—No creo que te dejen entrar como si nada —dijo una vez que nos bajamos del auto.
—¿Crees que me importa? —pregunté riendo.
Me miró con el ceño fruncido y sonreí nuevamente para que se relajara.
—Puede lastimarte.
—Puedo cuidarme sola —dije encogiéndome de hombros.
Fui hasta la entrada y me detuve para respirar profundo. Las manos me temblaron un poco, pero no le di mayor importancia. Al entrar al recinto, sentí una presencia extraña. Era una energía diferente a la que estaba acostumbrada y podía darme cuenta de que se trataba de algo malo. Will se acercó, pero se quedó en la entrada. Tal vez este lugar le traía malos recuerdos, pero no estaba segura.
De pronto, el suelo comenzó a vibrar y salió mucho viento caliente, tanto que sentí como si me quemase las manos. Miré hacia todos lados para saber de qué se trataba, pero no había nadie allí. Quizás era algún sistema de seguridad o algo parecido, lo cual me pareció genial.
—¿Qué se supone que es esto? —pregunté a Will, pero este se encogió de hombros.
Miré hacia arriba y vi que una nube negra comenzó a descender hacia donde estábamos, lo cual me causó mucha extrañeza. Cuando aquella nube tocó el suelo, desapareció, dejándonos ver a un hombre joven. Tenía parte de su cara quemada, lo cual me causó escalofríos porque solo pude pensar en el dolor que debió sentir.
—Dejé bien en claro que no quería a ningún estúpido nefilim aquí —dijo con voz fuerte.
—¿Ese es el supervillano? —pregunté a Will, mientras reía y luego miré al hombre—. Sin ofender, amigo mío.
Will abrió los ojos de la sorpresa y negó con la cabeza.
—¿Cómo te atreves? —dijo el villano.
—Disculpa, pero no te ves muy escalofriante que digamos.
—Estás loca. —Me miró fijamente y luego entrecerró los ojos.
Al quedar mirándonos el uno al otro, me di cuenta de que aquellos ojos los había visto antes, pero no estaba segura dónde. Después me fijé en su atuendo tan peculiar: llevaba puesto un abrigo negro al igual que sus pantalones y zapatos. Sus manos, al igual que su rostro, también estaban quemadas y una vez más, solo pude pensar en el dolor que él sintió.
—Deberías irte antes de que te mate —advirtió.
—¿Qué te hace pensar que puedes matarme? —pregunté.
Poco a poco se acercó y de reojo me di cuenta de que Will quiso acercarse, pero le hice un gesto para que no lo hiciera. Cuando el hombre estuvo frente a mí, volvió a mirarme fijamente y esta vez tocó mi mejilla con su dedo índice.
—Blas —susurré sin pensar.
Frunció el ceño totalmente confundido y luego cerró los ojos durante unos segundos. Cuando los abrió, su mirada se suavizó y pude sentir lo que él transmitía. Necesitaba ayuda, pero no entendía con qué. Volvió a cerrar los ojos, sonrió de una manera retorcida y luego me miró con malicia.
De su mano salió luz totalmente negra y me mandó volando hacia atrás. Me golpeé fuertemente contra el suelo y grité de dolor. De seguro amanecería con un moretón en el brazo. Me puse de pie inmediatamente y esperé su siguiente movimiento.
—Sé quién eres —gritó mientras reías—. Eres la chica de la leyenda, pero creí que aún no nacías.
Volvió a lanzar rafagas de luz, pero traté de esquivarlas lo mejor que pude. En un movimiento rápido de sus manos logró inmovilizarme con su magia y caí de rodillas al suelo.
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Los Caídos #6 - Ángel de la muerte
FantasyCon la mayoría de sus amigos lejos de la ciudad, Camille debe enfrentar al ángel de la muerte para proteger a dos importantes personas.