Jasmine
Alguien acarició mi mejilla derecha, mientras hablaba con otra persona. Parecían estar discutiendo por algo, pero no le di mucha importancia porque aún me sentía mareada por lo que pasó antes.
De pronto, me senté lo más rápido que pude y me encontré con un abismo negro que podría succionarte en cualquier momento. Miré a las personas que estaban allí conmigo y quise gritar del susto; no porque ellos dieran miedo, sino porque hace un par de minutos estaban inconscientes y ahora parecían más frescos que una lechuga.
—¿Dónde estamos? —pregunté desconcertada.
—La pregunta es cómo llegaste aquí —dijo Blas riendo.
Camille le golpeó el brazo y le hizo una señal para que me ayudara a ponerme de pie, lo cual agradecí porque me sentía algo débil.
—¿Están bien? —pregunté.
—Mejor que nunca —dijo Cam—. ¿Cómo llegaste aquí, Jas?
Los miré a ambos y sonreí ligeramente, ya que sería una explicación bastante ilógica, teniendo en cuenta los peligros que tomé sin siquiera pensarlo por un instante. De todos modos, les conté en breves palabras todo lo que pasó, ya que quizás ellos sabrían debido a que era la magia de ellos.
—Hiciste bien, Jas —dijo Cam—. No sabías que tan peligroso hubiese sido para todos. Hubiese hecho lo mismo en tu lugar.
—Hiciste lo peor que pudiste, Jasmine —dijo Blas.
—¿Disculpa?
—No me malinterpretes, pero pudiste morir —dijo él regañándola.
—Pero no lo hice.
Los tres nos quedamos en silencio hasta que él volvió a hablar, ya que podía notar por sus expresiones que tenía miles de dudas que quizás ni Cam ni yo podría despejar.
—Si nuestros cuerpos están allá, ¿qué somos entonces? —preguntó.
—Nuestras almas —dijo Cam.
—¿Qué tenemos que hacer? —pregunté.
—Usualmente entro a cualquier portal y me lleva a alguna dimensión de la cual tengo que aprender alguna mágica lección de vida —explicó ella—. Sin embargo, algo me dice que estas paredes negras que parecen portales no son nada bueno.
—Pero tenemos que hacer algo eventualmente —dije.
—Sí, pero puede ser peligroso.
—Yo digo que nos lancemos a una de ellas y que el destino decida —dijo Blas sonriendo—. Los tres juntos por supuesto.
Blas y yo miramos impacientes a Camille porque era la única manera de salir de allí. Finalmente asintió y suspiró cansada, lo cual me hizo reír ligeramente porque ya estaba resignada a hacer lo que el destino le deparara.
—Jas en medio —dijo Blas.
—¿Por qué? ¿Tan débil soy? —pregunté ofendida.
—No, de hecho eres una de las nefilim más fuertes que conozco —dijo él.
—Pero toda aquella energía te debilita, créeme, lo sabemos de antemano —dijo Camille.
Los tres nos posicionamos frente a una de las paredes que parecía no tener fin y pude darme cuenta, debido a la cercanía, que algo en ella se movía como si fueran pequeñas olas negras que danzaban de un lugar a otro, invitándome a entrar en ellas.
Ambos me tomaron de la mano y me sujetaron bien, lo cual me hizo sentir muy nerviosa porque a pesar de ser nefilim mi cuerpo no está acostumbrado a estar expuesto a este tipo de poderes o magia.
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Los Caídos #6 - Ángel de la muerte
FantasiaCon la mayoría de sus amigos lejos de la ciudad, Camille debe enfrentar al ángel de la muerte para proteger a dos importantes personas.