que Bucky me estaba besando. Sus labios eran suaves, tal como lo había imaginado. Finalmente estaba sucediendo la que quería hace tiempo. Sentía que mi corazón iba a explotar en cualquier momento de la emoción y sorpresa. No había esperado que el finalmente diera el primer paso. El beso estaba cargado de ternura y ambos mostrábamos el cariño que no sabíamos que teníamos por el otro.


Fue en ese momento que me di cuenta que no quería besar a ningún otro hombre que no fuera él. Ningún beso que haya dado antes se comparaba este, los otros carecían de la energía que se podía sentir en ese momento era algo que nunca antes había sentido. Bucky se separó para que podamos respirar punto. Sus ojos Se volvieron a unir a los míos. Sus ojos mostraban un brillo  diferente al que aparecía cuando contaba algo emocionado. ¿Era ese el brillo del que Bobbie me hablaba?

Esbozó una sonrisa, una de esas verdaderas que tanto me gustaban, y yo no pude evitar imitarlo. Me sentía tan bien, tan feliz y emocionada, que tenia miedo que todo esto fuese un sueño y la alarma me despertara en cualquier momento. Tenia terror que me quitaran la alegría que estaba experimentando. Pero todavía tenia su sabor en mi boca, que me tranquilizaba y me dejaba en evidencia que eso realmente estaba pasando, que no era ningún sueño y nadie me iba despertar.

Acarició con ternura mi mejilla.

—¿Así que soy un criminal para ti? — Alzó una ceja molestándome. 

Mis mejillas se volvieron coloradas. Me avergonzaba mucho la verdad y eso que no estaba acostumbrada a ir sonrojándome frente a cualquier hombre. 

—Bueno, es que todavía tienes a todo un país buscándote. — Respondí divertida, deseando que no viera lo ruborizada que me encontraba.  

Me acercó nuevamente hasta estar a solo milímetros de sus labios. A los míos ya le urgían la necesidad de volver a tocarlos y seguir conociéndolos. Estaba segurísima que iba a ser mi propia adicción de la cual no iba a tener cura. Despegó su mirada azulada y la bajó hacía mi boca, que seguramente debía estar ligeramente rosada por lo que acababa de pasar. 

—Hacia tiempo que quería besarte.— Susurró y sus caricias no cesaron. 

—Hasta que al fin lo hiciste, ya estaba pensando que eras un cobarde. —Bromeé un poco cohibida y soltó una risita.

— Incluso yo mismo lo estaba pensando. Cuando te tenía en frente la valentía se iba por la basura porque no estaba seguro si me ibas a corresponder...—Se detuvo y soltó un suspiro. Luego esa hermosa sonrisa se volvió a asomar.— Pero esta vez fue diferente.

Tenía razón. La diferencia con las otras veces es que, de manera indirecta pero a la vez muy directa, le había dado a entender que me gustaba. Le había dado la luz verde que necesitaba para seguir. 

Decidí dejar de hablar y por fin darle a mis labios un poco de su nueva droga. Esta vez fui yo quien empezó el beso. Era tan dulce. Sus movimientos eran lentos, como para asegurarse de no cagarla por lo que me arriesgué y le dio permiso a mi lengua a encontrarse con la suya. Un hombre de noventa y seis años me estaba dando el mejor beso de mi vida, si se lo contaba a alguien sin contexto de seguro que me mirarían raro. 

¿Hace cuánto no besaba a alguien? ¿Desde 1943? Dudaba mucho que HYDRA le haya dado ese tipo de placer o algo que lo hiciera sentir bien por una vez. Tal vez yo era su primer beso después de mucho tiempo y pensar eso me ponía aún mas feliz. Tener ese privilegio era algo emocionante y de lo que estaba muy agradecida. 

Coloqué mis manos detrás de su cuello y el bajó las suyas hacia mi cintura. De repente parecía que ya no estábamos en la helada Rusia, mas bien me sentía en el desierto de Sahara porque la temperatura en el ambiente comenzó a subir. Mi mente se dio cuenta que Jamie seguía sin camiseta, que su torso estaba completamente desnudo, cosa que no ayudó porque ahora estaba teniendo pensamientos inapropiados sobre él. Nos volvimos a separar y esta vez sus glaciares estaban oscurecidos por lujuria. No duramos mucho distanciados porque a los segundos volvió a besarme pero esta vez con mas intensidad. Ahora él me estaba dando la luz verde a mi. El calor de su piel no ayudaba en absolutamente nada, sino que empeoraba todo porque estaba comenzando a calentarme.

Mírame || Bucky Barnes x Daisy JohnsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora