—¡Camille! —gritaron desde afuera.
Después de aquella conversación con Blas, volvimos a la academia y como era ya tarde, nos fuimos a dormir. Jamás pensé que alguien me viniera a buscar a las cuatro de la mañana y mucho menos gritando como loco o loca.
—¿Qué diablos sucede? —pregunté cuando abrí la puerta—. Son las cuatro de la mañana.
—Es Christopher —dijo Cristal intentando respirar pausadamente.
—¿Qué? ¿Qué pasa con Christopher?
—Le dio un ataque.
—¿Un ataque? ¿Ataque de qué? ¿Por qué le daría un ataque si es vampiro?
—No, no entiendes. Atacó la ciudad —dijo preocupada—. Cuando un equipo de nefilim llegó al lugar, ya se había ido. No saben que es él, pero lo reconocí por las cámaras de seguridad.
—¿Crees que esté en casa? —pregunté mientras buscaba mi ropa para cambiarme.
—Es lo más probable. Los demás directores están espantados. Aún no saben que fue él.
—Y no deben saberlo, Tal —dije en un susurro—. No deben.
* * *
Después de llegar a la casa de los Bravhe a través de un portal, me acerqué a la puerta de la casa y entré porque estaba abierta. Cristal no pudo venir conmigo porque debía cumplir con sus deberes como directora, así que me tocaba enfrentar esto sola.
—¿Qué rayos te pasó, Christopher Bravhe? —pregunté en voz alta mientras entraba a la sala de estar.
Serena y Christian estaban allí con él, quien estaba inconsciente en el sillón. Ambos me miraron confundidos y a la vez preocupados, ya que supongo que jamás imaginaron que yo vendría.
—¿Qué pasó? —pregunté.
—No sabemos. Estábamos aquí y de pronto dijo que le dolía mucho la cabeza, lo cual es extraño porque a nosotros no nos duele la cabeza jamás a no ser que algo sobrenatural pase. Se fue de la casa y no lo seguimos porque ya sabes, es Christopher —explicó Serena—. Cuando volvió, vimos que venía cubierto de sangre, sus ojos estaban rojos y aún tenía sus colmillos a la vista. Se desmayó apenas entró a la casa.
—Atacó toda la ciudad y por suerte nadie en la academia lo reconoció —expliqué—. Esto es extraño, muy raro. A pesar de ser bastante loco, Christopher no hubiese hecho algo así en medio de la ciudad.
—Christopher es quien más tiene control entre todos nosotros. Que sea un loco desquiciado es una cosa, pero tonto no es —mencionó Christian.
—¿Y los demás? ¿Dónde están sus hermanos?
—De viaje. Cleo pensó que era buena idea que Valentín saliera de esta ciudad, pero nosotros nos quedamos por Christopher. No quiso irse porque Mia podía volver.
Negué con la cabeza y suspiré. Me acerqué hasta el sillón y me agaché hasta estar a la altura de mi hermano. La piel alrededor de sus ojos era una mezcla de rojo y negro lo que lo hacía lucir escalofriante. Levanté ligeramente su labio y vi que sus colmillos seguían allí, lo cual me sorprendió. Sus mejillas, mentón y cuello estaban manchados de sangre al igual que su ropa.
Me puse de pie, fui a la cocina para tomar un trapo limpio que había allí y mojarlo. Al volver, vi que los chicos estaban sentados en el otro sillón y yo solo sonreí de lado. Era extraño hacer lo que iba a hacer bajo sus miradas atentas, pero después de todo eran familia, ¿no?
Me acerqué a Christopher y con cuidado limpié todas las manchas de sangre que había en su rostro y también en sus manos. Se veía muy pacifico, pero estaba segura de que cuando despertara toda esa paz se iría de inmediato.
—¿Por qué haces eso? —preguntó Christian—. Estamos acostumbrados a mancharnos así...
—Porque es mi hermano —dije interrumpiéndolo— y sé que cuando despierte, se va a perturbar porque algo debió pasarle. Algo fuera de su control.
Ambos nos miramos y él asintió dándome la razón.
—Cosas muy extrañas han estado pasando, chicos y me temo que esto es una de ellas —expliqué.
Dejé el trapo de lado y me puse de pie, pero cuando quise alejarme alguien me tomó de la mano. Volteé de inmediato porque claramente había sido Christopher. Se sentó en el sillón y solo se quedó mirando el suelo avergonzado, mientras aún sostenía mi mano.
Christian y Serena salieron de la sala de estar en silencio y yo me senté a un lado del vampiro. Era difícil de explicar, pero en ese momento sentí que mi hermano me necesitaba aunque no lo dijera.
Lo rodeé con mis brazos y él solo dejó que lo hiciera.
—¿Qué pasó? —pregunté.
—No sé —respondió.
—¿Quieres hablar de ello?
Se separó de mí para poder verme mejor y suspiró profundamente.
—Me dolía mucho la cabeza. Era como si alguien estuviera haciéndome algún hechizo. Se sentía como magia, para aún no logro saber por qué. Luego de eso recuerdo que salí de casa, fui al centro de la ciudad y ataqué a quien se me cruzó por el camino. No tenía control de mi cuerpo, Camille. Solo podía ver lo que hacía y nada más. Era como si alguien más lo hiciera por mí.
—Lo averiguaremos, ¿si? Por ahora debes descansar.
—¿Alguien sabe que lo hice?
—En la academia nadie te reconoció, así que debes estar tranquilo.
Asintió ligeramente y se puso de pie.
—Gracias por venir.
—Está bien.
Me miró por un par de segundos y se fue a su habitación. Estaba algo impresionada porque Christopher no suele actuar así. De hecho, pensé que querría buscar al responsable y vengarse, pero su ánimo no se lo permite. Supongo que ha de extrañar mucho a Mia y está preocupado al respecto.
***
Espero que les gustase <3.
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Los Caídos #6 - Ángel de la muerte
FantasyCon la mayoría de sus amigos lejos de la ciudad, Camille debe enfrentar al ángel de la muerte para proteger a dos importantes personas.