29. La luz y la oscuridad unidos

877 125 51
                                    

Cuando desperté, me encontré con unos cuantos pares de ojos observándome atentos. Will, Adam, Cristal y Jasmine estaban  mirándome completamente preocupados, lo cual me causó algo de gracia hasta que recordé lo que había pasado.

—¿Qué pasó exactamente? —dije haciendo una mueca.

—El demonio estaba sobre ti, pero de un momento a otro tu cuerpo comenzó a emanar mucha energía azul. Mucho más de cuando haces portales —explicó Jas—. Después de eso, el vampiro se espantó y desapareció. Te desmayaste, así que te trajimos con las demás chicas.

—¿Recuerdas algo? —preguntó Adam.

—No —dije de inmediato. No quería contarles aún de la visión que tuve.

Al principio pensé que era real porque así se sentía, tal como con la visión que tuve de la otra Camille y Will. Sin embargo, pude darme cuenta de que no era mi realidad.

—Quizás mis poderes solo se descontrolaron o intentaron protegerme. No lo sé, chicos.

—¿Tus poderes de hechicera o los de alianza? —preguntó Jas.

—A este punto, ni siquiera sé. Necesito un momento a solas, por favor —pedí a lo cual me miraron confundidos, pero no protestaron.

Cuando todos salieron, Will se acercó un poco a mí y entrecerró los ojos.

—¿Qué está pasando realmente, Camille? 

—Nada. ¿Por qué lo dices?

—Has actuado algo raro —dijo—. Las alucinaciones por tu magia.

—¿Aún crees que son alucinaciones?

—¿Has tenido otras además de la que me contaste?

—No, claro que no —dije para no preocuparlo.

—Hablé con Daniel —dijo de pronto—. Le conté lo que te ha pasado.

—¿Por qué hiciste eso? —pregunté con el ceño fruncido—. Sabes perfectamente que no puede bajar y lo último que quiero es preocuparlo por algo tonto que me está pasando.

—No es algo tonto. Además, sabes como es Daniel. Prácticamente me sacó las palabras de la boca.

—Hiciste mal, William —dije algo molesta.

—Es mi hermano, Camille.

—Entonces vete con tu hermano y déjame sola, ¿si? —dije algo agotada—. Necesito descansar.

Hizo una mueca, no dijo nada y solo asintió. Una vez que se fue, me puse de pie de inmediato y sentí un pequeño mareo, pero eso no me detuvo. Era mi oportunidad porque la enfermera no estaba por ningún lado y no habían más pacientes. Me puse las botas nuevamente y verifiqué que la daga mata ángeles seguía allí.

—Patrañas —susurré—. No necesito descansar.

Concentré toda mi fuerza y energía en crear un portal anaranjado con la ayuda de mi anillo. Al principio fue un poco difícil porque realmente me sentía débil, pero de todos modos pude hacerlo. Todo a mi alrededor se movió producto del viento, así que sin pensarlo me lancé en aquel portal que comenzaba a hacerse tan familiar.

Estaba en un cuarto tan oscuro que ni siquiera sabía en donde empezaban y acababan las paredes. Lo único que daba un poco de iluminación eran las distintas puertas que formaban un circulo a mi alrededor. Como siempre, no sabía a cual de todas ellas debía ir, así que dejé que mi intuición me guiara.

Los Caídos #6 - Ángel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora