una bomba de tiempo/¿qué tan malo soy para ti?

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Cuando abrí los ojos en la mañana, no tenía idea de que me sorprendía más. En primer lugar, había logrado conciliar el sueño, había dormido por lo menos cinco horas y eso era prácticamente un milagro, la sensación de descanso era indescriptible, me sentí como si todos mis músculos hubiesen sido renovados por algo nuevo y ligero.

Lo que más me sorprendió, en realidad, fue ver a Mateo acostado a mi lado con los ojos cerrados, respirando acompasadamente, inconsciente de todo. Me quedé a mirarlo por un rato, me debatía entre golpearlo y seguirlo mirando. ¿Qué tan borracho había estado? Recordaba brevemente muchas cosas...Recordaba la lluvia, la ropa mojada. Seguía teniendo el pantalón de mezclilla de Chris. Recordé a Mateo intentando vomitar, tragué saliva.

Recordé que me había puesto duro con un leve movimiento suyo encima de mí.

Sé que mis mejillas se tiñeron de rojo y me llevé una mano a la cabeza, ¿Por qué me había pasado eso?

Maldito crio, ¿Qué era lo que tenía que me había puesto así? Estaba muy borracho y por eso mi cuerpo había actuado de manera involuntaria, si, era eso. Un espasmo, una reacción en cadena de mi cuerpo a la que no había tenido oportunidad de negarme. Una bomba de tiempo.

Él estaba de espaldas y eso me hizo sentir enojado, ¿Cómo podía estar tan tranquilo después de lo que me había hecho? Incluso me había quedado dormido aquí, con él... Que desagradable, en cuanto estuviera de nuevo en mi casa me daría un baño y me olvidaría para siempre de todo esto, evitaría volver a ver a Mateo, le explicaría a Chris que no soportaba su parecido con Katharine y que realmente, me molestaba mucho que fuera maricon y no quería tenerlo cerca de mí.

Cerré los ojos un momento y me sentí como un cobarde huyendo de una pelea, no sabía lo que era, solo sabía que no tenía ningún tipo de arma para pelear esta guerra y tampoco estaba listo para enfrentarme a mí. Lo dejé pasar, tragué saliva y respiré varias veces. Solo tenía que levantarme e irme lo más rápido que pudiera, Chris llegaría pronto y si me viese aquí acostado con Mateo...Cualquiera pensaría lo peor. Y es que ¿acaso no había pasado ya lo peor?

Me había excitado con él y si me ponía a recordarlo levemente, podía sentir el hormigueo en la pelvis. Desagradable.

De repente, el pomo de la puerta se movió hacia un lado y yo vi mi vida pasar frente a mis ojos en tan solo dos segundos. Estaba perdido, jodido y acabado, aunque Chris fuera mi mejor amigo jamás podría explicarle esto de manera coherente.

Palidecí y me quedé quieto esperando a que la puerta cediera, Mateo seguía profundamente dormido y me pareció irónico lo fácil que le era ignorar todos los problemas que me estaba causando. Quizá él podía dormir tranquilo porque no tenía la culpa en absoluto.

La puerta no cedió. Otro intento, tampoco.

—¿Mateo? —dijo Chris desde afuera, tenía la voz ronca y parecía un poco apresurado.

Maldita sea.

Si fuese cualquier otra persona, habría sabido como deshacerme de ella, pero era obvio que Chris iba a darse cuenta de todo en este momento. Tenía que hacer algo, sus toques en la puerta no me dejaban pensar con claridad. Mateo se removió en la cama y volteo hacia mí, estaba comenzando a despertarse y cuando me vio, abrió los ojos, sorprendido. Estaba a punto de decir algo, así que antes de que hablara, lo tomé de las muñecas y lo volteé para que quedara de espaldas a mí. Le tape la boca con la mano y le susurré al oído que se callara. Al principio opuso un poco de resistencia, pero al verse atrapado se quedo quieto y cuando estaba seguro de que no iba a gritar, le quite la mano de la boca.

Querido Nicholas,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora