Cuatro semanas después del incidente con Mateo seguía viendo su expresión antes de salir del departamento cada vez que cerraba los ojos. Aquellos ojos bonitos llenos de lágrimas empezaron a perseguirme como un fantasma a todos los lugares a los que iba. Lo vi en cada muchacho de su edad, lo vi en cada persona que tenía el pelo negro. En aquellas semanas la culpa me carcomía y lo único que me ayudaba a sobrellevar aquel horrible sentimiento y...lo de Katharine fue el alcohol.
Una noche sentado en la barra principal del bar de un amigo, pedí una tercera ronda y él me miró con desaprobación. Grant era primo de Katharine y a pesar de que ella se hubiese ido, nosotros éramos buenos amigos. O eso me gustaba pensar, a veces se negaba a servirme más licor o me llevaba hasta la casa cuando las cosas se ponían demasiado extremas.
—¿Otro trago, Nick? ¿No crees que ha sido suficiente?
—Tú solo sírveme, yo pago.
Grant soltó una carcajada, era mayor que yo y a veces me sorprendía lo bien que llevaba su vida. Vivía con su novia, a la cual nunca había querido presentarme, y al parecer tenía todo bajo control.
—¿Qué te ha tenido tan jodido? ¿Es por Kat?
Suspiré. Ya ni siquiera estaba seguro de cual era la causa de este maldito sentimiento. Por un par de meses la había culpado a ella, en las ultimas semanas, a Mateo. Ahora me daba cuenta que el verdadero culpable de todo siempre había sido yo y esa revelación había hecho todo peor. En el fondo sabía que por mucho que lo hubiese intentado, papá siempre había tenido razón. Iba a crecer demasiado para estorbar y hacer daño. Como un tumor.
—No lo sé.
—Vaya, eso es novedad, siempre dices que sí.
—Encontré otra manera de meterme en problemas, ya sabes como es.
—A ver, Nicholas. ¿De que se trata?
No me atrevía a contarle a nadie sobre Mateo y eso estaba haciendo que esta maldita carga fuera aún más pesada, quizá si lo hablaba podría...por lo menos sacarlo de mi cuerpo, compartir esta carga que me estaba empezando a romper las piernas. Además, para este punto ya estaba ebrio, y me sentía envalentonado.
—Le hice algo malo a alguien que no lo merecía.
—¿Qué hiciste?
Esta vez no tuve cara para contarle como me había portado con Mateo. Mientras que todo lo que aquel pequeño había hecho por mí era complacerme...Y lo había hecho hasta que yo le arrebaté las ganas. ¿Cómo podía haber sido tan inconsciente? Lo peor de todo era que recordaba menos que nada de aquel encuentro. Estaba tan borracho, tan lleno de rabia.
Y me había terminado equivocando con la única persona que no tenía nada que ver en ello. Eso solo demostraba que yo era inmaduro y que me faltaba demasiado para decirme a mi mismo que por fin me había convertido en un hombre.
Salí de mis pensamientos para mirar a Grant otra vez, era lunes. El bar estaba vacío y nosotros dos nos solíamos quedarnos a veces.
—Esta este chico que...—comencé a decir, Grant abrió los ojos como platos y me sirvió otra ronda de Vodka.
—¿Un chico?
—Si, un chico.
—Vaya, no dejas de sorprenderme. ¿Qué sucedió?
—Yo...quería experimentar, lo hicimos y después de eso todo estaba bien, las cosas estaban claras.
—¿Y?
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Querido Nicholas,
RomanceCuando Nicholas termina la única relación en su vida que lo ha hecho sentir vivo, se refugia en el alcohol y está dispuesto a hacer cualquier cosa para olvidar a su exnovia. Y entonces conoce a Mateo, tan tímido e inocente como para ser irreal. Nic...