Capítulo 6

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—¿Qué crees de este? — Salí del probador con un jean negro entallado, pero esta vez "entero",  y un sweater con cuello de tortuga color verde musgo. La verdad es que me quedaba bastante bien, lo mas probable es que me lo llevara.

Me encontré con un James sentado y un par de bolsas en una mano, mientras que la otra estaba hecha un puño y en esa apoyaba su mejilla. Puede ser que lo haya arrastrado por el centro comercial por horas. La idea era que él se comprara ropa, cosa que hizo, pero luego me distraje con una tienda y luego con otra y después con la que le seguía. Me tenía que entender, hace tiempo no iba de comprar y estos lugares tenían cosas hermosas.

—Es el mismo que te has estado probando por veinte minutos, solo que de otro color. —Rodó los ojos, sin embargo no despegaba la vista de mi. 

—Pero no es lo que te pregunté.

—Opino lo mismo que las otras veces...te ves fantástica con cualquier cosa.— En ese momento si apartó su mirada y estaba segura que era porque estaba colorado por lo que dijo.

Con una sonrisa de suficiencia volví al interior del probador, cerrando la cortina detrás mío. Por supuesto que sabia que me veía fantástica, como él había dicho, pero me gustaba cuando me lo decía. Suspiré de alegría mientras me sacabas las prendas que iba a comprar y volvía a ponerme las mías. 

Una vez en la caja, decidí que iba a llevarme lo último que me probé. James me miró como si hubiese hecho una buena elección. Nos retiramos del local y fuimos directamente al patio de comida.

El shopping era enorme. Cuatro pisos tenía y en cada uno había algo distinto; en el primero, un par de tienda de chucherías; en el segundo, tienda de todo tipo de ropa; en el tercero, locales de comida rápida o restaurantes con platos mas elaborados; en último, estaba el cine y una parte de juegos para los mas chicos. Habíamos paseado por todos los pisos para conocer y mirar maravillados la decoración del lugar. Incluso para mi era demasiado moderno y elegante, no me puedo imaginar lo que sintió Barnes al ver  candelabros gigantes y pantallas con promociones por todas partes.

Barnes había salido de su trabajo y vinimos directamente así hacíamos las compras que le había dicho el día anterior. Pero ya se había hecho de noche y unas tiendas atrás se me había ocurrido la idea de comer aquí. Él había aceptado con gusto, suponía que estaba bastante hambriento.

— ¿McDonald's? — Leyó el cartel del restaurante de comida rápida en el que íbamos a pedir. Se lo veía un poco incómodo porque estábamos rodeados de niños corriendo por todas partes. Aunque eso no me importaba porque él debía probar esas magnificas hamburguesas, se lo había perdido por años y era hora de que las degustara.

— Es el mejor lugar de hamburguesas de toda la historia. No importa lo que diga el resto ni que te digan que están hechas de ratas, son las mejores.— Prometí. 

Se dispuso a ver la carta que estaba en las paredes y se lo veía desconfiado mientras leía sus opciones. Me acerqué y apoyé una mano en su hombro artificial. 

— Déjamelo a mi, viejito. 

Me dispuse a pedir nuestra orden. Pedí un par de cosas para que pudiera probar, además un super soldado no se iba a llenar con una simple hamburguesa con papas. Me había sorprendido bastante lo mucho que come este hombre, la noche anterior se había comido dos pizzas enteras de las que él había cocinado. Podía entender que las caseras caían mas ligeras que las compradas, pero él era un termita. 

¡Iba a terminar toda la comida de la casa! 

Pero no me podía quejar porque la compraba él.

Lo hice llevar las bandejas hasta una mesa alejada del resto, no podíamos olvidarnos que todavía era un fugitivo de América. Por suerte ese día no parecía estar tan lleno todo el establecimiento, además al ser un día de semana la gente trabajaba y después se iba directamente a sus casa. O por lo menos eso era lo que habíamos notado con Bucky las semanas que llevábamos allí.

Mírame || Bucky Barnes x Daisy JohnsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora